Coeur de Cender (Corazón de C...

By Nilsa-Lightwood

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Summary: A veces en la vida, nos encontramos a nosotros mismos perdiendo la guerra contra el sentido común. Y... More

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By Nilsa-Lightwood

La luz del sol apenas había caído en la ciudad cuando la alarma de Marinette empezó a sonar.

Gruñendo, la cantante trató de acurrucarse más en el cálido cuerpo que estaba a su lado pero cuando el aparato siguió haciendo ruido, extendió una mano para callarlo a ciegas. Marinette bostezó, la alarma a su lado de la cama indicaba que eran las 6 de la mañana. Muy temprano como para que cualquier cerebro normal funcionara, pero ella tenía qué.

Bostezó y giró para acurrucarse contra Adrien.

Habían pasado 5 meses desde aquel día, cuando todo colapsó en el matrimonio de Adrien y Kagami. Desde entonces, Kagami había estado quedándose en la casa con Emma (y ocasionalmente con Luka) mientras que Adrien se había mudado a su departamento.

3 meses habían pasado y Adrien estaba viviendo cómodamente en el departamento de Marinette. Bueno, él ya casi había estado viviendo ahí antes de que su affair fuera descubierto, pero fueron las pertenencias de Adrien, lo que le hicieron estar en el departamento por completo.

Marinette sintió que su pecho se llenaba de calidez mientras rodeaba con sus brazos al rubio. En todo el desastre, un divorcio estaba llevándose a cabo en silencio. La prensa no sabía nada. Emma estaba yendo de su madre a su padre. A veces, por muy incómodo que fuera, se quedaba con Adrien y ella en su departamento. Marinette había arreglado la habitación de Gina, y ahí era donde Emma se quedaba cuando ella iba a ver a Adrien.

Aún la odiaba, pero al menos estaba tratando de no atacarla y a veces compartía tiempo con ella para hacer ropa y le pedía consejos de manera más abierta.

Marinette presionó un beso en el cuello de Adrien y acurrucó su nariz. —Adrien,— dijo con sueño. —Despierta. Despierta~—

Ahora estaba despierta, quería que Adrien también lo estuviera y eso era bastante claro en la forma en la que lo rodeó con sus piernas y lo abrazó lo más fuerte que podía.

—Carajo,— Adrien gruñó, casi por instinto mientras sentía, en su medio estado de sueño, que su pareja estaba, otra vez, tratando de despertarlo temprano. —Tengo el día libre hoy.— Se quejó. Su trabajo había decrecido estos últimos meses, parcialmente por su iniciativa de hacerse cargo de los papeles del divorcio y los asuntos sobre la custodia, así como también porque Gabriel quería que su divorcio se mantuviera en secreto por ahora, y el futuro de Adrien era incierto, no sabía qué haría con su vida. Estaba en el break creativo, por así decirlo. De cuando en cuando iba a GABRIEL'S para tener clases de canto o baile o para enseñarle a los Juniors.

Por eso, Adrien no tenía ni motivos ni razones para levantarse a las 6 de la mañana. —Déjame en paz, tonta.— murmuró y rodó, dándole la espalda a su pareja.

—Ya, pero yo no tengo el día libre y quiero que me hagas mimos,— insistió con una enorme sonrisa en el rostro. Se acurrucó en la espalda de Adrien y presionó pequeños besos en la piel desnuda de Adrien, curvando sus manos para que sus dedos pudieran tocar los pezones de Adrien y acariciarlos gentilmente. Marinette estaba preocupada por él, claro, Adrien estaba pasando por grandes cambios y su futuro era un poco incierto en lo que respectaba a su carrera. Pero Kagami no estaba sugiriendo que Emma se quedara solo con uno de ellos. Lo harían por custodia compartida y todo lo que podían hacer era mantener el perfil bajo, asegurarse que la prensa no supiera nada y ayudar a Emma en lo más que podían.

Marinette besó la nuca de Adrien y acurrucó la nariz entre su piel y cabello. Abrazó la espalda de Adrien y rodeó su pecho, ronroneando. —Estoy despierta,— señaló con voz gentil. —Así que tienes que pasar este momento conmigo.—

—Por qué?— preguntó desafiantemente y trató de alejarse de su pareja. —Shoo,— gruñó y estiró una mano para golpear el trasero de Marinette en un intento de recuperar su sueño. —Sigue despertándome tan temprano y lanzaré tu anillo a la jaula de los mandriles.— Amenazó.

—A la jaula de los mandriles?— Marinette rió, acurrucándose más cerca de Adrien. —No seas así, amor,— ronroneó, sus dedos recorrieron tentadoramente el pezón de Adrien. —Estaré ocupada hoy. Emma se quedará con nosotros, será un día ocupado.—

Así que tenía perfecto sentido que Adrien debía estar despierto cuando ella también lo estaba.

—Tenemos toda la vida juntos pero sigues insistiendo en esta mañana?— Adrien se quejó pero los rodó de igual forma para mirar a Marinette con ojos de sueño. Frotó sus párpados y la jaló en un abrazo, presionando su rostro en su cuello y bloqueando su visión mientras cerraba los ojos otra vez con una pequeña sonrisa, tomándole 10 segundos el volver a dormir.

—Claro que insisto en esta mañana.— rió, acurrucándose en Adrien – feliz de que el mayor estuviera contestando su abrazo. Acariciando los cabellos rubios, Marinette besó su cabeza y balbuceó feliz, sin estar al tanto que el mayor había vuelto a dormirse.

—Estaba pensando.— Dijo. —vi este postre el otro día y sé que usualmente preparo comidas saludables pero quiero intentar algo diferente. Este postre es como...pastel de plátano con glaseado y crema batida y tiene fresas, estaba pesando en glaseado de chocolate con helado de vainilla y tal vez rociarle-...— pausó y lo miró. —...te has dormido, no?—

Adrien solo movió los labios en respuesta, soñando con comida y sexo, ya que de normal era raro que pensara en otra cosa, al menos no cuando no era requerido. Dejando salir un ronquido feliz, Adrien casi por instinto restregó su erección mañanera contra el vientre de Marinette, su mano apretaba la cintura de la menor como si estuviera apretando su trasero. No era difícil adivinar qué estaba soñando Adrien.

Suspirando, Marinette besó la frente de Adrien y colocó una mano entre sus cuerpos. Jaló el cobertor sobre sus hombros con su otra mano, mientras que la otra sostuvo la longitud de Adrien. Acariciándolo amorosamente, alejó un poco a Adrien para poder bajar y besar su cuello. Había una sensación de confort tomando control ahora, Adrien estaba viviendo con ella.

Adrien estaba quedándose con ella. Aún peleaban, mucho de hecho, pero Marinette amaba el que se estuviera quedando con ella.

—Despierta~— ronroneó, su dedo acariciaba la cabeza de la longitud de Adrien, mientras besaba y mordía el cuello del mayor. —Despierta~— susurró, mordiendo y lamiendo el lóbulo de la oreja de Adrien aumentando el ritmo de su mano.

Gimió involuntariamente y empujó sus caderas hacia la mano de la menor, sus ojos lentamente empezaron a abrirse para mirar con sueño a Marinette, por un momento, antes de verse abrumado por lo excitado que estaba, y recostando a la menor sobre la cama. Embistiendo la mano de Marinette, la besó y bajó una mano para acariciar uno de los pezones de la menor. Adrien no podía recordar cuándo había sido la última vez que durmieron con ropa. Aún si no habían hecho el amor, era algo natural para ellos el desvestir al otro y luego ir a la cama, aún si solo era para acurrucarse.

Dejando salir un pequeño ruido en los labios de Adrien, Marinette le devolvió el beso con la misma fuerza. Aumentó el ritmo de sus caricias, haciéndolos firmes y asegurándose de pasar el pulgar repetidas veces sobre la cabeza. Introduciendo su lengua en la boca de Adrien, Marinette suspiró necesitada y arqueó la espalda. Estos difusos y cómodos días eran como un preludio a lo que serían sus vidas cuando estuvieran listos para dejar todo y huir juntos. O bien solo podrían vivir pacíficamente, felices y amándose. De cualquier forma, el corazón de Marinette estaba cálido debido al amor y a la emoción.

Adrien besó su cuello, su mano bajó para darle placer al sexo de la menor mientras sus labios tomaban un pezón. —cuándo fue la última vez que te tomé?— murmuró, porque no podía recordar si había sido el día anterior. Al principio se sentía extraño, pero ahora, Adrien se había acostumbrado a hacer el amor cada que tenían ganas, sin molestarse en pensar en la posibilidad de ser atrapados, especialmente porque vivían en el departamento de Marinette. Su correo aún iba a la casa de Kagami pero ese no era un problema grande.

Adrien bajó la mano para acariciar ligeramente la entrada de Marinette. Él apenas tenía ganas de trabajar en la mañana, y usualmente sus deseos por una rápida liberación era mutua.

—Tampoco lo recuerdo,— jadeó, se aferró al rubio y suspiró cuando el mayor acarició su entrada. Besando y mordiendo el hombro de Adrien, Marinette recorrió con su lengua la piel del mayor. Amaba estar así de cerca de él, amaba despertar con él acurrucada a su lado y no había tenido ningún día frío desde que Adrien se mudó ahí.

Quería que hicieran el amor y rápido, era de mañana y ella tenía que ir a trabajar.

Adrien besó el torso de Marinette y bajó más para tomarla en su boca, sus dedos encontraron su camino dentro de su pareja sin esfuerzo alguno. El vivir juntos había cambiado definitivamente las cosas, se habían acostumbrado a su día a día. Peleaban por los quehaceres, por Adrien ser desordenado y por comer mucho, por ella estando muy tensa y estresándose por cosas insignificantes. Pero siempre terminaban así, con ellos desesperadamente enamorados.

Dejando salir un pequeño e incontenible jadeo, la espalda de Marinette se arqueó. Sus piernas estaban sobre los hombros de Adrien y su mano estaba en sus cabellos. Jalando las sábanas con la otra, Marinette echó hacia tras la cabeza con los ojos cerrados y los labios ligeramente abiertos.

—Adrien...— jadeó, su mano masajeaba y jalaba con gentileza los cabellos del rubio. No podía evitarlo, estaba feliz de tener estos días, tanto que no podía con la emoción, y eso se reflejaba en su trabajo. Si no les hubiera dicho ya a MIRACULOUS sobre el estar viviendo con Adrien, ciertamente ellos ya lo sabían de todos modos.

Adrien movió la cabeza de arriba a abajo, presionando su dedo medio contra el lugar rugoso dentro de Marinette, y cuando sintió que la menor estaba lista, subió por su cuerpo y la embistió.

Los meses juntos también le habían hecho entender a Adrien que Marinette no era exactamente un pétalo delicado, la menor podía soportar cosas como el sexo rudo. Así que no dudo cuando empezó a embestirla bastante rápido, sus brazos estaban a cada lado de la cabeza de Marinette, presionando sus piernas contra su pecho. Miró profundamente a los ojos azules de Marinette, su mirada era enamorada y dominante.

Jadeando, Marinette apretó su agarre en los hombros de Adrien con sus manos. La súbita ola de dolor y placer era una mezcla shockeante y a pesar de ser tomada de esta forma más de una vez, su cuerpo seguía reaccionando a ello. Devolviendo las embestidas, Marinette jaló los cabellos de Adrien, estrechó sus músculos alrededor del rubio y encontró su mirada. Era casi como si de verdad estuvieran viviendo juntos, iban a vivir juntos por el resto de sus vidas y Marinette ya casi tenía del todo a Adrien. Tal como siempre lo había deseado.

Adrien siguió embistiendo, apretando los dientes, antes de reclamar profundamente los labios de Marinette. Las mañanas así no eran inusuales para ellos estos días, pero la pasión no se disipaba, a pesar de sus día a día y de su relación siendo estable, aún estaba ahí, la mirada de adoración en el rostro de Adrien cuando desesperadamente la embestía, era la misma.

Era como frecuentemente habían dicho que era. Adrien era desordenado, sus prendas usualmente estaban por todo el suelo, era un caos con los quehaceres como lavar los trastes sucios y Marinette enloquecía con él cuando dejaba las toallas usadas y la pasta dental abierta en el baño. Era una loca por la limpieza y eso frecuentemente enloquecía a Adrien. Marinette hacia lío por las cosas más pequeñas y a pesar de tener ya a Adrien en su casa, aún debía ajustarse a su presencia con él.

Pero era todo lo que quería, era todo lo que Adrien quería y mantener su relación era bastante sencillo.

Se escondían, así como Adrien escondía a su hija y su divorcio de la prensa.

Inclinándose, Marinette encontró los labios de Adrien con los suyos y dejó que el rubio se tragara sus desesperados jadeos y gemidos. No duraría mucho, era de mañana después de todo y si pensaba en ello, no había pasado mucho desde la última vez que hicieron el amor. Sus uñas arañaron la espalda de Adrien, ligeramente, y se estrechó alrededor de él. —Adrien~— gimió contra sus labios. —Estoy feliz...— no pudo evitar sonreír. Pura y verdadera felicidad, nunca en su vida había pensado que todo terminaría así.

Adrien rió y la embistió un poco más profundo. —Yo también...— respondió gentilmente y bajó una de sus manos para acariciar su botón. Se habían acostumbrado al otro, Adrien podía saber en qué milisegundo era el momento adecuado para tocar a su amante, cuándo era que solo necesitaba un poco de estimulación. —Hazlo...— dijo roncamente, mirándola a los ojos.

Adrien estaba tan familiarizado con su cuerpo, tanto, que Marinette solo pudo soltar un gemido antes de correrse. Ambos lo sentían. Marinette se corrió y por instinto, se estrechó alrededor de Adrien y lo sostuvo fuerte, sintiendo que el mayor tampoco no duraría mucho. Podía sentir el movimiento delator del cuerpo de Adrien, la forma en la que su respiración se aceleraba un poco más.

Ante pequeñas cosas como esas Marinette era bastante sensible aún desde antes de que Adrien se mudara. Mirándolo a los ojos, a través de párpados entreabiertos, arañó otra vez la espalda de Adrien, aferrándose a él durante su fin.

Adrien llegó al clímax y descargó por completo dentro de su pareja con un profundo gemido, temblando violentamente. Sosteniendo a Marinette en sus brazos, jadeó, aún dentro de su pareja. El hacer el amor le había despertado en definitiva, pero aún no tenía ganas de moverse. Adrien acarició sus cabellos.

—Emma vendrá en una hora. A qué hora empiezas a trabajar?—

—Poco después de eso,— Marinette jadeó, mantenía sus brazos alrededor de Adrien. Sus manos estaban acariciando la sudorosa espalda del mayor, sus manos se movieron para colocar los mechones rubios tras sus orejas para poder ver su rostro. Suspiró feliz y se acurrucó. —He limpiado su habitación.— Le dijo. —Bueno...aspiré. Tengo que ducharme...alistarme...tratar de no enojar mucho a Alix.—

Últimamente había estado muy feliz, tanto que estaba alterando a sus compañeros.

—Hmm, ya veo.— Adrien ronroneó y se retiró del interior de su pareja, colocándose a su lado respirando profundamente unas cuantas veces antes de obligarse a ponerse de pie. Fue al guardarropa y exitosamente vació todo el contenido en el suelo antes de encontrar su ropa interior favorita, pantalones y una remera. Estirando feliz sus músculos, fue por el desodorante, solo para darse cuenta que se había acabado. En lugar de echarlo a la basura, solo lo dejó en la mesa de noche y fue a sacar otro del cajón.

Marinette también se puso de pie. Se puso la ropa y justo cuando estaba subiendo el zipper de sus jeans, notó que toda la ropa de Adrien estaba en el suelo. Giró y vio cuando dejó el desodorante vacío en la mesa de noche.

—Adrien,— dijo, con el familiar tono que usaba cuando estaba un poco enojada por el desorden. —Acabo de doblar tu ropa y las puse en el cajón. Podrías al menos colocarlas ahí otra vez?—

—Nag, nag, nag,— Adrien dijo onomatopéyicamente, y desapareció a la cocina para preparar el desayuno. Unos cuantos minutos pasaron, y los counters estaban llenos de cáscara de huevos y cebolla. —Quieres desayunar, amor?— dijo animado, ya habiendo olvidado las prendas en el suelo. Además, no le molestaba, de esa forma él podría escoger cuál quería ponerse.

Marinette gruñó, recogió la ropa, las volvió a doblar y acababa de guardarlas cuando Adrien la llamó. Tomando el desodorante vacío, se colocó una remera y calcetines antes de salir. Marinette dejó el desodorante vacío en el tacho de basura y se detuvo cuando vio el estado de su cocina. Lo había visto así antes pero aún le molestaba. —No...gracias.— Dijo, pasando de largo a Adrien para sostener las cáscaras de huevo y cebolla, para poder colocarlo en el tacho de basura orgánica. —Adrien,— suspiró y señaló el tacho. —Tacho verde, cosas orgánicas. No es tan difícil.—

—Lo limpio después.— respondió y se sentó para comer las cebollas y huevos fritos con increíble velocidad. Pero en lugar de limpiar algo de desastre cuando terminó, dejó todos los trates así y fue a encender la TV. —Hice café, amor, está en el cafetera.— Le dijo a Marinette. Lo que no dijo fue la forma en la que había dejado el filtro de papel en la cafetera, cosa que descubrirían cuando prepararan café la próxima vez.

Marinette había dejado a solas a Adrien por un momento. Fue a lavarse el rostro, cepillar sus dientes, recoger sus cosas y alistarse. Cuando volvió a salir de la habitación, pausó y vio la mesa, la puerta de la cocina entreabierta y Adrien en el sofá. Miró la cafetera y suspiró pesadamente. —Amor, gracias.— Bajó su bolso y miró al mayor. —Pero, podrías limpiar la cocina? Va a estar pegajosa, sucia y tendré que fregar todo cuando llegue en la noche.—

—Tengo todo el día libre, limpiaré después.— Adrien dijo despreocupadamente y ondeando la mano para que la menor se quitara de la TV. Estaba mostrando repeticiones de Oz, y Adrien, a pesar de haber visto todos los episodios, quería volver a verlos ahora que estaban pasándolos. —Estará limpio para cuando regreses.— Prometió, aunque estaba familiarizada con que Adrien simplemente lo olvide si no se lo recordaba constantemente, ya que él no evitaba tanto el desorden como ella.

—Dijiste eso la última vez, la vez antes de esa, y la anterior a esa.— le recordó con cansancio. Esta era un familiar enojo para ella, estaba acostumbrada a enojarse con Adrien por desordenar la casa así. Ya no era solo su departamento, ahora era de ambos, pero aún así le enojaba el desorden.

—Adrien, por favor, limpia. La ropa, el baño, la cocina...es como que dejas todo tirado en cuanto lo tocas!—

—Ok, limpiaré después de este show.— prometió, con el ceño ligeramente fruncido, y solo estaba prometiéndole eso para que dejara de molestarlo y le dejara ver la TV. —Relájate, son solo unos platos.— Suspiró. No le hacía mucho caso a la limpieza.

—Lo cual resulta en una enorme pila de porquerías que no sale a menos que lo raspes con un cuchillo.— Marinette gruñó. Se cruzó de brazos. —El desorden no te molesta? Porque a mí sí, cuando llego a casa lo último que quiero ver es ropa en el suelo y desorden en la cocina, así que por favor podrías dejar de flojear?—

—Podrías dejar de ser tan loca por la limpieza?— gruñó, ahora también enojado. —Eres una regañona estirada, cómo es que algunas prendas en el suelo arruinaría tu jodida vida?— le subió el audio a la TV para evitar escuchar la voz de Marinette y ladeó la cabeza desafiantemente para seguir mirando la pantalla tras su amante.

—No arruinan mi vida, solo me ponen de mal humor!— gritó. Giró y apagó la TV manualmente antes de mirar a Adrien. —Limpia!— señaló la cocina. —Lo olvidarás en cuanto salga por esa puerta.—

—Estaba viendo eso!!— Adrien gritó y pateó el sofá en protesta, haciendo un pequeño berrinche. —Y tus regaños están poniéndome de mal humor, así que estamos a mano!!— dijo enojado y se recostó en el sofá, haciendo que su cuerpo cayera para no levantarse a menos que tuviera ganas, y no lo haría solo para obedecer a su pareja.

Marinette refunfuñó, se preguntó si Adrien de verdad limpiaría algo. No podía recordar sus años de adolescente porque raras veces compartía habitación con el rubio y cuando eran Juniors, era Alya quien terminaba limpiando primero.

—Adrien,— gritó, tomando el control remoto y colocándolo en el estante. —Ya en serio, si alguna vez vivieras a solas, tu departamento sería dañino para la salud. Cómo es que el desorden no te molesta? Es asqueroso!—

—Hey, viví a solas por bastante tiempo antes de mudarme a esa casa y mi sistema inmunológico es mucho mejor que el tuyo, tal vez porque no estoy fregando todo lo que toco con cloro.— Adrien gruñó. —Muévete, estoy viendo TV y limpiaré cuando se me dé la gana.— Anunció.

—Limpias ahora o desconectaré la tv y esconderé el control remoto y el cable hasta que lo hagas!— Marinette gritó, enojada porque Adrien fuera así de infantil. —Sabes? Si hubieras limpiado en cuanto hubieras terminado de usarlo, ya todo estar limpio para ahora!— se sentía cansada y el día recién había empezado.

—No!— gritó. —No puedes mandarme en mi propia casa. Vete al infierno!— resopló y giró de lado, acurrucándose y cerrando los ojos, descansando de manera molesta. No haría nada hasta que Marinette dejara de ser tan cargosa.

—Pues también es mi casa!— casi estalló. —Y no soy tu maldita esclava. He estado limpiando tu desorden porque sabes muy bien que no tolero eso! Y lo hago todo yo sola!! Bastardo!!— sujetó el control remoto y salió de la sala para esconderlo.

—Devuélveme eso! Si no te gusta que ni una prenda esté en el suelo entonces es tu jodido problema!!— Adrien se puso de pie y fue tras ella, sosteniendo su muñeca para que soltara el control remoto. —Devuélveme eso ahora!!—

—No!! Tienes que dejar de ser un flojo!!— Marinette gritó, sostuvo el control remoto con ambas manos y trató de quitárselo a Adrien. Los dos estaban de pie en la habitación, al lado de la cama, peleando por el control remoto. Marinette lo jaló y trató de quitárselo. —Suelta!—

—No, tú suelta!— exigió entre dientes. —Regañona, controladora estirada!— gruñó con profundo enojo. —Odio la forma en la que siempre le pones demasiada pimienta en todo pero acaso me ves quejándome para que cambies tu forma de cocinar?— bueno, para ser honesto, Adrien usualmente estaba muy ocupado devorando toda la comida sin queja alguna. En tanto fuera comida (o luciera decentemente comestible) Adrien se lo comería en nada.

—Perezoso, flojo desconsiderado!— dijo en el mismo tono. —Odio la forma en la que hablas durante mi juegos de baseball pero insistes en que me calle cuando ves tus jodidos juegos de soccer!!—

En su enojo, vagamente...distantemente...registró que la situación en la que estaban era más infantil de lo que creyeron.

—Odio que le pongas demasiado suavizante a la ropa y que luego tenga que oler a flores cuando me visto!!— Adrien respondió y jaló furiosamente el control remoto. —Sueltaaaaa!!!— dijo y se sumieron en un jaloneo por el control remoto.

Marinette peleó, podía ser fuerte cuando estaba frustrada, pero Adrien estaba jalando con todo lo que podía. Trastabillando. Jalando y jalando con todo lo que tenían. Sus nudillos estaban poniéndose blancos debido a la presión ejercida. —Sí?— siseó. —Bueno, odio cuando pones tu ropa sucia y las toallas en la bañera en lugar de llevarlas al cuarto de lavado!! Sueltaaaa!!!— gruñó, sosteniendo el control remoto.

—Odio que te lleves mi vaso de cerveza y la pongas a lavar mientras estoy viendo TV y sabiendo que hubiera querido volver a usarlo!!— Adrien siseó y jaló más fuerte, logrando jalar también a Marinette con él, y dejándolos caer sobre la cama. —Torpe, niña...— gruñó a su pareja, su lado le dolía porque el codo de Marinette había impactado ahí.

—Auch...— Marinette se quejó, frotando su frente ya que había chocado contra la cabecera. Jaló el control remoto a su pecho y tercamente se recostó sobre su abdomen en la cama, manteniendo el aparato bajo ella sosteniéndolo con ambas manos. Le gruñó a Adrien pero debía admitir que no estaba tan enojada como debería. Oh, claro, estaba enojada con Adrien pero la ridícula e infantil naturaleza de su pelea le había hecho gracia y se encontró a sí misma apenas conteniéndose de reír, pero tercamente trató de seguir enojada con Adrien por ser tan molesto.

—Ok! Quédate con el control remoto!— gritó enojado y le dio la espalda a su pareja, acurrucándose en la cama y sosteniendo el mullido cobertor, jalándolo sobre él, enfadado. Estaba infantilmente enojado y gruñó en silencio. Primero, lo despertó muy temprano por la mañana y luego se atrevía a quejarse de él.

Marinette ya no pudo contenerlo más. Primero resopló, pero luego su risa ebulló. Revolviéndose, su frente estaba recostada en la cama mientras aún sostenía el control remoto a su pecho entre ella y la superficie. Pero todo su cuerpo estaba temblando con una profunda y contagiosa risa. No podía evitarlo, la pelea que habían tenido los había regresado a treinta y tantos años atrás. Marinette rió tan fuerte que el vientre le dolía y sus ojos se aguaron.

—Vete a pajear y déjame en paz.— Adrien gruñó y jaló el cobertor por encima de su cabeza, cubriéndose por completo. Estiró una mano bajo el cobertor y trató empujar a la azabache infantilmente lejos de él para refunfuñar con dignidad.

Marinette rió, alzó a mirada y se retiró las lágrimas que habían logrado escapar de sus ojos ante su risa. Alejando el control remoto de Adrien, Marinette sostuvo el cobertor y se escabulló debajo. Envolvió sus brazos alrededor de su enojado novio, sosteniéndolo fuerte y sin dejarle mucha opción. —Eres adorable, mi flojo.— Rió. —Eres una molestia, pero una molestia adorable.—

—Shoo,— Adrien musitó y trató de alejarse. —Me iré y tendré mi propio departamento y viviré ahí en todo el desorden que quiera y tú no serás más una esclavista.— Amenazó enojado y empujó el pecho de Marinette.

—Eres un bebé grande,— Marinette suspiró pero mantuvo sus brazos alrededor de su pareja. —No te mataría el limpiar tu desorden, no te pido que te cortes la pierna o algo así, y bueno...si alguien hubiera visto la pelea que acabamos de tener, pensarían que tenemos 3 años.—

—Pues tú empezaste,— insistió infantilmente y se revolvió bajo el roce de Marinette por un minuto antes de rendirse y quedarse quieto, aunque aún tenía la cabeza ladeada con desafiante dignidad. —Tonta,— insultó ligeramente, aunque era evidente en su voz que ya no estaba enojado, solo estaba siendo terco porque así era él.

—Flojo,— respondió, ligeramente. Se inclinó y besó la mejilla de Adrien antes de salir de los cobertores y suspirar. —Está bien, haré un trato contigo.— Miró el bulto bajo los cobertores. —Si limpias y regreso a casa sin ver nada de desorden, te daré...algo.—

Adrien asomó su cabeza bajo los cobertores, un poco consolado por el beso, mientras miraba a su pareja, pensando en si rendirse y optar por la paz o si seguir así por un poco más solo porque una pequeña parte de él lo sentía así. —Tu 'booty'?— preguntó con esperanza.

—Ok, entonces si tienes la casa limpia, te daré mi 'booty'.— Marinette sonrió. Era un trato que no tenía mucho peso porque Adrien igual tendría su 'booty' aún si no limpiaba y ella igual sabía que Adrien no limpiaría. Aún si lo hiciera hoy, mañana olvidaría el acuerdo.

Adrien lo pensó por un segundo antes de asentir y alejar los cobertores para sostener la muñeca de Marinette y jalarla a la cama. Subiendo, Adrien empezó a tocarla con una sonrisa feliz. —Mira ese booty, enséñame el booty, dame el booty, quiero el booty, trae el booty, necesito el booty, me gusta el booty, oh qué booty, mueve ese booty, vi el booty, quiero el booty, Dios qué booty.— Cantó para él contento mientras la tocaba.

Rompiendo en carcajadas, Marinette gritó y trató de retirar a Adrien de su cuerpo, débilmente. Tenía que irse pronto, estaba acercándose a la hora en la que tendría que irse y si tenía la esperanza de llegar a tiempo aún con todo el tráfico, no podía darse el lujo de jugar ahora.

Pero no le importaba, se encontró a sí misma sin importarle si llegaba tarde.

—No tendrás nada de 'booty' hasta que limpies.— Le recordó justo cuando el sonido distante de la puerta se dejó escuchar. Marinette pausó y alzó la mirada. —Emma llegó.—

Adrien hizo un puchero pero se bajó de su pareja, yendo hacia la puerta y arreglando su cabello en un intento de cubrir el hecho de que había estado metido en el juego del 'booty' hace solo unos segundos. Abriendo la puerta, vio a su casi ex esposa y a su hija, quien lucía enojada y callada, tal como estaba estos días. Emma había cumplido 7 años hace dos meses e iba a empezar el colegio, pero debido a los agresivos ataques de pánico, decidieron esperar otros 6 meses con Kagami, solo hasta que la condición de Emma mejorara un poco.

Las visitas de Emma aquí se resumían a coser y quedarse callada, tal vez jugar algunos juegos con Adrien, pero si la dejaba con Marinette, ella hacía de todo para volverla loca, solo se calmaba cuando hacían ropa juntas.

—Hola, cariño.— se acuclilló y Emma solo asintió antes de entrar con la nariz fruncida. Adrien la miró pero solo se alzó de hombros antes de girar hacia Kagami. —Cómo ha estado?— preguntó. —Se está llevando mejor con Luka? O con la nueva nana?—

Mientras tanto, Emma caminó hacia Marinette y sacó su set de acuarelas.

—Dónde puedo pintar?— preguntó sin emoción, sabiendo bien que ella odiaba el desastre y por eso, también odiaría las acuarelas. Por eso las había llevado.

Mientras que Marinette podía ordenarle a Adrien, discutir con él y exigir que limpiara, Marinette era más ligera con Emma. Tenía qué, Emma estaba en un estado frágil debido al divorcio de sus padres y ella la culpaba.

Miró sus acuarelas y asintió. —Tengo papel y periódicos, espera un momento.—

Se puso de pie y salió a la cocina y cuando hizo un pequeño espacio para que Emma pintara, Kagami miró a Adrien y movió la cabeza. Kagami mismo lucía cansada, ella y Adrien compartían su tiempo con Emma, pero no era fácil. El divorcio nunca lo era y Kagami estaba, muy lentamente, haciéndose a la idea de ello. De todos modos no tenía opción pero aún la golpeaba con fuerza.

—Nos odia tanto como antes,— le dijo. —Pero...creo que necesitamos que siga su curso. Todo esto está lastimándola y enojarse es mucho mejor que quedarse callada.—

Marinette extendió los periódicos en la sala. Le dio a Emma un gran pedazo de papel y asintió. —OK, puedes pintar aquí,— le dijo con una sonrisa amable. Fue por su bolso y miró su reloj, solo para palidecer cuando se dio cuenta que estaba haciéndosele tarde.

Emma se sentó y se aseguró que Marinette estuviera viendo antes de tomar su pincel y empezar a pintar...fuera del papel y el periódico, justo sobre el suelo. Alejó su mirada del papel y miró a Marinette. —Ooops, lo siento.— Le dijo con el mismo tono seco. Había empezado a usarlo regularmente después de saber que sus padres se divorciarían.

Había llorado toda la noche, con Chloé sosteniéndola, y después de eso se calmó. No había perdonado a ninguna de las personas involucradas, pero en lugar de ser hostil, estaba siendo indiferente, y era casi imposible saber si estaba haciéndolo adrede o si estaba muy deprimida y esta era su forma de soportarlo.

Adrien, mientras tanto, estaba metido en su conversación con Kagami, estaban susurrando en lugar de hablar porque él no quería que Emma escuchara lo que decían. —No lo sé, Kagami.— Susurró. —Ha estado así desde hace meses, crees que debamos llevarla con otro doctor?— a diferencia de Kagami, Adrien ya había olvidado su matrimonio, no miraba atrás, no de la misma forma. Estaba feliz así como estaba.

Marinette la vio y supo que lo había hecho adrede, no había forma de que fuera lo contrario. Pero aún así, no podía culparla o regañarla. Ella no era su hija, además ella estaba enojada con Marinette.

—No pasa nada, traeré algo para limpiar.— Sonrió y fue al baño. Aunque sabía que ella volvería a hacerlo una y otra vez hasta que encontrara otra forma de destruir esta casa.

Tal como lo había hecho la última vez que se quedó y la vez anterior, y la anterior a esa...

Kagami movió al cabeza. —No más doctores,— respondió en voz baja. —No hay nada malo con ella, Adrien. Está reaccionando como debería, es una pequeña niña, sus padres están divorciándose y además ella sufre de ataques de pánico. Al llevarla con otro doctor estaríamos diciéndole indirectamente que algo está mal con ella.—

Cuando la verdad era que no había nada mal con Emma.

Kagami miró a Adrien. —Lo superará, pero tenemos que dejarla. Le tomará algo de tiempo, ya empezó a castigarnos a Luka y a mí. Cambió la pasta dental de Lu con crema para pies y escribió en las paredes con mi lápiz labial. Dejemos que lo supere, Adrien, pero...debemos regañarla cuando haga cosas como esas.—

Marinette regresó y empezó a limpiar el suelo que Emma acababa de ensuciar, giró hacia ella con una sonrisa. —Dejaré esto aquí en caso de que tengas más accidentes.—

No lo usaría, y ella lo sabía.

—Está siendo insoportable con Marinette.— Adrien suspiró. —Está más enojada con ella que con todos nosotros, sé que lo está. Ha sido casi medio año, no puede seguir haciéndolo por mucho más, necesita una forma de dejar salir su frustración. Ha cosido mucho?—

Mientras tanto, Emma se puso de pie del suelo y jaló adorablemente la manga de la ropa de Marinette. —Mari,— dijo. —Me gusta tu camisa,— halagó con voz seca. —Puedo arreglarla?—

Ella había 'arreglado' algunas de las prendas de Marinette y el resultado había sido algo muy excéntrico incluso para ella misma, y aún más para Marinette. Algo de lo cual Emma estaba muy al tanto.

—Um, tal vez después.— respondió, aunque la verdad era que no sabía cómo lidiar con esto. Miró su celular otra vez y le envió un mensaje a Alya diciéndole que llegaría tarde. Por mucho que quisiera irse ahora, tenía que vigilar a Emma mientras Adrien hablaba con Kagami.

Le sonrió a Emma. —Hay algo que quieras comer en la noche? Yo cocinaré.—

—Coser es una salida pero no una forma de dejarlo salir del todo.— Kagami suspiró. —Está aburrida en casa pero no puede ir al colegio mientras siga teniendo esos ataques de pánico.—

Le había dicho que dejara de tocar las cosas de Luka y las suyas, pero Emma había estado fúrica, eso solo funcionó tanto como esperó y el resultado final fue Emma siendo enviada a su habitación porque eso era todo lo que podía hacer. —Puedes encontrar una forma para hacer que ella deje salir todo?—

—No lo sé, Kagami.— Adrien suspiró. —Tendré que pensarlo. Creo que necesitaba un amigo. Pero no tiene a nadie aparte de Chloé. Está sola, y solo rodeada por gente adulta. Marinette tiene algunos sobrinos y sobrinas, puedo pedirle que los traiga.— Sugirió.

—Papas fritas del congelador,— Emma respondió a Marinette. —Le pones mucha pimienta a tu comida.— La niña miró la ropa de Marinette, claramente planeando qué hacerle. Su propio vestido era suelto con leggings de color ámbar y calentadores.

—Le bajaré a la pimienta,— prometió, se arrodilló para estar a su mismo nivel y jaló su bolso por un momento. —Hay algo que pueda traerte? No tengo muchas cosas en este departamento pero si lo pides, encontraré algo que te haga sentir mejor cuando vengas aquí, sabes que mis libros de costura y mis materiales están libres para cuando los quiera usar o llevártelos, no tengo problema.— Esas cosas eran las únicas que Emma no destruía, y le gustaban demasiado los materiales tan avanzados de Marinette, cuando estaban en 'buenos' términos le preguntaba cómo usarlos y las dos podían pasar de menos 3 horas sin que Emma tratara de arrancarle la cabeza a Marinette

Kagami se alzó de hombros. —Lo que sea estará bien, supongo.— Admitió. —Adrien, esto igual iba a golpearla con fuerza. Lo que podemos hacer ahora es ayudarla a superarlo y no dejarla salirse con la suya cuando haga algún berrinche. Tiene que saber que lo que hace está mal...al menos que se lo recuerden. No puede salir librada cuando haga malcriadeces debido a lo que está pasando.—

Kagami estaba firme ante ello. Ya había perdido mucho maquillaje.

Miró a Adrien, notando su apariencia por primera vez desde que abrió la puerta. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro. —Cómo estás?— preguntó. —Cómo está ella?—

Le tomó alrededor de medio mes el preguntar por Marinette. Pero ya habían pasado 3 meses. Kagami aún estaba herida, sentía la cicatriz pero ya lo había aceptado.

—Estamos bien.— Adrien suspiró. —Lo lograremos. Yo – Emma qué estás haciendo?— vio de reojo que su hija se había inclinado para abrazar a la sorprendida Marinette, solo para intentar robarle el celular sin que ella se diera cuenta.

Kagami se asomó pero cuando vio dónde estaban las manos de Emma, gritó. —Emma!! Devuélveselo!—

Marinette parpadeó, aún estaba sorprendida porque Emma la había 'abrazado', y apenas había notado que ella tenía su celular.

—Emma,— Adrien suspiró y estiró la mano, pero Emma fue más rápida. Adrien lo había visto venir y se movió para atraparla, pero ella había logrado escapar. —Maldición, monito, se le hace tarde para ir a trabajar, dame eso,— Adrien gruñó y Emma solo movió la cabeza mientras sostenía el celular, lista para escapar o esquivar a alguien en cualquier segundo.

Marinette se puso de pie, sorprendida por un momento antes de tantear sus bolsillos y darse cuenta que el celular en la mano de la niña, era el suyo. —...oh,— musitó y miró a Adrien tratando de recuperar su celular.

Kagami también intervino, bloqueando otra salida de Emma. —Emma, ahora!— gritó. —Devuélvemelo y deja de hacer esto,— miró a Marinette por un momento antes de mirar a su hija. —Ahora, Emma!—

—No,— Emma anunció, de pie desafiantemente con el celular. —Tú, tú y tú pueden irse a pajear,— dijo mientras señalaba a los tres adultos. No tenía ganas de dejar de hacerse la difícil. Aún no. Adrien suspiró profundamente y se movió para bloquear otra ruta de escape.

—Emma Agreste Tsurugi, no te traje aquí para que seas una mocosa malcriada!— Kagami gritó, yendo directo hacia su hija con la clara intención de quitarle el celular para que Marinette pudiera irse a trabajar. Ella entendía que Emma estaba enfadada, pero eso no le daba el derecho de hacer esto.

Emma anticipó ese movimiento y la esquivó con facilidad. —No, así es cómo me has criado. Ves?— Emma se señaló, enfatizando cómo es que Kagami la había criado y cómo es que había terminado así, así que literalmente todo se había dado así. Adrien mordió su labio. La disciplina claramente no funcionaba con Emma.

Marinette miró el reloj. Se le estaba haciendo muy tarde, debió haberse ido antes de que Emma llegara pero...

Miró a Adrien, Kagami y Emma. Ellos estaban persiguiéndola y ella estaba tercamente sosteniendo su celular – el cual necesitaba para poder trabajar. Reuniones a las cuales ir, personas a quienes llamar. Marinette – como idol que era – vivía de ese celular.

Pero bueno...no podía intervenir, Emma estaba enojada y ella era la última persona a quien escucharía.

Kagami estaba frustrada. Había tenido una semana con Emma haciendo eso y estaba por darle a Emma a Adrien, solo para que la niña hiciera lo mismo.

—Devuelve ese celular,— siseó. —Ahora.—

Emma estaba disfrutando la mirada en el rostro de Marinette, por ello, la miró con valentía.

—Pídelo de buena gana.— Le dijo a Marinette, como si para ella fuera obvio que solo eso sería necesario. Lanzó el celular de una mano a otra y esperó. No le gustaba que Adrien siempre interviniera cuando ella estaba molestando a Marinette, quería que la mujer se defendiera sola, esta relación de ambas no funcionaría si Marinette siempre la dejaba salirse con la siya y esperar que los demás la salvaran, Emma necesitaba que Marinette la notara.

Marinette miró a Emma y dio un paso al frente. La miró a los ojos, también valientemente. —Puedes devolverme el celular, por favor?— pidió. No tenía intenciones de regañar a Emma, y no lo haría. Tampoco la castigaría o actuaría como su madre. Porque no lo era, ella nunca sería eso para ella a menos que ella lo quisiera y ahora mismo, lo último en el mundo que ella quería era Marinette Dupain-Cheng.

Emma rápidamente le lanzó el celular y desapareció a su habitación, cerrando la puerta. Adrien resopló y viró los ojos, girando hacia Kagami. —Lamento el caos, puedes irte ahora.— Le dijo a su ex esposa mientras que ausentemente jalaba a Marinette, besando su sien.

—Hablaré con ella,— susurró en los cabellos de su pareja. No dejaba que Emma se saliera con la suya al molestar a Marinette, pero sin importar qué método empleaba, era en vano.

Kagami miró la puerta por donde Emma había desaparecido, giró hacia Adrien y suspiró. —Nos vemos la próxima semana.—

Cuando se fue, Marinette se recostó en Adrien y guardó su celular. Ya sabía que no había mucho que pudieran hacer para reducir la ira de la niña, pero Adrien tenía razón al decir que había pasado ya casi medio año. Tenía que haber alguna forma.

—Tengo que irme,— se inclinó para besar la mejilla de Adrien y fue por su bolso. —Regresaré en la noche.—

Adrien asintió y desordenó ligeramente los cabellos de Marinette. —Nos vemos en la noche. Limpiaré el desorden y me darás tu 'booty'.— Dijo traviesamente, aunque lucía muy cansado por las malcriadeces de Emma.

Miró la puerta de la habitación de Emma, preguntándose si había algo que pudiera decirle para hacerle sentir mejor, pero al final la dejó ser.

—También tendrás la dicha de limpiar la pintura de la alfombra.— Marinette sonrió, señalando el suelo donde el periódico había sido olvidado. Besó una vez más a Adrien y fue a trabajar. Dejándolo con la gloria de quedarse con su malcriada hija.

Cuando Emma salió de su habitación, encontró Adrien en el suelo de rodillas, fregando las acuarelas mientras gruñía para él mismo. —Estúpida limpieza, si no fuera por el 'booty', ni siquiera me molestaría...— musitó para sí mismo, y Emma se quedó de pie y lo miró, ladeando la cabeza.

—Tú nunca limpias,— señaló, y Adrien giró para mirarla enojado. Ella estaba siendo grosera, solo porque sí, y Adrien no podía tolerar la forma en la que ella se metía con Marinette. Él estaba entre su pareja y su hija, y eso no era fácil.

—Emma...— suspiró profundamente y limpió la última mancha. La cocina y su habitación también estaban limpias y sin manchas para cuando Adrien se puso de pie y fue a lavar la ropa antes de recoger los periódicos del suelo. —Qué ganas con molestar a Marinette?— preguntó cansado.

—Odio este lugar y la odio a ella. Y también te odio a ti.— Emma respondió secamente. A pesar de ya haber pasado 3 meses, Adrien aún encontraba dolorosa la hostilidad de Emma, y sus ojos se suavizaron un poco.

—Sé que me odias,— le dijo gentilmente. —Tienes el derecho y yo lo entiendo, pero ya te he dicho muchas veces que lo que empezó entre Marinette y yo, nunca fue por su propia iniciativa. Yo decidí empezar todo.—

—Ridículo, totalmente ridículo. Si ella no existiera, tú no lo habrías hecho.— dijo, y hubo tanta tristeza en su ser que Adrien se encontró incapaz de estar enojado. Ya sabía que si le decía que no lo hiciera, nada cambiaría.

—Chloé está libre hoy. Quieres pedirle que salga con nosotros?— sugirió. El rostro de Emma se iluminó con la posibilidad de dejar este departamento, el cual ella odiaba profundamente, y Adrien guardó su celular.

⋆✩⋆

Media hora después, aparcaron frente al departamento de Chloé y Emma estaba sosteniendo un bolso con fuerza, dejando a Adrien con la interrogante de qué podría ser. —Ok, no estropees su casa,— dijo y Emma lo miró inmutada.

—Su casa ya es lo desordenada suficiente sin mí haciendo nada.— Le dijo y salió del auto poniéndose las gafas que Chloé le había regalado por su cumpleaños, eran unos Gucci bastante costosos, pero Emma los adoraba y solo se los quitaba cuando era necesario o solo los sujetaba a la parte alta de su cabeza justo como Chloé,

Yendo al departamento sin siquiera esperar por Adrien, luciendo casi emocionada Emma camino. Adrien suspiró para sí mismo, preguntándose sobre la forma en la que Emma estaba más encariñada con Chloé que con él, pero lo dejó ser y se unió a Emma en el elevador, retrocediendo y esperando cuando llegaron a la puerta pero la niña determinadamente anunció la llegada.

Cuando Chloé respondió lucía como si acabara de despertarse. Tenía el cabello desordenado, una remera normal y sin ropa interior. Miró a Emma y le sonrió con sueño antes de hacerse a un lado. —Buenos días,— saludó cansinamente, dejando que Adrien también entrara antes de cerrar la puerta e ir a su sala, le importaba muy poco como la veía Adrien.

Su celular estaba en la mesa de centro y desde ahí, una voz sonó. —Aún estás ahí?—

—Sí, Sabriina,— Chloé bostezó, se sentó en el sofá y gentilmente le indicó a Emma que se acercara.

—Bueno, entonces...— Sabrina siguió, su voz resonaba por toda la sala. —como te decía, este chico tenía un enorme-—

—Sabrina,— Chloé interrumpió. —Tengo que irme.—

—Qué?!— Sabrina se quejó pero Chloé se inclinó y cortó la llamada.

La rubia bostezó y giró hacia a Adrien. —Y, qué tal?—

—Sabrina?— los ojos de Emma se achicaron en ligera sospecha. —Ya te conseguiste novia?— preguntó, luciendo entre celosa, dolida y entretenida. —Por fin, por poco pensé que eras monja.— Dijo. —Vi este video donde le insultabas a Alix, sabes que las personas piensan que ustedes dos tienen una relación secreta?— preguntó cuando se sentó al lado de Chloé, Adrien educadamente mantuvo su distancia de ambas, por ello se sentó en el sofá frente a ellas.

—Ah, Ridículo, totalmente ridículo. No, no tengo nov-?!— Chloé tosió, miró a Emma ofendida – de broma – —Créeme, pulga, si fuera a tener novia, la última persona con quien me haría pareja sería ella.—

Se inclinó para sostener su celular y lo guardó. —No, esa era Sabrina contándome sobre un chico que conocía, y que tenía un grand pe-— pausó y miró a Adrien con cautela. —...estaba bien proporcionado,— dijo. —Como sea, ella piensa que ella puede que le haya pasado algo. Eso sería divertido de esconder.—

—En serio?— Adrien preguntó divertido. Emma no entendía de qué hablaban, así que solo se alzó de hombros y tomó su bolso.

—Esto es para ti.— Le dijo a Chloé. —He estado trabajando en eso los últimos meses.— Sacó una casaca de cuero gris, ceñida y con tachas bien arregladas. —No sabía tu talla así que te medí cuando dormías.— Le dijo y le aventó la casaca a Chloé, tratando de actuar como si no fuera algo grande aún cuando estaba escrito en todo su rostro lo nerviosa que estaba.

Chloé miró la casaca y sus ojos se abrieron grandes. Gentilmente sostuvo la prenda, la miró por ambos lados. —Wow,— dijo, bastante sorprendida con sus habilidades. Esto era algo que ninguna niña de 7 años podría hacer, pero bueno, Emma siempre había sido diferente.

La casaca era llamativa, era una garantía que varias cabezas girarían. Emma pasó un minuto sin habla antes de gentilmente dejar la casaca a su lado, inclinándose y sosteniendo a Emma para poder abrazarla.

—Gracias,— musitó contra su cabello. En estos momentos cuando ella odiaba a todos, Chloé parecía ser la única personas a quien no.

—Ya consíguete una novia,— Emma murmuró en el cuello de Chloé. —Estar soltera y salir con niñas te hace ver sospechosa.— Emma pellizcó la mejilla de Chloé y rió un poco. El sonido hizo que el corazón de Adrien se sintiera cálido, porque Emma ya no reía estos días. Pero claro, Emma y Chloé parecían tener un lazo especial.

—Eres especial.— Chloé respondió con una pequeña sonrisa, acarició sus cabellos y la mantuvo en su regazo. Chloé era la única persona que no estaba involucrada en este divorcio y aunque tenía el trabajo de cuidar de Emma, quería preguntarle a Adrien cómo estaba. Después de todo, Chloé sabía más sobre lo que estaba pasando, Adrien, Luka y Marinette también eran sus amigos. Pero ya sabía que Emma no quería hablar del divorcio o de lo que sea que estuviera pasando.

Aun así, jaló a la pequeña rubia en un reconfortante abrazo, miró a Adrien. silenciosamente preguntándole si estaba bien.

Lo que recibió en respuesta fue una cansada mirada. Adrien se quedó ahí y solo miró la interacción entre su hija y su amiga, y nuevamente confirmó que la condición de Emma sería peor sin Chloé. Pero aún así, ella necesitaba amigos de su edad, ya que ahora ella estaba tratando de crecer y estar al mismo nivel que ellos cuando la verdad era que tenía que ser solo una niña.

Era tal como Chloé lo había esperado. La soltó y alejó los cabellos de Emma de su rostro para poder mirarla. La niña estaba enojada, estaba exteriorizándolo con todo los involucrados pero Chloé también estaba preocupada por su condición mental. Ataques de ansiedad y pánico a su edad...eran difíciles de afrontar.

—Oye,— bajó la voz, hablándole solo a Emma. —Niña, has estado durmiendo?—

—Sí.— respondió vagamente y alejó su cabello, evitando el contacto visual. Adrien sabía que no, sabía que Emma tendía a despertarse muchas veces durante la noche y que le era difícil el volver a dormir. Pero no sabía cuánto era que ella dormía, ella nunca lo despertaba ni a él ni a Marinette cuando no podía dormir, había veces en las que Marinette se despertaba por el sonido de la máquina de coser y solo pasaba al cuarto de Emma y se sentaba en el sofá que había puesto, ambas se quedaban en silencio, Emma cosía y Marinette leía en silencio hasta que les ganaba el sueño a ambas en el silencio de la noche.

Aun así, Chloé estaba preocupada, ella también sabía que ella no estaba durmiendo bien. No con todo lo que estaba pasando. Después de todo, ella había estado ahí cuando ella escuchó lo del divorcio, ella había llorado mucho y Chloé sintió que su corazón se rompía bajo su abrazo.

Era como lo último de sus fuerzas y ahora todo lo que le quedaba era huir de todo lo que pasaba. Y eso preocupaba a Chloé.

La jaló cerca, dejando que su rostro descansara en su hombro y relajara su cuerpo contra su pecho. Giró hacia Adrien. —Y a qué debo este placer? me extrañaban?—

Adrien hizo señas tras la espalda de Emma, tratando decirle que ella estaba destruyendo la casa, pero Emma lo vio y quiso decirlo ella misma. —Pinté el suelo, robé el celular de Marinette y papá se hartó de que siempre haga líos.— Anunció calmadamente.

Chloé ya sabía que ella estaba haciendo insufrible la vida de Marinette. Claro, habían pasado 3 meses, pero se preguntaba cuánto más ella seguiría haciendo esto. Pero no podía preguntar, tampoco podía decirle que no lo hiciera. Ella no era su madre y era la única persona que ella tenía. Chloé tenía que estar de su lado o sino ella no tendría nada.

Acarició los cabellos de Emma y asintió, ni aceptando ni rechazando lo que había hecho. Dando un pequeño suspiro, miró a Ema. —Bueno, uh, qué les parece algo de comida? Podemos salir, los tres.—

Adrien asintió y estaba por ponerse de pie cuando sintió que su celular vibraba en su bolsillo. Sacándolo con un pequeño frunce de ceño, su expresión cambió de una normal a una desconcertada cuando vio quién llamaba. —Solo un minuto.— Le dijo a ambas y desapareció en el baño para poder hablar en paz.

—Agreste,— respondió confundido, preguntando si era el número equivocado.

—Adrien,— respondió la animada voz americana, el sonido de las personas en el fondo podían escucharse un poco. —Qué tal? Habla Jason, qué hay?—

—Jason,— Adrien saludó, complacido pero un tanto sorprendido. No había estado en contacto desde hace años. —Bien. Qué hay?— respondió en inglés. —Ha pasado bastante tiempo, qué sucede?—

—Eres justo el hombre con quien quería contactar,— Jason dijo animado. —Tengo un artista que hará su álbum debut pero necesita compositores. Tiene ideas locas, es talentoso pero...la composición no es lo suyo. Así que cuando pensamos, fuiste la primera persona que llegó a mi mente – he adorado tus singles y albums, tío – eres el hombre que necesito.—

Chloé siguió acariciando los cabellos de Emma, mirando con curiosidad a Adrien, pero la mayor parte de su atención estaba en mantener a Emma cerca y reconfortarla.

Le tomó un momento a Adrien el darse cuenta qué estaba insinuando, y cuando entendió, tartamudeó un poco. —Q-qué?— preguntó. —Te refieres a que regrese a USA? Pero mi hija...— dijo pero se detuvo. Jason obviamente no sabía nada sobre su divorcio o de su relación con Marinette.

—Es un proyecto.— Jason respondió. —Y todo estará bien, no es para siempre. Tienes talento para escribir canciones, tío, podrías explotarlo en América. Te necesito, tío, la paga es buena y los chicos aquí también son buenos.—

Jason no sabía nada de lo que estaba pasando en la vida de Adrien. Solo sabía lo básico, que estaba casado, que tenía una hija y no era de sorprender que los cantantes se fueran al extranjero para trabajar. Adrien tenía una puerta abierta en América.

Un proyecto en el extranjero. Aunque la idea de dejar el país era tentadora, no podía haber sido en el peor momento. Tenía un divorcio a cuestas, la condición de su hija, Marinette...y no tenía idea de lo que su padre diría. Tomaría mucho el hacer los arreglos, Adrien tendría que llevarse a Emma con él o dejarla por algunos meses, Marinette tenía trabajo aquí así que no podía dejarlo... —Cuándo me necesitarías?— preguntó inseguro. La idea lo tentaba pero necesitaba pensar.

—Estoy reuniendo compositores.— Jason respondió. —Pero eres el primero en mi lista, tío. Te necesito tal vez como para el...el próximo mes, necesitamos hacerlos arreglos pero sería genial tenerte aquí.—

Jason parecía entusiasmado con esto y tenía sentido. Este era un nuevo proyecto y aunque las ideas seguían llegando, Adrien estaba en su lista. —Crees que podrás arreglar las cosas por tu cuenta? Con tu esposa y eso.—

Poco sabía que el mes que necesitaba Adrien era el mes para que su divorcio finalizara.

—Sí, sobre eso...— se detuvo. —Las cosas han estado un poco difíciles con mi esposa. Puedes guardar un secreto?— preguntó nerviosamente, sabiendo que si declinaba, Jason al menos merecía saber por qué.

—Claro.— Jason pausó, su tono se hizo un poco más preocupado. Chloé alzó la mirada y vio a Adrien silenciosamente. Todo ese tiempo había estado acariciando la espalda de Emma, acunándola gentilmente y tratando de hacerle dormir...o al menos relajándola.

—Estoy a mitad de mi divorcio y mi hija...no lo está tomando muy bien. Así que este es un mal momento. Pero veré si puedo arreglar las cosas, ok? Estaría bien si llevo a mi hija si la situación lo requiere?— preguntó, dando a entender que ese era el punto crucial. Tal vez lo necesitaban, estar un tiempo a solas con Emma, sin Marinette entre ellos.

—Claro!— Jason dijo animado, sonando feliz otra vez. —Tío, quizá vas a ser uno de muchos compositores con niños por aquí, todo estará bien. Lo que sea que necesites, necesito tu cerebro, así que para que puedas estar aquí, haré que todo sea lo más cómodo posible.—

—Ok. Lo pensaré.— prometió, mordiendo su labio. —Te llamaré luego, ok?—prometió y colgó, alejando el celular con una mirada dudosa. Lo que sea que decidiera hacer, necesitaba hablarlo con Marinette, para escuchar lo que diga.—Cosas de trabajo,— le dijo a ambas cuando salió de baño.,

Chloé asintió, cargó a Emma y giró hacia a Adrien. —Almorcemos, muero de hambre.—Dijo y ambas al mismo tiempo se pusieron las gafas en sus ojos y se sonrieron complices, como dos amigas saliendo de marcha.

Continuará...

************

Estamos a casi nada de terminarlo~ y me siento muy feliz x eso Jajajaja al fin después de MESES lo terminaremos!!!

Nos leemos el miércoles~

Besitos  de murciélago para todos~ 🤘🏻💋

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