Irina
Faltan tan solos unos minutos para comenzar la boda, visualizo a Fared en frente de la puerta, en la cual tengo que entrar para casarme. Aunque todas mis ilusiones desaparecen y cambian a una completa preocupación, ya que él está herido.
—Oh, cielos. —Corro hasta Fared y lo agarro por las dudas que se caiga.
Su respiración es agitada y se ve el camino de sangre en el suelo.
—Te mancharás —me dice.
—¿Qué importa? Estás herido.
Toma mis hombros de repente.
—Debes irte —me pide.
—¿A dónde? Tienes que ir a un curandero. —Toco su mano y me suelta al retroceder—. No es momento de caprichos, Fared. —Frunzo el ceño.
—Irina, yo... no sé ni cómo llegué aquí, creo que me tendieron una trampa, temo por tu seguridad, debes largarte ahora.
—No voy a irme, me voy a casar y tú tienes que buscar ayuda, estás sangrando mucho.
Bufa.
—¿Qué es lo que no entiendes de que tienes que largarte?
—Primero no recibo órdenes tuyas. —Levanto un dedo—. Segundo, no estás explicando nada y tercero, el que no comprende eres tú, necesitas una revisión urgente.
—Te tienes que alejar de mí, no es seguro. —Se gira para retirarse y lo detengo, así que me mira—. Irina...
—¿Así que por ahí viene el tema? —expreso indignada y mis ojos se humedecen—. Vienes a recordarme tu rechazo para que no me arrepienta, esto es toda una escena, ¡¿qué pretendes?!
Siento como si se me cortara el aire cuando de repente me abraza.
—Niña escandalosa, yo... yo estoy enamorado de ti desde hace mucho tiempo.
Mi corazón se acelera y me quedo paralizada.
—¿Qué? —Mis labios tiemblan.
—Y por eso tengo que salvarte de mí.
Me empuja de repente y saca un cuchillo oculto de su ropa, entonces sin pensarlo mucho se apuñala.
—¡No! —chillo viendo como cae al suelo y me agacho a auxilarlo—. ¡¡Alguien, ayuda!! —pido desesperada.
Veo a Jacky salir de la sala, entonces se acerca corriendo hasta nosotros.
—Maldición —se queja ella al visualizarlo inconsciente y luego me mira—. Tenemos problemas —me avisa.
—¿Más? —Lloro.
—No hay nadie en el castillo.