Narra Inés :
No sé si serán los años, pero he bajado el volumen de lo que escucho y subido el de lo que siento. Me estremece un atardecer, el sorbo de un café, un buen vino, una grata compañía, una bonita canción, el calor de una mirada, el poder de un beso...No sé si serán los años, los daños o quizás, sólo quizás, comienzo a ver la vida tan bella como realmente es.
Hoy se cumplen veinticinco años de aquel fatídico día donde mi mundo entero se pigmentó en tan solo dos colores, blanco y negro. Aquella inocente y noble muchacha que se desvivia por ayudar a todo y todos ¡Ya no existe! o tal vez sí, lo que simplemente con el pasar de los años y los duros golpes que le dio la vida ahora prefiere ocultarse bajo las sombras de un pasado.
Hay momentos en los que, miras atrás, y no sabes exactamente qué pasó. Sólo sabes que desde que pasó, nada volvió a ser los mismo. Mirenme a mí, Inés Huerta de Mendoza; me he convertido en ese tipo de mujer fría y altanera que nunca pierde, y ante todos siempre tiene la razón cuando de joven no hacía más que perder por siempre arriesgar, me encantaba dar todo. Nunca daba nada a medias porque no me gustaban los pobres amores en versiones incompletas. Era una joven loca, sentimental, libre, vehemente, soñadora, decidida y muy desmedida a la hora de amar. Y es que, así era yo.
¿Nunca les ha pasado que están buscando las llaves de su hogar pero no las encuentran porque las tienen en sus manos? Bueno algo muy similar suele suceder con la felicidad. A veces nos vamos muy lejos a buscarla cuando en realidad la tenemos en nuestro interior siendo solo nosotros capaces de obtenerla sin ayuda de segundas personas...claro que a veces existen ladrones de felicidad y yo, yo tengo el mío, y tiene nombre y apellido; Victoriano Santos. ¡Maldito!.
Así como una vez lo amé, hoy lo odio con toda mi alma y con cada poro de mi piel. Él y solo él, es culpable de esta nueva versión de mí, versión de la que en parte no me arrepiento, puesto que gracias a ello soy madre de tres hermosos muchachos: Alejandro el mayor y más sabio de los tres, Santiago el del medio y artista de la familia, como yo le llamo, debido a que es un aficionado de la música y Mariana, mi pequeña y rebelde Mariana, que pese a ser la típica adolescente caprichosa y testaruda, es mi princesa, la niña que siempre soñé tener.
Y volviendo al tema anterior....Victoriano Santos, mi maldita perdición. Hace años, desde que me casé y pasé a vivir aquí en Colombia no sé mucho de él, sólo que se volvió a casar tras el fallecimiento de su primera esposa, Diana María, con quien tuvo a sus hijas mujeres, Diana y Alicia. Su actual esposa, y madre de ese hijo varón con el que siempre soñó, Emiliano, por lo que he podido averiguar, se nombra Isadora y según lo que se comenta es una mujer déspota e interesada que no ve en Victoriano más que un signo de peso o una mina de oro que la tiene viviendo como reina..muy diferente a mí, yo que si lo amé con todas sus virtudes como también con todos sus defectos, que eran muchos, y entre ellos esa actitud machista y competitiva que siempre lo tenía en constante discordia con el mundo; aún es así e incluso hasta peor. Sólo que ya a mi no me importa en lo absoluto ¿no? Él tiene su vida y yo tengo la mía.
Como dicen por ahí, todos los días nuevos amores nacen, y viejos amores mueren. Es decisión de uno ir al festejo o quedarse en el funeral para siempre, y yo que no quería vestir de luto toda la vida decidí darme la oportunidad de festejar y olvidarme del pasado.
Claro que no contaba con el hecho de que el pasado nunca se va, a él le gusta esconderse en la calle, en lo sueños, en la música, en los recuerdos...en el corazón.
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Bogotá, Colombia-Mansión Mendoza...
-Inés ya te dije que no me interesa irme a México, aquí tengo a todos mis amigos e incluso a mi novio-se quejó la joven de cabellos renegridos.
-A mí me hablas bien muchachita ¡Soy tú madre por lo tanto me respetas!-se le acercó amenazante con el dedo índice apuntando al cielo-Y con respecto a tu objeciones acerca de si irnos o no a México, te informo que estás muy equivocada. Tú padre necesita viajar por cuestiones estrictamente profesionales y nosotros como su familia lo acompañaremos y ni tú, ni el resto de tus hermanos se podrán oponer.
-Pero Inés...
-¡Pero nada Mariana!-le gritó con enojo-Este tema está zanjado y no se habla más del asunto.
La joven la miró de arriba abajo con despecho y a paso firme la rodeó chocando en el proceso con su hombro. A Inés no le gustó para nada esa acción por ende salió tras ella cual fiera cuando la provocan.
-¡Mariana Mendoza vuelve aquí que no hemos terminado de hablar!-caminaba a paso apresurado por el extenso pasillo tratando de alcanzarla más no lo conseguía-¡Mariana!
-¿Qué pasa mamá?-consultó Santiago, el mediano de los hijos de Inés, quién venía entrando en esos instantes a la casa topándose cara a cara con su hermana menor quien llevaba cara de pocos amigos.
-Hijo que bueno que llegas-repuso la morena con alivio desde el umbral de la inmensa escalera que complementaba el salón principal.
-¿Qué pasa ma'? ¿Y a dónde iba Mariana tan irritada?-increpó después de abrazar y besar a su madre en la mejilla.
-Ay hijo ya sabes como es tu hermana de caprichosa. Mejor dime como te fue en tus ensayos-pasaron abrazados a la cocina-¿Tienes hambre?
-No mamita ya comí algo fuera, fui con los parceros a tomarnos unos tragos de despedida y pues ya ahí picamos.
-Ay hijo-condujo su blanquecina mano al rostro de su "pequeño"-Me da cosita que te tengas que separar de tu banda por un tiempo indefinido.
-No te preocupes, yo no soy Mariana y comprendo perfectamente que hay que viajar por cuestiones de trabajos de papá y de mi hermano...que por cierto ¿No han llegado?
-No, aún siguen en la empresa, ya llegarán más tarde.
Minuto de silencio.
-Oye ma' ¿Por qué no me acompañas a mi habitación, y así te muestro una nueva canción que estoy componiendo? Digo para pasar el rato en lo que papá llega y eso.
-Claro que sí mi amor-sonrió con orgullo de madre-...Vamos pues...-y abrazados, como acostumbraban a estar, caminaron juntos rumbo a la recámara de Santiago. De los tres siempre había sido el más apegado a Inés, manteniendo así una relación bastante estrecha; no es que fuese el preferido ni mucho menos, solo que Mariana era muy independiente y no le gustaba demostrar cariño aunque en el fondo lo sintiera, y Alejandro siempre había sido un poco más seguidor de Enrique por cuenta de los negocios y demás.
Empresa Santos-México DF.
Según la lengua española, la palabra <<Resabiado>> proviene de una persona que por su experiencia vital, ha perdido su ingenuidad convirtiéndose así en alguien agresivo y desconfiado. Victoriano Santos, ese hombre de bigote y cejas pobladas era el más vivo ejemplo de esto.
-¡No puedo comprender aún como estos papeles no están terminados!
Con exabrupto se levantó de su silla de rutina y comenzó a caminar con fastidio por toda la estancia, tras la mirada asustadisa de su secretaria.
-Perdón señor, pero no es culpa mía. A la impresora se le acabó la tinta y pues quedaron a medias-se justificó.
-Pues si se le acabó la tinta ve y compra otro cartucho, no sé, para eso te pago Hilda.
-Perdóneme señor-apenada agachó la cabeza y sin poder evitarlo comenzó a llorar. La voz de Victoriano era de por sí bastante fuerte, y cuando estaba enojado aún más y eso le ponía la sensibilidad a flor de piel.
-No llores-se pasó las manos por el rostro ofuscado, y se volvió a acomodar en su posición inicial tras el escritorio-Ve y haz lo que tengas que hacer, necesito esos papeles para hoy mismo, mañana llegan los nuevos inversionistas y no quiero inconvenientes ni contratiempos.
De repente el teléfono perteneciente a la oficina comenzó a sonar.
-Tranquilo señor, para hoy estarán listos esos papeles-murmuró-Con su permiso, yo me retiro-Victoriano no respondió con palabras, pero sí con un asentamiento de cabeza y en cuanto estuvo solo respondió al llamado del teléfono que estaba suene y suene sin indicios de parar algún día.
-¿¡Bueno!?
-Bombón soy yo, Isadora.
-¿Qué quieres Isadora?
-Vaya, pero que humores-dijo con la voz cargada de ironía.
-Isadora acaba de decirme que quieres que tengo trabajo aquí por terminar por lo tanto no puedo estar todo el día pendiente al teléfono.
-Como siempre...bueno te llamaba para pedirte que transfieras dinero a mi tarjeta necesito ir a realizar unas compras.
-Pero mujer hace poco te transferí buena cantidad de dinero ¿Ya te lo gastastes?
-Sí...es que...-Victoriano la interrumpió.
-Está bien Isadora ahora llamo al banco y les pido que transfieran ese dinero a tu tarjeta ¿Algo más?
-No, gracias bombón, te amo.
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Un rato después de tan indeseada llamada. Victoriano se encontraba observando por el amplio ventanal que yacía a sus espaldas. Miraba el sol resplandeciente reflejarse a través del cristal, cuando repente un rostro vino a sus pensamientos y un nombre se escapó de dentro de sus labios.
-¡Inés!
-¿Quién es Inés?-asesoró una joven y dulce voz cuya presencia hasta ese entonces era ajena a Victoriano quien tras sentirse pillado se volteó un tanto nervioso.
-Diana ¿Qué sucede? ¿Algún problema con la empresa, tus hermanos?
-Papá calma ¿Por qué está actitud tan a la defensiva? Todo está en orden.
-Perdón, perdón hija-suspiró con pesadez-¿Contactaste con los nuevos inversionistas en el día de hoy?
-Sí...ya tienen todo listo para viajar mañana-aún había una pregunta rondeando en la cabeza de la joven, misma que no dudó ni dos segundos en buscarle respuesta-¿Papá quien era esa tal Inés que te tenía inmerso en un pensamiento tan profundo que ni por enterado te diste que yo había ingresado en la oficina?
El aludido por cuestiones de segundos ponderó en su cabeza la mentira exacta con la cual justificaría su falta de cautela.
-Una vieja amiga que no veo desde hace muchos años.
Diana arrugó el entrecejo. No se creía aquella mentira barata que le estaba vendiendo su padre.
-¿¡Una amiga!?-agachó la cabeza tratando de ocultar su risa-Papá ya no soy una niña y el tono de voz con que reclamabas hace un momento a esa tal Inés no era precisamente el yo utilizaría para nombrar a un amigo del pasado.
-Diana por favor...
-Está bien ya no toco más el tema-se acercó y le besó la mejilla-Sí algún día necesitas hablar con alguien sabes que me tienes aquí para escucharte...sin juzgar-aclaró, antes de dar media vuelta sobre sus talones e irse, dejando a su padre nuevamente solo.
-Sí superas toda la historia hija...si la supieras-aclamó con el dolor tapizado en su voz y reverberado en sus ojos.
Las horas comenzaron a transcurrir como la arena que se no escapa de dentro de las manos. Un día más dijo adiós trayendo consigo la llegada de la noche.
Victoriano después de llegar a su casa y pasar a ver a cada uno de sus hijos decidió tomar un baño, y acostarse sin cenar, sin dudas ese no era su mejor día, de hecho si lo pudiera catalogar de alguna forma lo haría como uno de los peores días de su existencia puesto que Inés había sido su pensamiento protagónico durante veinticuatro horas e incluso ni dormido la logró desalojar de su cabeza, un sueño traicionero no se lo permitía.
Bogotá, Colombia-Mansión Mendoza...
Luego de tomar una relajante ducha, para liberar el estrés de todo un día cargante de trabajo y ajetreo, Enrique, se dispuso a ocupar su puesto en la cama. Inés pese a no estar dormida, mantenía sus ojos cerrados.
-Mi amor-Enrique le besaba el cuello y le acariciaba la cintura cubierta por una fina tela de satén rojo pasión-Mi vida-buscaba despertarla sin contar con que ella estaba más que despierta.
Así estuvo un rato más, intentando, buscando a su esposa para hacer el amor, pero Inés quien "dormía" nunca "despertó".
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A la mañana siguiente la familia Mendoza se encontraban bien temprano en el aeropuerto con destino a México y no fue hasta casi el medio día que arribaron en tierras mexicanas. La junta que tenía lugar ese día dentro de sus agendas se llevaría a cabo a las dos de la tarde por ende no tenían mucho tiempo que perder. El auto que los esperaba fuera del aeropuerto nada más salir los condujo hacia una hacienda que había comprado Enrique hacía poco tiempo, para eso mismo de los negocios en el país.
Hacienda Mendoza...
-Mariana le haces caso a tu hermano, mira que esto no es Colombia y no conoces nada de aquí-le advertía Inés a su hija antes de irse para la junta.
-Tampoco pensaba salir-espetó de mala gana para después irse a recorrer el nuevo hogar junto a Santiago.
-No le hagas caso mi amor, ya se le pasará.
Enrique quien venía llegando en esos momentos logró ver la actitud tan a la negativa de la joven de catorce años.
-...-Inés sonrió y se volteó a ver a su esposo a los ojos-¿Ya nos vamos?
-Sí, sale Alejandro y nos vamos.
-No sé para qué quieres que vaya, yo prefiero quedarme aquí con Mariana.
-De eso nada señora Mendoza, usted se viene conmigo, sabes que me gusta inmiscuirte en mis negocios, porque también son tuyos-con su dedo índice recorrió su nariz-Te amo-y la besó, dejando a Inés sin opciones más que corresponder.
Luego de unos minutos llegó Alejandro encontrandolos así, en plan romántico.
-Vaya creo que Cupido y sus flechas merodean la zona-dijo divertido haciendo que sus padres rompieran el beso que compartían-No, por mí no se detengan ¡eh!-agregó causando la risa de todos. Para luego partir rumbo a tan importante acontecimiento mismo que traía consigo agradables y no tan agradablemente sorpresas.
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Al llegar a las Empresa Santos se les dio la bienvenida que como nuevos socios se merecían. La encargada de recibirlos fue Hilda, la secretaria personal de Victoriano Santos, quien después de un tour por la empresa en general los condujo hasta la sala de reuniones.
Los primeros en ingresar fueron Enrique y Alejandro, puesto que en ese preciso instante a Inés le entró una llamada telefónica por parte de su amiga Camila quien llamaba para saber cómo la había asentado el ajetreo del viaje.
-Llegamos bien...sí todos bien...Camila ya que tengo que entrar a la junta, están esperando por mí...sí, te llamo más tarde...bye-cortó la llamada y se dispuso a entrar a la sala.
^^El cerrojo de la puerta se inclinó ligeramente hacia abajo, producto del sonido casi sordo que este hizo todos los espectadores que moraban en la parte de adentro, incluído Victoriano, giraron sus miradas esperando ansiosos a ver a la persona del otro lado de la puerta.
Un ¡trac! selló la puerta. Lo morena ya se encontraba dentro, solo que de espalda tratando de cerrar la puerta lo más cautelosamente posible. Victoriano desde su asiento la miraba con curiosidad, esa silueta, esa cabellera...
«Inés»-gritó su subconsciente cuando la pudo ver de frente. Sin dudas algunas comprobó que era ella, un tanto cambiada por lo años...pero eran las mismas facciones hermosas de la mujer de su vida, pero también de la mujer que más había odiado y odiaba hasta la actualidad.
...
<<El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice>>
I&V
...
Aquí les dejamos el primer capítulo de esta nueva historia que se viene cargada de fuertes secretos que mantuvieron la discordia por largos años entre nuestros protagonistas ¿Será que si logren derribar ese imperio de mentiras que con los años fueron construyendo? Esperamos que les guste este comienzo, también les pedimos paciencia y que dejen la historia fluir con naturalidad. Si les gusta, no olviden dejar sus votitos y comentarios, es la forma más linda y efectiva de apoyar nuestro trabajo como "escritoras" y bueno a la historia en sí. Esperamos que disfruten su lectura.
Brendita Pérez y Jaquelin Chavarria🌼.
Datos extras:
Diana Santos.
Mariana Mendoza.
Santiago Mendoza.
Alejandro Mendoza.