Decidimos salir del bosque nada mas despertarnos. Contra menos tardásemos, mejor. Y para nuestra sorpresa, nos topamos con el reino de Skeleit. Hambrientos, decidimos ir a alguna taberna a comer. Las calles del reino eran preciosas, grandes y espaciosas, llenas de gente y todas dirigiéndose al castillo del rey. Distraídos por la búsqueda de una taberna, Rexar se estrello con un hombre delgado y bajito, de ropajes simples y ligeros, de pelo rubio y rizado y con una gran nariz.
-Perdóneme usted. No estaba mirando hacia delante.-Dijo aquel hombre, mientras ayudo a levantar a Rex. -¡Uuyy! Que brazos tienes.. Y que pectoral... Menudo bravo guerrero debes de ser...-Dijo de manera lujuriosa, mientras se relamía los labios.
-¿Le importaría quitarme las manos de encima? -Dijo Rexar con repelús, y miedo hacia esa persona.
-Vale, vale... Que difícil es encontrar al adecuado...- Farfullo mientras se retiraba.
Encontramos una taberna y pedimos agua y algo de carne. Y mientras nos sentamos a esperar la comida, le pregunte:
-Rexar, dijiste de ir a matar a Satán ¿Pero tienes alguna idea de dónde puede llegar a estar?
Se quedo unos segundos pensativo y luego contesto:
-Muchos héroes en la historia han ido hacia el Norte para enfrentarse a Satán, así que no es de extrañar que este en el norte.
-¿Y cómo sabes que fueron al norte?
-Lo sé porque todas las historias memorables de estos héroes, acababan en el norte, haciendo que estos desaparecieran sin dejar rastro.
-¿Y porque estas tan empeñado en intentar matarle a toda costa?
Al ver la cara de Rexar, supe que no debí haber hecho esa pregunta en ningún momento. Comimos lo pedido y Rexar fue a pagar.
-Son 4 monedas de plata.-Dijo la camarera.
Rexar empezó a buscar su dinero, pero no podía encontrarlo, pues ya no lo tenía encima. y algo molesto, pero con cara optimista, me miro a los ojos y me pregunto:
-¿Te apetece lavar platos?
Después de una hora lavando platos para pagar el almuerzo, salimos de la taberna, para proseguir nuestro camino.
-¿Cómo te han podido robar todo el dinero?
-Ese renacuajo homosexual debió habérmelo quitado... joder....
-Al menos es lo único que te ha robado ¿no?
Rex se quedo pálido al escuchar esa pregunta, y volvió a buscarse por todo el cuerpo. No consiguió encontrar lo que buscaba y con ira dijo mientras avanzaba:
-¡Tenemos que encontrarle!
-¡¿Qué?! ¿Pero tú estás tonto?
-Es el típico ladronzuelo. dudo que se vaya pronto de esta ciudad cuando circula tanta gente por aquí...
-y Precisamente por eso ¿no crees que debe de ser mas difícil encontrarle?
Rexar se giro hacia mí para decirme algo, pero el mismo hombre se volvió a chocar con él y cuando ambos se dieron cuenta, empezó a huir y nosotros empezamos a perseguirle por todo el reino. Se metió en toda clase de callejones, entre la multitud de gente, he incluso en los propios alcantarillados. Salimos del reino solo con su persecución y llego hasta una caravana.
-¡Melafe! ¡Melafe! ¡Socorro Melafe!- Gritaba mientras golpeaba la puerta.
-Ray ¿En qué lio te has metido ahora?-Dijo una mujer dentro de la caravana.- Tú espérame aquí en la cama ¿Vale, guapetón?
Salió de un portazo y mientras se subía las mayas. Era guapa y llevaba ropajes típicos de un juglar. sin embargo, lo que tenía a su espalda no era un laúd, sino 2 gladios, y en su cuello tenia también la marca.
-Ray ¿Quiénes son estos 2?
-Su compañero Ray nos ha robado todo nuestro oro y un libro valioso para mi
-Aja... ¿Y pretendéis que ahora os lo devuelva todo y todos contentos? ¿Acaso sabéis con quien estáis hablando? ¿O acaso estáis desafiando a la gran Melafe "la dura"?
Por supuesto no sabíamos quien era ella, pero vi como a Rexar, a pesar de la seriedad que estaba tomando la situación, Estaba aguantándose la risa para murmurar a continuación:
-Me-la-fe-la-du-ra...- Y empezó a reírse, haciendo que se enojara Melafe.
-¿Te parece gracioso? Maldito imbécil ¡Largaos antes de que se me ocurra clavar mis gladios en vuestras tráqueas!
-¿Cómo puedes dedicarte a robar a la gente? ¿Acaso no eres una heroína?- le pregunte gritando al ver la clase de personalidad que tenia la elegida.
-¿Yo? ¿Lo dices por esta marca? Naci con ella ¿Y qué? ¿Acaso me tengo que sentir obligada a tener que buscar a ese ser ficticio al que llaman Satán? Prefiero utilizar mis cualidades de guerrera para robar a los desfavorecidos y así poder hacer lo que me da la gana.
-¿Acaso no tienes un poco de moral? ¿Verdaderamente tu consciencia esta tan atrofiada?-Dijo Rex después de escuchar sus palabras con un poco de ira. -¡Además, él no es ficticio, él existe! Te desafío a un duelo, gran Melafe "la dura".
-¿Luchar hasta la muerte? ¿Tan pronto quieres morir?
-No, al primero que se rinda. Si gano, quiero que me acompañes durante todo mi viaje, cumpliendo tu destino como heroína y nos devolváis todo lo robado.
-Y si gano yo, quiero que me deis todo lo que llevéis encima, y que lo hagas conmigo en la cama de la caravana mientras tu amiga mira.
-¡¿Qué?!-Dije flipando por la conversación que estaba ocurriendo.- Rex, no pienso permitir que...
-Trato hecho.
-¿Y bien? ¿Cuando quieres que empecemos el espectáculo?
-Cuando quieras, te estoy esperando.
Entonces Melafe desenvaino los gladios que tenía a su espalda, y empezó a andar en círculos lentamente alrededor de Rexar. Solo andaba, hasta que de repente se podía apreciar como aparecieron copias de Melafe imitándola, mientras ella seguía andando rodeándole. Cada vez salían mas copias, y ella aceleraba mas el paso. Acababa por estar rodeado por una decena de Melafes, pero Rex siguió tranquilo, esperando a que atacase. Todo parecía extrañamente tranquilo, hasta que una de las Melafes le intento atacar por la espalda, a lo que Rexar se giro y se defendió con su brazal. Acto seguido le volvieron a atacar por la espalda de manera que la primera Melafe, desapareció como si fuera polvo. Pero Rex bloqueo su ataque con su espada. entonces le empezaron a atacar sin pausa y Rexar empezó a bloquear todos sus ataque de doble espadas con su armadura y su espada cada vez que veía la oportunidad. No recibió ningún rasguño, pero la verdadera Melafe pensó que llegaría el momento en el que se cansaría de bloquear, dejándose expuesto. Fue entonces cuando Rexar sonrió y pregunto:
-¿Te importa que dejemos el jueguecito de las copias?
Acto seguido, se hecho al suelo, hizo una patada giratoria, tirando a todas las copias que le rodeaban al suelo y haciéndolas desaparecer. Se levanto rápidamente, y Melafe, que estaba oculta en las ramas de un árbol, le intento atacar por la espalda con sus gladios con un ataque cruzado en horizontal. Pero Rexar, viendo venir el ataque, metió su espada entre medias de sus espadas, levanto fuertemente hacia arriba y mando a sus gladios a volar por los aires, dejando a Melafe tirada al suelo y desarmada.
-Parece que he ganado ¿cierto, Melafe?
Me pareció increíble ver esa pelea en vivo. A pesar de lo peligrosa que pudo llegar a ser Melafe, Rex estuvo calmado toda la pelea. Le tendió la mano para que Melafe se pudiera levantar, la cual acepto. Acto seguido puso la mano para pedir las cosas robadas.
-Sí, un trato es un trato. Ray, devuélveles el oro y el libro.
-Y ¿estás lista para acompañarnos?
-Espera ¿eso lo dijiste en serio?... Joder... Esperad unos minutos.
Y mientras ella recogía sus cosas, Raymundo le devolvió el oro robado y su libro.
-Perdonad por el robo. Soy Raymundo, experto ladrón y hermano de Melafe. Aunque los halagos hacia sus músculos no eran falsos. -dijo lanzándole un guiño que le dio escalofríos a Rexar.
Una vez se preparo Melafe, nos pusimos rumbo hacia el norte, Mientras a Melafe se olvido del hombre desnudo en su caravana...