Parte II
Allí me encontraba yo, parada frente a un espejo por primera vez observando mi apariencia física que nunca en mi vida había visto. Al principio me costó bastante asimilar que esta soy yo, que la persona frente a mí simplemente es mi reflejo, la verdad no es para nada como me imaginaba. Creía que mi cara era un poco morena y que mis mejillas eran rellenitas como las de mi hermana. Pero no, es todo lo contrario. Mi cara es de tez blanca y es delgada, mis pómulos son notables y bajo mis ojos se encuentran enormes ojeras, al observar mis labios pude ver que estos no son tan grandes como creía, si no más bien de tamaño mediano y estaban demasiados resecos ocultando el color rosado de unos labios normales.
—¿Y qué tal? ¿Te gusta tú físico? ¡Tú también eres hermosa, incluso Adam me lo ha dicho! — Anelly exclamó entusiasmada.
Sonreí sintiendo el calor subir por mis mejillas, al darme cuenta en el espejo noté que me estoy sonrojando.
¿Realmente soy yo? No dejo de observarme, más que todo los ojos. Grises y profundos bastante hermosos, en los que mis largas pestañas sobresalen. En cuanto al resto de mi cuerpo, solo veo una figura delgada oculta tras esta camisa holgada que he llevado puesta como hace dos años.
—Tania, quiero bañarme con la agua caliente de la bucha —Anelly se acerco a mí y comenzó a jalar de mi brazo.
Me reí de ella.
—Es ducha no bucha —le corregí —Está bien, vamos. Pero antes déjame ver que ropa nos dio el señor.
Me acerqué a la cama en compañía de Anelly y las dos revisamos las múltiples prendas que nos dio el hombre, para nuestra sorpresa son de mujer, y están limpias y en buen estado.
—¿De quien crees que sea esta ropa? —me pregunta.
Alcé los hombros en respuesta de que no tengo ni la más mínima idea. Al ver un poco más veo una falda larga que taparía mis rodillas junto con una camisa con decores de flores, esta es pequeña y solo llega hasta mi ombligo.
—Tal vez esto te sirva —le entregué la camisa a Anelly y ella la recibió alegre al ver lo hermosa que es.
También encontré unos pantalones y más camisas que posiblemente me sirva. La ropa parece de una mujer adulta por lo que no logré encontrar algún pantalón o falda para mi hermana. Y tampoco podría dejarla con ese vestido sucio.
—¿Y si recortas la falda? —sugirió Anelly alzando los hombros y mordiendo su labio inferior.
Su idea me sorprendió, pero bueno... ¿Qué otra opción había? Reblujé entre las estanterías encontrando unas tijeras afiladas, y proseguí a cortar la falda de modo que le llegara hasta abajo de las rodillas.
Me mordí el labio empezando a estresarme, ver los recortes de la falda en el suelo me puso nerviosa ya que el hombre odia el desorden. ¿Y si se enoja por lo que estamos haciendo? No... no tiene por que enterarse.
Las dos agarramos nuestras prendas y salimos de la habitación, Anelly fue la primera en entrar al baño. Eché un vistazo hacia el horno de carbón antes de entrar, el hombre sigue preparando la cena. Me introduje en el baño encendiendo la luz blanca con el interruptor y cerré las puerta de madera tras de mí.
Nunca había presenciado un baño así, este tiene retrete y una ducha que sorprendentemente cuenta con agua caliente. Antes, en la plantación de esclavos no teníamos mucho tiempo para bañarnos por lo que siempre apestábamos, y ni hablar de la hora de hacer nuestras necesidades, simplemente cavábamos un hueco en la tierra y enterrábamos nuestras heces. Lo que es asqueroso ahora que me encuentro frente a un retrete.
Anelly comenzó a desvestirse tímidamente, solía asearla cada dos veces a la semana en la quebrada, y supongo que debo hacer lo mismo en la ducha.
Abrí la cortina que da privacidad a la ducha y Anelly entró desnuda en aquella, traté de no mirarla para que no se sintiera incomoda.
—¿Cómo se abre la ducha? —Anelly se agachó en el piso en posición fetal mientras tiembla del frio y observa perdida a todos lados. En la parte baja de la ducha se encuentra la manija, la abrí y de repente un chorro de agua empezó a caer sobre mi hermana mojándola por completo.
Anelly produjo un grito ahogado y se alejó del chorro de agua con velocidad.
—¡Está muy fría! —se quejó.
Extendí mi mano sintiendo la fría agua y nuevamente giré del grifo, noté que la temperatura comenzaba a subir, es decir, se está poniendo caliente.
Sonreí. —Ya está caliente, puedes entrar.
Anelly se acercó lentamente cubriendo sus pechos con sus manos, ella se introdujo en el chorro de agua y se mojo al instante. En el suelo hay una rejilla por donde se va el agua junto con la suciedad que invadía a mi hermana hace un momento.
—Está calentita... —daba saltos de alegría y se movía sintiendo la cálida temperatura del agua.
—Ya estas muy grande como para que te limpie, recuerda limpiarte en las axilas y allí abajo —le guiñé un ojo y cerré la cortina dándole privacidad.
Después de un rato, Anelly por fin finalizó su largo baño. Ella salió de la ducha comenzándose a vestir con las prendas que nos brindó Anderson. Yo por otro lado, comencé a desvestirme. Por fin me daría un baño y me desharía de la suciedad.
Entré desnuda en la ducha y cerré la cortina para darme mi propia privacidad, Anelly tardó demasiado, creo que lo mejor es que me apresure. Abrí la manija y el agua caliente comenzó a caer en mi cuerpo desnudo, al principio sentí escalofríos hasta que me acostumbré. La suciedad se está yendo gracias al agua y mi vista comienza a nublarse por el vapor que produce la ducha.
Quería quedarme allí por largas horas, disfrutar de la esplendida agua caliente pero de repente alguien toca la puerta. Cerré la ducha con velocidad y abrí un poco la cortina para observar, mi hermana está sentada en el retrete ya vestida, solo estaba esperándome. Las dos nos observamos asustadas.
—Quería decirles que la cena está lista —dijo Anderson al otro lado de la puerta.
—E-Está bien, ya vamos a salir.
Durante un minuto esperé alguna respuesta pero no había más que silencio, Anderson se ha marchado. El baño está inundado de vapor y mi hermana estaba sudando por el calor. Decidí salir de la ducha y comencé a vestirme con unos pantalones no tan ajustados y una camisa de manga larga que es de color blanco.
—Te ves divina —le sonreí a mi hermana, la falda y esa linda camisa de flores se le ve bastante bien, Anelly luce irreconocible —. ¿Te ha quedado bien la falda?
Ella asintió y se levantó del retrete dando una vuelta para presumir su nueva ropa.
Las dos reímos nerviosas.
Cuando terminé de vestirme, las dos salimos del baño dejando la puerta abierta para que el vapor saliera. Juntas caminamos hasta la mesa en donde se encontraba Anderson comenzando a servir la sopa en unos tazones de madera, también logré notar que no solo era sopa. Hay más tazones con arroz, ensalada, frutas y la carne frita que posiblemente sea del Monopitecus.
—Veo que ya terminaron —el hombre alzó su mirada observando nuestras prendas —. Tardaron más de lo que pensé, pero bueno, lo importante es que ya están aquí para disfrutar de mi grandiosa cena. ¡Espero les guste!
Agradecí amablemente y llegué hasta la mesa, Anelly fue la primera en sentarse en una de las sillas mientras se relamía los labios apreciando cada tazón, ella extendió la mano para agarrar una fresa y cuando lo hizo se la comió rápidamente para que Anderson no la viera.
Me senté en la silla frente a Anelly, el hombre acercó los tazones de sopa junto con las cucharas y tenedores, luego se sentó en una silla.
—Pueden comer lo que quieran, no suelo comer demasiado así que prácticamente todo esto es para ustedes. La sopa es de cebolla, y la carne que ven allá es del animal que casi las ataca, todo es saludable y brindan muchas proteínas, así que coman bastante para que tengan energías —nos dice.
El olor es bastante agradable, mi estomago gruñó del hambre y sonriente tomé la cuchara para comenzar a comer la sopa de cebolla. Su sabor provocó un cosquilleo en mi paladar, no me contuve y proseguí a coger la carne del animal, le brindé a esta un mordisco y me sorprendí ya que su sabor es exquisito, seguí comiendo más carne mezclándola con el arroz.
Anelly me observó sorprendida, y tomó la cuchara empezando a probar todo lo que había en la mesa, antes de darle un mordisco a la carne la miró con desagrado pero con valentía la probó, ella hizo una mueca de asco y dejó la carne a un lado. Por otro lado Anderson comía solo de su sopa con tranquilidad.
Dirigí mi mirada hacia la ventana que está justo al lado de la puerta de entrada, el sol se está ocultando, comenzaba a anochecer.
Anelly se había acabado toda su sopa junto con su tazón de arroz, ahora empezaba a comerse la ensalada. Todo es agradable, excepto el silencio, así que opté por sacar algún tema de conversación para tal vez... ¿Alegrar el ambiente?
—Y ¿De quien es esta ropa? —le pregunté sutilmente a Anderson, él levantó su mirada rápidamente y dejó su cuchara en el tazón de sopa.
—Eran de mi ex novia. Cuando terminamos ella dejó su ropa aquí, y bueno, no quise deshacerme de ellas así que solo las guardé —suspiró —. Seguramente está viviendo en el centro de cabañas, tal vez ustedes deberían ir allí.
—¿Qué es ese lugar?
Alzó sus cejas sorprendido ante mi pregunta.
—¿No sabes que es ese lugar? ¿Enserio? Bueno, allí es donde muchos Homoelementals se reúnen y construyen sus cabañas, ese lugar es como un pueblo, hace mucho no voy allí pero seguramente es inmenso... Que extraño, pensé que ustedes venían de ese lugar y que se habían perdido en el bosque.
—No, en realidad nosotras venimos de una plantación —Anelly se detuvo tapándose la boca, las dos nos observamos nerviosas.
—¿Y como es que tienes luz y agua? —pregunté cambiando de tema.
El hombre nos observó a las dos seguramente percatándose de que algo ocultamos.
—Bueno, eh... En el centro de cabañas crearon su propio sistema de agua, yo simplemente junté mis tuberías con las de ese lugar, el agua proviene desde un rio. Por la energía, yo diría que me las ingenié para tener mis propios bombillos —el miró hacia arriba y señaló esa maravillosa forma de producir luz.
Anelly asintió fingiendo que le importaba y siguió comiendo.
—Por cierto. ¿A que se refieren con plantación?
Tragué saliva y acerqué la ensalada hacia mí comenzando a comerla a grandes porciones, seguramente se nota mi nerviosismo y eso me incomoda, el hombre nos observa tratando de analizar la situación.
—Ahora que lo pienso... —comienza diciendo llamando nuestra atención —. Les he hablado demasiado de mí, saben mi nombre, conocen mi cabaña, y ahora saben que tuve una ex novia, pero, yo no sé nada de ustedes, ni sus nombres, ni de donde provienen, ni la situación por la que viven actualmente. ¿Podrían decirme? Aunque claro, no las estoy obligando, pero creo que es mejor para mi saber que tipo de personas hay en mi casa.
Mis manos comenzaron a temblar, me sentía encerrada, la presión de responder empezó a intranquilizar mi mente comenzando a imaginar escenarios en mi cabeza. ¿Y si nos hecha? ¿A donde iremos? ¡¿Y si nos entrega a los guardias?!
—Yo me llamo Anelly, tengo ocho años. Y ella es mi hermana Tania, y tiene veintiún añitos.
El hombre se rió.
—¿Y de donde vienen? —dirigió su mirada hacia mí.
Su mirada parece aumentar aún más mis nervios. ¿Debería decirle? Anelly me observa seriamente, decirle o no depende de mí.
—Está bien, te diremos. Pero, es un secreto —solté esas palabras sin pensarlo.
—Pero... —Anelly estuvo a punto de reprochar mi decisión pero se contuvo.
El abrió la boca sorprendido.
—Creo ya sé. ¿Huyeron de casa en búsqueda de una aventura? —supuso.
Negué seriamente, la alegría del hombre se desvaneció en un instante seguramente notando que algo anda mal. Alzó una de sus cejas esperando a mi respuesta. Los nervios me invaden pero simplemente proseguí.
—Nos... escapamos de una... —tenia ganas de llorar, era como si un nudo se hubiese formado en mi garganta —. Mi hermana y yo e-escapamos de una plantación de esclavos.
Las lágrimas comenzaron a desprenderse de mis ojos, el hombre quedó atónito con lo que le acababa de decir, él se tapó la boca con sus manos y sus ojos estaban más abiertos de lo normal. Sin duda mi respuesta lo dejó sin como reaccionar.
—En la plantación de esclavos, utilizaban nuestras habilidades para la producción de ropas, comida, y muchas cosas más. Todo para los malvados guardias de la plantación —Anelly contuvo sus lágrimas y miró al hombre, era como si ella rogara por ayuda.
—Eso es... Eso es horrible. De verdad lamento por lo que tuvieron que pasar, yo... yo no tenia ni la más mínima idea.
—No te preocupes —le dijo mi hermana y le sonrió. Aparté las lágrimas de mi mejilla.
—Esa es la razón por la que estábamos perdidas en el bosque. Cuando escapamos, no lo hicimos solas, las personas que más queríamos también habían estado con nosotras, pero fueron encontrados en la mitad de nuestro escape y seguramente se los llevaron de nuevo a la plantación —dije. Recordar ese momento es doloroso.
—¡Todo por culpa de Alex! —exclamó ella enojada y golpeó la mesa.
—Solo Anelly y yo logramos escapar, y llegar hasta aquí.
Anderson está impactado, noté que incluso quería llorar.
—Son muy jóvenes, y es terrible que les haya pasado algo así —dijo él.
De alguna manera, siento menos carga sobre mí. El hombre nos ha comprendido.