Kurapika y los demás me explicaron rápidamente que el hermano de Killua les había dicho que este había regresado a su hogar.
- Dijo que vivían en un lugar llamado "montaña Kukuru", pero no sabemos dónde queda así que pensábamos buscarlo en alguna de las computadoras del hotel
- Uh, pero no creo que eso sea tan necesario, después de todo la ubicación de la base de la familia Zoldyck no es nada secreta
- ¿Sabes dónde está?
- Escuché a un par de...ejem, conocidos de mi padre mencionarlo algunas veces. Me parece que está en la provincia de Dentora, ubicada en...uh, si no me acuerdo mal debe ser de la República de Padokia o algo así
- Bien, en ese caso sólo tendremos que buscarlo en un mapa... Parásito, ¿vas a venir con nosotros?
Me sorprendió que fuera precisamente Leorio quien me preguntara eso mientras Gon y Kurapika se adelantaban a buscar en una de las computadoras de la recepción. Sinceramente tenía mis dudas, en verdad estaba preocupado por Killua, llevaba tiempo sin preocuparme por alguien que no fuera mi hermana así que estaba algo curioso y asustado al respecto.
Además de que me sentía muy culpable al pensar que posiblemente Killua intervino en mi pelea en parte gracias a mi accidente con las vendas.
Quiero comprobar si en efecto fue así...y disculparme adecuadamente.
-...quiero ver a Killua, pero por más que te vaya a costar creerlo no quiero molestar más a ninguno de ustedes
- Ah, créeme que me cuesta más creer lo que voy a decir pero... No eres realmente una molestia, supongo que se me quedó el hábito de llamarte parásito. Además, tengo la impresión de que a Killua le alegraría verte, ¿No crees?
Esas últimas palabras en su disculpa me hicieron sonreír de manera involuntario, aunque me apresuré a disimularlo lo mejor que pude mientras me cruzaba de brazos.
- Vamos, sólo admite que me extrañarías si tuvieran que separarse de mi ahora
- ¡Ja! ¡Ya quisieras, pequeño!
Leorio me revolvió el cabello con torpeza, el gesto no era ni por asomo tan cuidadoso o tierno como lo hacían sentir Kurapika y Killua, pero aún así me hizo sonreír e incluso reírme mientras ambos nos íbamos a reunir con los otros dos.
.......
Kurapika compró unos boletos para abordar un dirigible que nos llevaría en tres días a una posición bastante cercana de nuestro destino.
Había que tomar el vehículo esa misma tarde, lo cuál tal vez no fue del todo una buena decisión ya que descubrimos demasiado tarde que estábamos en hora pico, lo que significaba que había un tráfico ridículo en toda la gran mayoría de la ciudad.
Probablemente no habríamos llegado a tiempo a tomar el dirigible si Gon no hubiera bajado del auto, haciéndonos seguirlo, y echado a correr para terminar el tramo que nos faltaba a pie.
Normalmente eso se me habría hecho un poco fastidioso, pero comparándolo con la primera prueba del exámen de cazador... esto no era nada para mí resistencia.
Llegamos al aeropuerto incluso con algunos minutos de antelación, mientras esperábamos para que nos dieron luz verde para abordar Gon y Leorio intentaron buscar información sobre el padre del primero en las computadoras del lugar, ya que al ser oficialmente Hunters nuestra licencia nos permitía buscar en algunos sitios de información más privada, o de plano información a la que solamente personas del nivel de los Hunters o superior podrían acceder.
- ______, ¿Puedo preguntarte algo?
- ¿Huh? Por supuesto
Kurapika y yo nos habíamos sentado cerca para esperar, ambos estábamos callados pero no era para nada un silencio incómodo por lo que me extrañó un poco que Kurapika lo rompiera.
- Cuándo llegamos a recepción estabas hablando con alguien...
- Ah, era mi hermana jaja
Me rasqué la mejilla, por un momento había pensado que se podría tratar de alguna pregunta más grave y me asusté.
Kurapika sonrió y bajó la mirada por un momento.
- Ya veo, ahora tiene sentido
- ¿Qué cosa?
- Bueno, parecías muy feliz. Casi tanto como cuando...bueno, no importa. ¿Cómo se encuentra tu hermana?
Me sentí un poco avergonzado por sus palabras iniciales, pero le conté alegremente que Liz estaba muy bien por lo que había escuchado. Además de lo que me había dicho su voz se escuchaba tranquila e incluso algo alegre, así que asumo que no me mintió.
- Entiendo, me alegro. Aunque se me hacía algo curioso que hayas decidido acompañarnos a buscar a Killua en lugar de encontrar la manera de juntar el dinero. No estoy criticando tu decisión, pero fue algo difícil de pasar por alto para mí
- Si, bueno... Sigo pensando si fue la mejor decisión que podía tomar, pero sinceramente creo que nunca podría perdonarme si no hubiera venido
- Ya veo. Me alegra que hayas venido
Kurapika me acarició brevemente el cabello justo cuando por un altavoz una voz clara perteneciente a un hombre anunciaba que los pasajeros de nuestro vuelo ya debíamos comenzar a subir.
Kurapika y yo nos pusimos de pie y fuimos a buscar rápidamente a Gon y a Leorio para poder abordar.
Ya no era la primera vez que me subía a un dirigible, pero está vez estaba notablemente más nervioso que antes. Y es que, a diferencia de las veces anteriores, esta vez Killua no estaba para jugar conmigo o para evitar que me cayera por la borda, lo cuál hacía todo bastante aburrido e incluso un poco triste de alguna forma, por no decir que incluso llegaba a incomodarme notablemente los ratos en los que estaba sin Leorio, Gon o Kurapika acompañandome.
Tal vez eso influyó en que al final me la pasara encerrado en la recámara que compartía con mis amigos durante gran parte del viaje.
Cuando aterrizamos unos días después de inmediato tomamos un tren desde un pueblo no muy grande pero bastante tranquilo, el cual se supone que nos llevaría más cerca de la montaña, mientras que Kurapika y Leorio estaban concentrados pensando cómo haríamos para entrar por Killua, Gon estaba...bueno, él decía que no había problema ya que íbamos "de visita" a ver a un amigo.
Creo que es uno de los mejores ejemplos de cuando la inocencia roza la estupidez, pero aún así le da algo de alivio a lo tenso de la situación.
Apenas bajamos del tren en una ciudad pequeña vagamente cercana a la montaña Kururu nos dispusimos a preguntar a vendedores o transeúntes cómo podríamos llegar a la montaña dónde se encontraba la guarida de los Zoldyck.
Al parecer no era nada complicado llegar a la montaña, el asunto parecía ser aún menos privado de lo he pensaba, ya que incluso había autobuses turísticos que hacían su ruta por ahí y al parecer se detenían justo frente a la puerta de entrada de los Zoldyck. Al menos podíamos llegar fácilmente, aunque entrar... más que seguramente sería un tema totalmente distinto.
- Por favor miren a su izquierda damas y caballeros, ¡Esta es la montaña Kukuru!, el conocido lugar donde vive la familia Zoldyck
No había prestado casi nada de atención a la chica que iba comentando a través de una especie de pequeña radio durante todo el recorrido en el autobús turístico, sin embargo eso me llamó lo suficiente la atención como para hacerme voltear un momento.
- Los Zoldyck son diez: bisabuelo, abuelo, padre, madre y cinco hijos. Todos son asesinos profesionales. En algún lugar de este volcán a 3,722M rodeado por vegetación...
*(No sé porqué dice que son diez si yo conté nueve, pero por si acaso lo dejé así)*
Perdí el interés rápidamente por las palabras de la chica y me limité a mirar de nuevo por la ventana mientras hacía oídos sordos a los comentarios del resto del recorrido.
- _______, ¿Qué sucede?
- ¿Mmmh? ¿A qué te refieres?
- Bueno, has estado muy callado
Levanté la vista y me giré para mirar a Kurapika, estábamos sentados en el mismo asiento con Gon y Leorio enfrente, quienes parecían bastante entretenidos con el recorrido.
- Estaba pensando en algunas cosas... ¿Crees que Killua esté bien? Digo, escuchaste lo que dijo su "hermano", al parecer golpeó a su madre y al que supongo que era otro de sus hermanos. Me suena bastante a que escapó de su casa o algo así... ¿Lo estarán castigando por eso?
Agaché la mirada mientras me abrazaba un poco. No quiero ni imaginar el tipo de castigos que te darían en una familia de asesinos, no creo que maten a Killua pero aún así... No quiero que le hagan más daño.
- No lo sé, quisiera creer que está bien pero... realmente no tenemos manera de saberlo hasta que estemos con él, hasta entonces lo mejor será mantener la calma, sólo así podremos pensar claramente que hacer para ayudarlo
Respiré profundamente y levanté la vista para sonreírle a Kurapika.
- Sí, tienes razón. Debo mantener la calma...
Miré a través de la ventana mientras recargaba mi mejilla en mi mano.
Bien, eso no me ayudó mucho, aunque el último consejo de Kurapika es bastante bueno. Tal vez no debí haber venido, después de todo de alguna forma sólo estoy perdiendo tiempo que podría estar usando en intentar encontrar alguna manera de conseguir dinero, algo muy similar a lo que me planteó Kurapika en el aeropuerto.
Pero por más extraño que parezca no estoy tan preocupado por eso, si quiero ver a Liz de nuevo, pero la llamada me ha tranquilizado bastante.
Ella se escuchaba bien, e incluso alegre... Casi me hace preguntar si de alguna forma está mejor sin que yo esté ahí.