París fue un error (Poèmes) |...

By Scarlet_THK

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Primera parte de Inefable. París fue un error antes se titulaba Poèmes. More

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By Scarlet_THK

Hoy serán 2.984 palabras.

R18

Hinata seguía en el baño, se había hecho solo el ritual de inspiración ya que su compañero no estaba disponible en esos momentos porque decidió preparar la cena.

Se quedó mirando su reflejo en el espejo mientras se lavaba las manos manchadas y reía al pensar en tanta perversión.

Recordó todas las veces que lo hicieron, cada parte de la casa estaba marcada por ellos, incluso la cama de Sugawara y esperaba que el cielo lo protegiera de su ira en caso de que se enterara.

—Era tan tímidamente adorable cuándo hablamos por primera vez — se lavó la cara para bajar su temperatura — Oveja astuta, hoy comeré doble postre.

Koushi estaba terminando de cocinar y Keiji estaba dejando la ensalada en la mesa, habían pasado cerca de veinte minutos y el pelinaranja seguía en el baño.

—Voy a buscarlo — avisó al peligris, este lo miró mientras negaba con la cabeza.

—No, no irás — tomó su cuchara de palo y lo apuntó — si vas ustedes se quedarán ahí y no comerán.

—Si comeré — lo miró, tratando de aguantar la risa al ver su cara de pánico — Tranquilo, solo voy a ver que pasa.

—Akaashi Keiji, te quiero aquí en cinco minutos — le ordenaba mientras el ojiazul se dirigía a buscar al poeta.

Camino tranquilamente por el pasillo, ordenandose mentalmente que solo debía ir, tomar su manito y llevarlo a la mesa.

—Hinata-kun — golpeó la puerta, mientras se desabrochaba su camisa y se maldecía internamente por no hacerse caso— ¿Todo bien?

El escritor al escuharlo rió y decidió que era momento de adelantar el postre, solo quería probar la guinda de la torta.

—Oh~ verás — dejó pasar a su visita— creo que tengo un problema nuevamente y necesito ayuda.

—Así veo — bajó su mirada a la entrepierna del chico que tenía al frente — Yo estoy igual y eres el culpable.

Shouyo contempló detenidamente a su presa, como una leona salvaje observando al tierno y frágil antílope que pastaba elegantemente. Se percató en los botones ya sueltos de su camisa y sin pensarlo dos veces quiso atacar.

—Su señoría — se acercó sutilmente y le susurró al oído con tono suplicante — por favor, no me lleve detenido.

Keiji sintió tan de cerca su respiración, que le erizaba los sentidos y perdió la poca compostura que honestamente nunca tuvo.

—¿Como lo arreglarás? — preguntó Akaashi tranquilamente, mientras lo tomaba de la cintura para comenzar a besar su cuello, escuchó los suaves gemidos del acusado y al mismo tiempo con una de sus rodillas le separó las piernas.

—Haré... lo que sea — Comenzó a desabrocharle el pantalón e intencionalmente y palpó su intimidad de manera fugaz — Dígame... ¿Puedo seguir?

Keiji lo giró para dejar su rostro pegado a la pared, mientras con sus manos acariciaba los espacios de su torso desnudo al sacarle rápidamente la remera, Hinata levanto sus brazos para buscar el rostro del juez y atraerlo hacía él en un beso tan sensual que la competencia de sus lenguas se volvió algo licenciosa, podía sentir sobre su parte baja trasera la hombría palpante de su amigo.

—Akaashi-san eres... tan indecente cuándo te lo propones — se dio la vuelta para hacerle frente — ¿Cuál es mi sentencia?— con sus manos agarró rápidamente y sin permiso el miembro completamente erecto del pelinegro.

—Arrodillate — decretó, mientras disfrutaba el contacto.

—Como usted ordene.

Antes de hacerlo, le sacó por completo la entrometida camisa, fue bajando poco a poco repartiendo besos y mordisco en mares que solo él conocía, las tonadas de sus gemidos eran algo tan placentero que la adicción a su cuerpo lo rompía en deseo.

—Mírame mientras cumplo lo dictado por tu ley — bajó su pantalón y su ropa interior para encontrarse el agua en el desierto.

Akaashi tomó su cabello para guiarlo al manantial y Shouyo acercó su boca obedientemente para probar el dulzor de ese elixir tan íntimo. Pasó la lengua sobre la superficie del eje de su miembro, mientras su compañero tiraba su cabeza para atrás completamente exitado al sentir como el pelinaranja absorbía poco a poco sus aguas.

—Aaah ~ — gimió al sentir como los labios de Hinata recorrían toda su extensión a ritmo premioso y completamente ardiente al no dejar de mirarlo a los ojos— no... no te detengas... quiero que sigas.

Aumentó el ritmo, quería escucharlo pedir más y un sonido placentero salió expulsado de Keiji, ondas lujuriosas se adosaban en su interior mientras el poeta disfrutaba su sabor, era tan particularmente adepto a él que decidió regalarle un baile lento y rápido con su boca, provocando que Akaashi quedara casi inconsciente producto de esa presentación artística tan perfecta llevándolo al clímax en un breve tiempo. El pelinaranja recibió en sus papilas gustativas la sentencia del juez y tragó el contenido, relamiendo los restos de esos cargos criminales de su cadena perpetua.

El pelinegro al recomponerse se puso de cuclillas, lamió la comisura de los labios del reo para probar su propio pecado y convertirse en su cómplice.

Aún no eres libre — lo besó pasionalmente mientras se ponían ambos de pie.

Aún no lo somos — lo corrigió el escritor.

Hinata podía seguir escribiendo ese libro del primer amor y hacer tomos de miles de páginas con todo lo descubierto con Akaashi, las locuras regaladas en los rincones más inhóspitos de París eran su parte favorita.

El pelinaranja repartía el talento de la vocación con sus manos en la piel desnuda de Keiji que disfrutaba cada sensación dibujada en su cielo.

Morder y absorber en las zonas ocultas al ojo público eran las maneras más tiernas de dejar la huella de Shouyo en su cuerpo. Su lengua danzaba al son de la música sobre su clavícula, Akaashi ladeaba un poco su cabeza para darle mayor libertad a sus besos, mientras con una de sus manos atendía la hombría del poeta, pudo escuchar un fuerte gemido proveniente de su compañero y robó la siguiente sinfonía al callarlo con su boca.

De manera veloz el pelinaranja se sacó el resto de sus ropas y de un salto se sentó en lavado, atrayendo al ojiazul para amarrar sus piernas en sus caderas. El juez agradeció que el aquel mueble fuera firme y espacioso, ideal para ellos.

—Tus besos son como palabras hermosas — le declaró Hinata — y necesito más de ti, quiero más — volvió a morder su piel desnuda, le fascinaba escuchar esos quejidos tan indecorosos.

—Voy a tomarte ahora mismo — sentenció — abre las piernas Shouyo.

El nombrado rió complacido, era tan íntima esa versión de él que siempre se mostraba sosegado e imperturbable, pero ver esa frescura insolente de Akaashi lo llevaba siempre al límite. Puso ambas manos en su rostro para lamer completamente sus labios de manera tan descarada que encendió mucho más al futuro abogado.

—Como tu digas Keiji — acto seguido se acercó a su oído para generar la siguiente petición — Cógeme — tomó los dedos del ojiazul para meterlos en su boca y llenarlos con su saliva, lo hacía de una manera tan erótica que debería ser ilegal.

Hinata apoyo su espalda en la pared, mientras doblaba sus rodillas, para así darle permiso de hacer con él lo que le diera la gana, Akaashi con una mezcla en su mirar de lascivia y calma separó sus piernas para dar mayor espacio a la intromisión del primer dedo, para el poeta aquello era literalmente sentir fuego en su interior y gimió complacido por ese tacto tan sublime.

—Te gusta — Keiji jugaba con sus sentidos en el paraíso del mismo infierno, agregó otro dedo para crear llamas en su intimidad, haciendo movimientos de tijera preparandolo para el ritual inspirativo de sus cuerpos, veía con deseo como Hinata se comenzaba a masturbar y movía sus caderas exigiendo más injerencia.

—Me... aahh...— no podía concentrarse — me encanta... quiero... necesito que lo hagas ya.

—Aún no — se detuvo por un momento.

—No te detengas... me estaba sintiendo iluminadoo ~ — reclamó.

—No seas impaciente — sonrió de lado y Shouyo tiró su cabeza hacía atrás riendo por la locura que volvían a hacer.

Akaashi tomó el miembro del escritor para plantarlo en su propia boca sin aviso, pudo escuchar el placer en su voz, mientras succionaba su dulzor, luego de unos minutos agregó un tercer dedo y con su lengua se aventuró a recorrer la zona limítrofe del anillo oculto de su compañero para lubricar más la zona.

—Aaah~ me gusta... aaah~ ... sigue así — dejó de tocarse para tomar los cabellos del ojiazul, quería guiarlo de manera más profunda — te exijo... que... juegues un poco más... ahí.

Estaba escondido mojando cada milímetro del canal de su intromisión, era débil ante las peticiones de Shouyo y sabía que aquello era mutuo. Levantó la vista para contemplar la cara exitada del pelinaranja, pero ya no podía  contenerse más, por ese motivo fue subiendo poco a poco por su cuerpo, un recorrido con su lengua hasta llegar a su boca y poder tragarle en un beso, mientras metía nuevamente tres dedos al mismo tiempo en su interior, el gemido ahogado de Hinata chocó en sus labios, podía saborear su respiración y aprovechando aquello lo bajó del lavado para ponerlo de espaldas nuevamente.

Keiji tomó su propio miembro para ponerlo de manera perpendicular en esa entrada perfectamente preparada por él para darle la primera estocada exquisita, pudo escuchar fuertemente y sin ningún pudor la exitacion de Shouyo, mientras sentía como se entregaba a sus deseos, sus cuerpos sudados, sus movimientos parecían la ilusión perfecta del nacimiento de una flor exótica en primavera.

La oscilación dejó la fineza para convertirse en rudeza, la hombría de Akaashi llevaba el mandó de la operación al obsequiarle deleite en su creación.

Hinata aprisionó las manos de su compañero con las suyas llevándolas al hueso de sus caderas para que la intrusión fuera mayor, su cabello mojado producto del sudor se pegaba en su frente, el pelinegro jadeaba sobre su coronilla con cada estocada profunda, disfrutaba el sonido doblegado del escritor al tocar con su pluma el punto exacto de la liberación de una conducta motivante que lo llevaría al límite.

Podían verse en el espejo que tenían al frente mientras tenían sexo, un nuevo fetiche favorito se escribía en ese guión artístico, ambos disfrutaban la película en la que era protagonistas. Akaashi mordió su hombro desnudo para luego atacar su cuello, se convirtió en el vampiro que probaba sangre fresca por primera vez y el pelinaranja estaba completamente adepto a la lindezas de esa novela.

Tes lèvres sont plein de ma bouche — musitó Keiji en su oído, para luego tomar con delicadeza su quijada girando un poco su cabeza en busca de un beso, mientras la estocada aligeraba por un momento su ritmo.

Les tien aussi — Respondió con una sonrisa coqueta, para deborar con mayor fiereza su boca.

Shouyo sentía que el pelinegro se estaba conteniendo para no acabar primero y supo lo que debía hacer, estiró sus manos en el lavado, doblegando su cuerpo con la mirada en el piso, abriendo un poco más sus piernas y levantando más su trasero.

—Lléname — le ordenó, al mismo tiempo que movía presumidamente sus caderas para tentarlo aún más.

—Eres... cruel Hinata-kun — Acarició su espalda y en un impulsó lo golpeó en uno se sus glúteos, el pelinaranja soltó un quejido casi musical.

—Eso... es nuevo Akaashi-san — recibió otra nalgada — vamos... has... lo que te dije.

Las fronteras dejaron de existir en la mente del ojiazul, sentir el interior de su amigo era un latido suspendido que erizaba su piel, marcarlo con su escencia era el disfrute del souvenir que le hacía perder la razón al llevarlo a otra clase de magia.

Agarró el miembro del pelinaranja para llevarlo con él al final del clímax, el conjunto químico de sus cuerpos les avisaba que les quedaba poco tiempo.

—Aaah ~ Oh dios... sigue así — Tocó el punto exacto de su página predilecta — Eres... tan provocador... me tienes completamente sometido— declaró Shouyo mientras se entrecortaba su respiración, estaba llegando al apogeo de su encanto, sus gemidos eran aún más fuertes ya que Keiji intensificó la intromisión.

Jaque mate — respondió el ojiazul al sentir el elixir viscoso en su mano, junto al sonido característico de la llegada del orgasmo.

Se detuvo solo unos segundos pero solo duró un poco, ya que Hinata comenzó a moverse sugerentemente para que Akaashi lo acompañara en la fiesta de sensaciones nutridas de adrenalina y dopamina.

El pelinegro tenía su boca semi abierta, sus labios rozaban la piel suave del poeta mientras se movía rápidamente para llegar a la culminación de la obra teatral.

—Aaah~ ... Shou eres... — pasó su lengua por su espalda — como... azúcar para mi.

Atrajo más su trasero para llenarlo de él y repartir huellas con sus labios en el camino de su columna cervical. Sus respiraciones estaban aún agitadas, sus cuerpos completamente marcados con la firma de un contrato verbal que solo ellos comprendían.

Después de acabar, Keiji le dio la vuelta para mirarlo de frente por unos segundos, arregló un mechón de cabello naranja y lo puso detrás de su oreja para luego besarlo tiernamente mientras acariciaba su mejillas rosadas.

—Sugawara va a matarnos — reposó su frente en el hombro de Hinata para recuperar un poco más de energía — le dije que iría en cinco minutos y debe haber pasado cerca de una hora.

—Hay que decirle que tu reloj no funciona — ambos se miraron para reír por aquella estupidez.

—No podemos ir así — Akaashi se separó de él y abrió el grifo de la bañera— ven — pudo ver la como el escritor levantaba una de sus cejas sugerentemente — No, no esta vez — sentenció seriamente.

—Bien — Shouyo lo atrapó en un beso para hacerle caso mientras el agua comenzó a mojar sus cuerpos desnudos.

Después de otros treinta minutos ambos salieron del cuarto de baño ya que habían hecho el ritual de inspiración nuevamente en la ducha.

—Está algo oscuro— le musitó el poeta mientras iban llegando al comedor.

—Puede que ya estén dormidos.

Pero no.

La única luz encendida era la de una lampara que estaba en uno de los muebles al lado de Koushi que estaba sentado en el sillón mientras Kenma descansaba en su regazo, el peligris al verlos los apuntó con su arma mortal para ordenarles que se acercaran, ambos sabían lo que pasaría si no le obedecían.

—Arrodíllense — los mandó.

—Es la segunda vez que me lo piden hoy — susurró Hinata y Akaashi soltó una pequeña risa.

—¿Qué dijiste? — preguntó Suga.

—Nada, nada de nada.

—Sé muy bien que ustedes tienen un tipo de conexión sexual que me cuesta comprender — comenzó a darle mimos a Kozume en su cabellera, como si fuera un gatito — pero deben comer primero — el poeta iba a responder con perversión, pero fue detenido por el pelinegro que le tapó la boca rápidamente.

—Ya, ahora vayan a preparar su porción — ambos se pusieron de pie — pero antes necesito que vengan.

Shouyo estaba siendo reprendido como un niño a sus veintidos años y Keiji a sus veintitrés, con la cuchara mortal de palo el peligris los golpeó para darles una lección.

Luego el par se fue a la cocina, el ojiazul estaba encendiendo la estufa cuándo sintió unos brazos rodearle por la cintura, no era necesario voltearse ya que el olor de esa persona lo conocía a la perfección.

—Keiji — este se detuvo un momento en lo que estaba haciendo, nunca lo llamaba por su primer nombre y cuándo eso sucedía siempre era en el sexo.

—Shouyo — quiso repetir el acto verbal para no parecer nervioso.

—Hoy dormiré en tu habitación, pero iré arriba esta vez — mordió su oreja y el pelinegro soltó un quejido adorable.

—Es lo justo ¿no? — respondió de manera serena.

—Oye — lo abrazó un poco más, para apoyar su barbilla en su hombro — Yo... quiero decirte algo — suspiró en su cuello, soltando el aire contenido en sus pulmones.

—¿Qué cosa? — no quería admitirlo pero sintió algo más que curiosidad.

Hinata se quedó pensado por un momento, quería hablarle de un asunto desde hace tiempo, pero por algún motivo las palabras no salían de su boca.

—No... por ahora nada — le dio un beso en la mejilla y se separó para buscar los platos — otro día te diré.

—Está bien — respondió tranquilamente, pero por dentro no lo estaba.

A los minutos ya ambos estaban sentados en la mesa hablando de cualquier cosa, como siempre lo hacían.

Kenma los observaba mientras descansaba en las piernas del peligris y pudo comprender aún más el motivo de su severidad con ellos.

—Akaashi ríe de una manera distinta últimamente.

—Veo que lo has notado — respondió Koushi seriamente.

—Shouyo... también.

Se formó un breve silencio, hasta que Suga habló.

—Solo espero que no sea demasiado tarde.

Bokuto estaba recostado en el sofá tarareando una canción mientras era sometido al delirio de Oikawa ya que no sabía que traje vestir.

—Extraño a mi Bro — hizo un puchero al recordar al gato negro.

—Me tienes a mi, eso ya debería ser suficiente para ti — respondió el pelicafé, mientras se volvía a poner otra camisa.

—Lo sé ¿Dónde está Tsumu-Tsumu?

—Salió, fue a ver al estúpido de su padre ya que lo mandó a buscar — se miró en el espejo para arreglar su melena — Creo que surgió algo importante.

—Esperemos que le vaya bien— respondió con un tono triste.

—¿Qué te sucede? — se giró para verlo detenidamente.

—No sé que me pasa, pero quiero un abrazo— tomó un cojín y se aferró a él.

—Hoy estás particicularmente falto de cariño — se acercó para revolver sus cabellos.

—Vámonos de viaje.

—¿A dónde iremos? — Tooru preguntó aquello, ya sabiendo la respuesta.

Koutaro se sentó y le sonrió alegremente.

—Quiero ver a Kuro, vamos a París.

...

...

🌟

Nunca había escrito R18 y fue un capitulo complicado ya que al principio tenía la intensión de contar la primera vez de ambos y cambié todo lo que llevaba. Así que esa parte la dejaré para más adelante.

Voy a ir a la iglesia el domingo para buscar redención, espero que ustedes también vayan. 💕 🙏

Cuídense y gracias por el apoyo a este nueva historia. 💫

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