Por la tarde esperaba con pocas ansias la cena junto con los invitados. Sabia a lo que venían, el hijo de Sean no me agradaba ni un poco, pero por otro lado, ansiaba encontrarme con Leo, ver su mirada y me preguntaba si era de esas personas que se sonrojarían al encontrarnos. Creo que al recordar lo que habíamos hecho más de una vez mordí mi labio inferior y sonreía sola.
-Hija- dijo mi padre dándome un beso en la frente al encontrarnos en el pasillo. Íbamos camino para bajar al salón donde todos los demás nos esperaban.
-Padre, justo a tiempo- dije y luego mire al hombre que aguardaba detrás de él- General.
-Princesa- dijo Leo bajando su cabeza. Pude notar rápidamente su cambio de ánimo, sus ojos estaban serios y un poco más cerrados que lo normal. Lo quede mirando un poco más y él al darse cuenta me mando una sutil y leve sonrisa que borro con gran rapidez.
-Te ves nerviosa- dijo mi padre al verme morder mi labio inferior.
-Padre, solo te diré que seré cortés.
-Bien, vamos.
Llegamos al salón y nos encontramos con la mesa completamente llena de comida, Fadila ya se encontraba allí. Junto a ella, su prima y el Rey al frente de su esposa, su hijo mayor a su lado, luego estaba una silla vacía que seguramente correspondía a la mía y a la cabeza, mi padre. Los soldados de Sean también estaban ahí custodiándolos, eran 6 rodeando la mesa, los de nosotros eran 8 pero permanecían apegados a los muros observándonos en silencio.
-Thion, siéntate a mi lado- dijo Sean nombrando una de las cabeceras de la mesa.
En silencio me senté junto al Príncipe y mi padre sin despegar sus ojos de mi asintió levemente su cabeza, como si me dijera con sus ojos "Todo está bien"
-Yo estaré justo detrás de usted, no dude en ordenarme- dijo Kurok al oído. A pesar que su voz era bastante ronca, resonó en mí por varios minutos como una cálida voz que me entrego un poco de tranquilidad.
Miré a Leo y me encontré con sus ojos, observándome desde su posición pero también observaba a Sean, su deber este día era con mi padre y mi padre no lo soltaría fácilmente.
-Has tenido un hermoso otoño, la ciudad se ve perfecta Thion.
-Sí, pero hay que prepararse para el invierno. El otoño dura muy poco.
-Oye Thion- dijo el Rey mientras escupía comida de su boca- ¿Acaso realmente no puedes estar sin tu soldado?- dijo mencionando a Leo que estaba justo a un paso detrás de mi padre- dale un descanso, que vaya a beber o tomar mujer.
-No Sean, el a pesar de ser mi General es mi mano derecha y consejero, estará conmigo el tiempo que yo lo disponga, ¿Tienes alguna objeción?
-No, me parece innecesario pero si tu gustas.
Me eche un pedazo de papa a la boca, su sabor era tan amargo como la incomodidad que en ese momento sentía. Podía también sentir el calor de las manos del Príncipe y por más que quisiera, los modales eran imperdonables y debía dejas mis manos a los costados del plato.
-Te ves hermosa- dijo él.
-Gracias.
-Te sienta bien el otoño, en mi tierra dicen que esta temporada ayuda mucho a las mujeres a madurar y cuando pasa el invierno y viene la primavera están listas para abrir sus piernas.
-No es un buen tema para hablar en la mesa Príncipe, pero esa misma historia me la sé pero con las flores.
-Llámame August y ¿Por qué dices que las flores no puedes ser igual que las mujeres?
-¿Estas tratando de hablar apropiadamente?
-Así hablo yo con las mujeres que tienen una belleza única, no eres la excepción Helina.
-Veo que estas tratando de ser agradable conmigo, ¿Es eso o puedo asumir que tienes dos personalidades y las vas ocupando acorde a la situación o dependiendo de las personas que están presente?
-Hermosa, no tuvimos un buen comienzo pero podemos arreglar eso con una caminata ¿Qué te parece?
-¿No te han enseñado que no puedes salir con personas que apenas conoces?
-Oh vamos, no soy un extraño, sabes que soy el futuro Rey del Este y si tú me aceptas también podría ser el Rey de esta tierra.
-Veo tus intenciones, pero no desposaría a alguien que se cree tan superior a los demás, con un ego inmenso y amor a sí mismo. Y eso solo lo pude ver en un día- el príncipe bajo rápidamente su mirada y su voz se hizo aún más ronca.
-Eres una mujer.
-Soy una mujer- dije interrumpiéndolo pero el rápidamente se puso de pie bruscamente.
Sin sacarle los ojos encima pude sentir que realmente no coexistiríamos en un lugar y al igual que él, que se había levantado ejerciendo alguna presión ante mí, no me quedaría sentada y me levante, mirándolo seriamente.
-Soy una mujer- volví a repetir- pero jamás seré TU mujer.
-Helina- dijo suavemente mi padre.
-Padre, con tu permiso me retirare- dije. El, asintió con la cabeza y me dio el permiso pero no antes de que el Príncipe tomara mí ante brazo con fuerza. Un escalofrío subió de pie a mi cabeza y le tuve temor enseguida pero no estaba sola y no me echaría para atrás.
-No creas que soy cualquier cosa, en esta tierra tengo más poder que tu- Kurok puso su mano derecha en mi hombro y con la otra agarro la parte de la muñeca del príncipe y se miraron seriamente, el príncipe no tardo en soltarme pero sin cambiar la expresión de su rostro me miro enojado, con una mirada bastante fría.
-Déjenla en paz, no estamos en nuestro Reino donde puedes hacer lo que te dé la gana- dijo la Reina.
-Thion perdona a mis inmaduro hijo aún no se acostumbran a esta tierra y seguramente hubo un malentendido entre ello, tu hija puede ser bastante dura.
Mi padre solo alzo la mano y el príncipe volvió a sentarse mientras yo me retiraba del lugar sin antes intercambiar miradas con Leo que seriamente miraba a todos.
Salí al pasillo y suspiré.
-¿Todo bien princesa?- pregunto Kurok mirándome atentamente.
Lands y Marcus me esperaban cerca de la puerta y al vernos se acercaron para acompañarnos.
-¿Crees que me pase?
-No, usted nunca dude de su propia palabra y autoridad, su actitud y su personalidad poderosa es lo que a todos les gusta.
-¿No fue impropio?
-Para nada, yo lo hubiera golpeado.
-Días como estos me gustaría ser una persona normal.
-¿A qué se refiere?, Usted no es alguien simple y casual.
-A eso me refiero, me gustaría ser simple y casual. Poder estar tranquila, sola, poder ir a donde yo quiera sin escolta, trabajar la tierra, comer sin tanta formalidad, conocer más personas- dije y luego lo miré- amar a la persona que yo quisiera.
-¿Amar?- dijo algo sorprendido
-No me malinterpretes- dije al verlo pensativo- no es que en este momento ame a alguien, solo quiero decidir intentarlo, sentirlo sin que alguien me obligue. Estamos más que claro las intenciones de Sean y su hijo.
-Esto ocurre en todos los Reinos, no tengo mucho que decir.
-Si lo tienes, solo tienes miedo en decir algo impropio Kurok y créeme que en este momento te estoy dando el derecho de que me digas lo que piensas- dije mirándolo atentamente, espere unos segundos y volví a caminar- Puedes comprender que no siempre tengo ese tipo de conversación o confianza, todos me dicen lo que debo hacer y cumplir con mi rol de Princesa, después de todo mi futuro esposo será el Rey de Cretos, pero nadie me dice realmente lo que piensa y lo que debería hacer como mujer por y para mí misma. Esa es la diferencia de ustedes, y no solo los soldados, sino todos y Leo.
Estaba un poco deprimida, enfadada y angustiada pero no podía esperar tanto las palabras de Kurok, si no quería desear nada yo tampoco perdía algo.
-Yo entiendo.
-¿Qué entiendes?- me detuve y volví a mirarlo. Pocas veces podía ver a este hombre sin esa sonrisa malévola o esa cara enojada obedeciendo las ordenes de Leo. Esta vez su rostro estaba relajado y su cicatriz se podía ver con más detalle.
-Entiendo lo que te aprisiona, de hecho hace muchísimos años también conocí a alguien igual que usted- cuando lo mencionó, dibujo en su rostro una sonrisa pero con una mirada nostálgica- a diferencia de usted el Príncipe no pudo con todo lo que usted hoy tiene que enfrentar, así que...
-¿Príncipe?
En ese momento comprendí que Kurok había dicho algo que ni él se había dado cuenta. Abrió unos ojos enormes y la sorpresa de su rostro fue rápidamente en seriedad.
-¿Príncipe?, ¿Cuál príncipe?- la voz de Cathal apareciendo justo en la escalera.
-Un príncipe que conocí en uno de mis viajes- dijo carraspeando su garganta.
-Cathal.
-Princesa, su padre me pidió que le informara, que la vera más tarde en sus aposentos.
-Gracias Cathal.
-La princesa puede ir a sus aposentos con Lands y Marcus, tú acompáñame por favor- dijo seriamente.
-Con su permiso.
-Adelante- seguí mi camino por las escaleras y pensé.
-Marcus.
-¿Si Princesa?
-¿Cuántos Príncipes legítimos hay? ¿Y cuantos ya con mayoría de edad?
-Son alrededor de 8 mi Señora, y 6 de ellos con mayoría de edad.
-¿Alguno de ellos ha abdicado?
-No mi señora.
¿A qué Príncipe se refería Kurok? ¿Y a que se refería que no había podido con lo que yo debo enfrentar? ¿Significa que hoy ya no es un Príncipe?
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-¡¿Pero a ti que te pasa?! ¿Qué pretendías?, ¿Decirle a la Princesa todo?, echarías a perder toda nuestra misión aquí- dije entre dientes mirando a todos lados para asegurarme que no hubiera nadie-Juramos no hablar de esto.
-Si Cathal lo siento, la Princesa se veía tan frágil y sin salida en ese momento y yo...
-¿Qué?, ¿Solo por una carita de niña buena soltarías todo?, pero ¡¿QUE TE ESTA PASANDO A TI?!
-Yo... lo siento. No volverá a ocurrir.
-No, no volverá a ocurrir- dije- No somos aptos para reconfortar a la Princesa, no tengas otros motivos.
-No Cathal, no traicionaría a Leo.
-Bien- dije dejándolo solo y caminando al salón para integrarme- Dioses lo que tenía que ocurrir ahora.
Al entrar al salón la comida ya había sido retirada y salía y entraban los sirvientes.
-Dime Rey Sean, ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones en venir a mí?
El Rey del sur rio a carcajadas mientras se hacía cariño a su barba.
-No te pongas tan serio, estamos en confianza o ¿No?- reía.
El Rey rio un poco pero esperaba una respuesta.
-Seamos sinceros, nosotros ya estamos algo viejos para gobernar, y pronto será un poco tarde si no hacemos algo con nuestros hijos.
-¿Nuestros hijos?
-Sí, ellos ya han alcanzado la pubertad, su hija se ha convertido en una hermosa dama y mi hijo en un gran hombre.
-Sigue, te escucho.
-Quiero que organicemos después de que medites mi propuesta y lo hables con tus consejeros. Y Pienses en la boda de nuestros hijos.
El Rey pareció sorprendido, ante tan indecente propuesta pero era muy obvio que todos estaban pensando en estas intenciones.
-¿Boda? ¿Y cuándo me ibas a preguntar de eso?- dijo el Rey.
-¿No es algo obvio mi visita a tus tierras?- dijo abriendo sus manos como si su oferta fuera casi perfecta.
El Rey quedo en silencio pensativo, y disimuladamente miro a Leo que estaba a unos pasos de él.
-August es tu nombre ¿Cierto?
-Si Rey Thion.
-Dime ¿Qué piensas de todo esto?
-Mi Rey, su hija es una hermosa mujer podemos llegar a buenos términos y sin duda nuestros herederos serán de un linaje bastante puro y eso traería beneficios para usted y para el Este.
-¿Te la llevarías?
-Si Thion, ella debe ser educada como esposa y debe conocer mi tierra
-Thion, nuestra alianza será firme y duradera además, ¿Tienes a otro hombre apto para tal título?
-Mi hija no es muy fácil de tratar, si no le agradas te lo hará saber y como vi hoy no fue un buen comienzo. Como dijo tu Reina, no estás en tus tierras, aquí mi hija tiene el mismo poder para ordenar a sus soldados asique te aconsejo que no intentes domarla.
Apretaba mis dientes al escuchar tal conversación, podía sentirme agitado pero Leo mantuvo la calma todo el tiempo, ¿Qué podía estar pasando por su cabeza al escuchar todo esto?
-Thion su hija es una mujer- dijo el príncipe- y las mujeres son domables, además cambian mucho de opinión. Sé que le agrado y le gustare después de verla un tiempo. Yo estoy dispuesto a entregarle todo mi cariño.
-Creo que un compromiso puede ser una buena idea, no tengo otro candidato porque no he pensado aun en casar a mi hija pero no pondremos tiempo a la boda, esperaremos para que los muchachos se lleven bien. Dicho esto lo conversare este asunto con mis consejeros.
-Thion no lo pienses tanto.
-Thion- dijo Fadila- Helina ya es una mujer adulta, es hora de pensar en desposarla si la mantienes aún bajo tu sombra jamás florecerá debidamente.
-Si Fadila por eso lo pensaré.
-No se arrepentirá- dijo el Príncipe.
-Bien, esa fue mi decisión, esperaremos una luna y veremos qué tal se llevan- dijo poniéndose de pie.
-Es bueno que no te cierres Thion.
El Rey Thion había estado serio en todo momento, seguramente Fadila al enterarse de todo esto intentaría persuadir a su querido esposo pero por el momento Thion parecía bastante seguro Mientras tanto solo quedaba esperar, espiar y mirar.
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-Princesa- dijo Lands al llegar a mis aposentos- ¿Es posible que usted me dé un poco de su tiempo?
-Entra Lands, podemos hablar mejor adentro, deja la puerta abierta. Marcus.
-¿Si Princesa?
-Que nadie entre.
Clara y Bony me esperaban a un lado de la cama. Al verme se acercaron bajando la cabeza y sonrieron.
-Aun no- les dije levantando mi mano y ellas guardaron distancia- Lands, ¿Qué se te ofrece?
-Princesa, tengo una inquietud que carcome mi alma y estoy un poco desesperado de poder encontrar respuestas.
-Dime, ¿Cuál es tu inquietud?
-¿Puede ser a solas?
-¿A solas?- dije un poco dudosa pero luego accedí- Clara, Bony.
-Si Princesa- dijeron y salieron a esperar en el pasillo, mirándome desde el
-Habla- dije sirviéndome vino.
-¿Usted ama alguien?
Sentí que el vino no pasaba por mi garganta y derrame un poco como si mi boca tuviera un agujero donde se filtrara.
-Lands, ¿A qué se debe tu pregunta y porque tengo que contestarlo? Nunca te habías entrometido en mis gustos y deseos.
-¿Deseos? Usted me ofende, creí que mis sentimientos estaban claros para usted.
-Tus sentimientos no son correspondidos, creo habértelo dicho, eres como un hermano para mí.
-Helina, no seas cruel conmigo.
-No lo soy Lands, es la verdad. Ahora dime, ¿Por qué sacas este tema de repente?
-Vi algo en el barco- dijo y un escalofríos recorrió mi piel- y no me parece correcto, no con él.
Respire profundamente y apretando los dientes me acerque a él. Firme y decidida ¿Habrá visto como besaba a Leo? Fue entonces que lo mire atentamente, pude sentir su respirar en mi cara y lo nervioso que estaba.
-¿Quién es él?
-Sabe a quién me refiero.
-Contéstame.
-A Leo, he visto como se miraron en lo profundo de su recamara, estoy seguro que él la ha engañado desde un principio y tiene deseos de usted. Él no es de esta tierra, usted debería elegir a alguien de aquí
-Hablas como si me fuera posible elegir a mi futuro esposo.
-No, hablo de intentar querer a una persona. Usted sabe que yo la he querido desde que tengo memoria- dijo tomando mis manos.
-Lands, lo lamento.
-¿Usted lo quiere?¿Le gusta?
-Lands, vamos ¿Quién en todo el Reino no gusta del General?
-Entonces es mutuo.
-¿Le has preguntado alguna vez a el?
-No.
-Claro que no, le tienes miedo.
-Yo no veo lo que usted le ve a él, ese hombre no es bueno para usted, es peligroso.
-¿Y tú sí?
-Puedo ser mejor. El tiempo me dará la razón.
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Se notaba que el Rey no quería soltar a su hija, pero no me sentía cómodo, quizás si hubiera sido otro Rey buscando la esposa de su hijo hubiera sido distinto y Thion hubiera aceptado sin titubear. Realmente el, la amaba.
-General- dijeron en coro Marcus y las doncellas al verme llegar.
-¿Qué ocurre?
-La Princesa nos pidió aguardar aquí- dijo Clara en voz baja.
Mire hacia dentro de sus aposentos y pude ver solo la espalda de Lands, con su altura la tapaba completamente y estaban en silencio. Mi corazón se apretó.
-¿Princesa?- dije entrando. Ellos rápidamente se apartaron.
-General, yo estaba...
-Por irte Lands- lo interrumpí.
-General ¿A qué se debe su visita?
-Tengo que escoltarla a los aposentos del Rey ¿Interrumpí algo?
-No, permíteme cambiarme e iré con usted- dijo haciendo un gesto a sus mujeres y ellas entraron rápidamente.
La mire un momento esperando alguna explicación o palabra de porque habían estado los dos solos y tan cerca, pero ella simplemente se quedó ahí mirando como sus doncellas buscaban su ropa. ¿Qué había pasado entre ella y Lands?
-Lands, sal fuera y cierra la puerta.
-Princesa, piense en mis palabras. General- voltee a verlo y entendí lo que él quería, marcharnos.
-Espera Leo, quédate por favor deseo escuchar lo que dijo mi padre.
-Estaré observando a la puerta- dije sin mirarla. Lands con pasos firmes dejo los aposentos y cerro fuertemente y todo se inundó en silencio.
Sentí como se escuchaba su ropa al caer al suelo, no olvidaba el beso que nos habíamos dado y a pesar que estaba un poco inseguro por lo que había visto, me sentía nervioso de estar otra vez a solas con ella. No dejaba de ver la puerta, los recovecos de ella y sus detalles. ¿Qué más podía distraerme?
-¿Qué pasa?, estas muy callado- dijo su voz.
-¿Qué le incomoda a tu hombre?
-¿A mi hombre?
-Sí, lo noté un poco molesto.
-Ah, te refieres a Lands ahora.
-Por supuesto.
-Pues General para que lo sepas, mi hombre está justo delante de mí. Mi soldado, Lands está afuera, contestando tu pregunta, sí estaba un poco molesto.
-¿Puedo saber porque? No sé si tengo derecho a preguntar- dije haciendo una pausa. Pensé bien en mis palabras ya que no estábamos solos realmente - la verdad es que no sé cuáles son los derechos que puedo tener o si realmente algo haya cambiado entre usted y yo y la visita del Rey.
-Bony y Clara saben de todo, asique relájate y habla sin formalidad- pero el solo guardo silencio.
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Mientras me cambiaba lo seguía observando, observando como sus manos se apretaban, se soltaban, se acariciaban detrás de su espalda. Su rostro subía y bajaba esperándome. Solo verlo como me desnudaba detrás de él me excitaba, estaba otra vez a solas con él y a pesar de que los ánimos eran bastante negativos por la noticia del Rey Sean, yo aún mantenía mis esperanzas en Leo.
-¿Y bien, no vas a decir nada acabo de alagarte?
-Te preguntare algo y espero no ofenderla.
-Te escucho.
-¿Esto es un juego?
-Creo que no nos hemos entendido.
-No es eso Helina, estoy confundido, tú me confundes.
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-Entonces- sentí que su voz se acercaba a mí y asumí que debía voltear- No te voltees- me ordenó con rapidez. Solté mis mano y aguarde, ¿Otro de sus juegos?- ¿Cómo estás seguro que ya estoy vestida?- dijo en mi oído y mi piel rápidamente se erizó.
-Helina.
-Princesa- dijo una de sus mujeres.
-Clara guarda silencio.
-Si Señora.
Ella caminó rodeándome y cuando nuestros ojos se encontraron pide notar su cara sonrojada, su respirar rápido y sensual.
-Así como tú me tratas, no me trata nadie más. Esto si partió como un juego y lo sabes, pero creme que tienes todo el derecho de preguntar lo que querías preguntar.
Dioses, con solo mirarla de cerca mi corazón latía con rapidez y mis ganas de besarla eran incontrolables, estaba vestida con un hermoso vestido de color amarillo claro y en su rostro se dibujaba una leve sonrisa tranquilizadora.
-¿Puedo besarla?
-¿Y eso contestaría todas tus dudas?
-Claro que no- dije y no me detuve. Pase mi mano por su cintura y la bese ella respondió suavemente a mí.
Sentía el murmullo y las leves risas de sus mujeres pero no me importo después de todo ellas siempre estarían junto a la Princesa.
-Bien- dijo sonriendo- contestare la pregunta que no me has querido hacer- dijo apartándose con una sonrisa ruborizada. Tocó la puerta sin dejar de mirarme y Marcus y Lands abrieron. Ella siguió caminando por el pasillo como si la conversación no terminara- ¿Recuerdas lo que ocurrió en el barco?, pues ese hombre de allí- dijo en voz baja volteando y apuntando a Lands- lo sabe todo.
Y volteé a mirarlo solo para fulminarlo con la mirada.
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