¿Cómo podría empezar a describir a Jaehyun?
Tal vez primero debería recalcar su hermoso estilo clásico y sofisticado, sus pantalones de pana color red velvet, la camisa blanca de manga larga perfectamente planchada y con un lindo lazo en el cuello que se encargaba de amarrar en un pequeño nudo de manera descuidada o los zapatos de charol lustrados con sumo cuidado porque podría ser que así le gustaba tenerlos.
Era pelirrojo por lo que también un precioso tono rojizo relucía sus bonitas cejas; no muy pobladas, sólo lo suficiente como para hacerlo ver varonil.
Jaehyun estudiaba dirección escénica y dramaturgia, uno de los mejores estudiantes en la facultad.
Por otro lado yo sólo era un chico introvertido que gustaba del arte en pequeñas porciones y que amaba con todo su corazón la poesía que escribía aquel dulce chico de cabello peculiar.
Me sentía bastante tonto cuando algunas veces no entendía del todo la metáfora y la símil
pero he de admitir que gracias a ello al profesor se le hizo buena idea que alguien como Jaehyun fuera mi tutor, y vamos que la idea mucho mucho no me molestó.
— ¡Es suficiente! No logro entender esto, viviré bajo un puente, no, mejor, cantaré en la estación de tren y dejaré que la gente lance monedas a mi estuche de guitarra.— contesté exhausto aquel abril por la tarde en donde el calor dejaba a su paso una gélida brisa amenazando la llegada de una hermosa puesta de sol.
Los destellos de luz pegaban directamente en las hebras pelirrojas, Jaehyun tapó su cara con una de sus manos y me dedicó una sonrisa que dejaba ver sus lindos hoyuelos a los costados de sus mejillas
y entonces ahí pude entender que el arte no tiene nada que ver con el gusto ya que no está ahí para ser degustado, sólo se disfruta, se siente, se goza por eternidades, Jaehyun era la pieza de arte más preciosa en el firmamento, un destello de luz que jamás podría apagarse...
— Jungwoo...— tomó una de mis manos mientras poco a poco se iba acercando a mi rostro y colocaba un mechón de cabello detrás de mi oreja. tal vez si no hubiera estado sentado me hubiera desvanecido en ese precioso momento. — Sólo hay una cosa valiosa en el arte: las cosas que no puedes explicar. ¿Entiendes? No importa si no sabes diferenciar entre un concepto y otro, lo importante aquí es que logres sentir lo que quieres transmitir a tus espectadores, si no puedes hacer eso es mejor que comiences a trabajar en lo que pasa aquí...— señaló mi pecho con su dedo índice y lo fue subiendo en dirección a mi cabeza. — y aquí.
Aquella tarde se despidió sin decirme mucho, tomó sus cosas y alborotó mi cabello antes de salir por la puerta.
Al día siguiente lo esperé por dos horas...
pero él jamás llegó.
En la facultad era distante, en los pequeños recesos trataba de alejarse lo más posible y en toda la carrera no logró verme a los ojos ni una sola vez después de esa tarde de tutoría
abril pasó en un abrir y cerrar de ojos, luego vino Mayo y para cuando me di cuenta ya nos estábamos graduando. logré exentar aquella materia que tanto me costó, podría decirse que la lejanía de Jaehyun me ayudó a aclarar lo que había en mi cabeza y en mi corazón. Fue doloroso al principio, era un constante sube y baja de emociones, tomé aquello como impulso para escribir lo que mi voz no se atrevía a decir, encontré a Jaehyun en varios de mis poemas y en otros simplemente lo tildaba y dejaba puntos suspensivos en la espera de un nuevo verso que sabía a tristeza con un toque de nostalgia.
Los días fueron pasando y nadie me dijo que la vida después de la universidad sería un fiasco, en ocasiones me preguntaba si a ese pelirrojo también le estaba costando tanto como a mí acoplarse a los cambios. Sin embargo esa mañana me atreví a mirar el puesto de periódicos, ahí podía verse en grande el titular "Try Again" y abajo de éste un hermoso eslogan que decía "Algo siempre nace del exceso: el gran arte ha nacido a partir de gran terror, extrema soledad, profundas inhibiciones e inestabilidades, pero al final, éstas siempre encuentran un balance".
Jaehyun había llevado una de sus obras al máximo teatro, uno de los más importantes e influyentes en todo Seúl, sonreí porque de alguna manera no esperaba menos de una persona con ese talento innato
él encontraba las luces en donde solo había obscuridad, dejaba a su paso esperanza y una de que otra lágrima con sus suaves y delicadas palabras, al final de cuentas él entendía que lo que sostiene a un artista es la mirada de amor en los ojos del espectador, no el dinero, no las relaciones correctas, no las exposiciones, no halagadores comentarios...
simplemente amor.
📌
La noche había caído un poco fría, la nieve era tupida y llenaba los automóviles de un tenue color blanco, yo llevaba un gorrito con un pequeño pompón en la punta, mi bufanda tapaba la mitad de mi rostro y llevaba puesto un bonito traje de tres piezas color azul.
Iba directo al teatro, había conseguido uno de los últimos boletos en taquillas y claro que fue cuestión de suerte ya que no me esperaba que se hubieran acabado a las 24hrs de haber salido, probablemente Jaehyun estaba orgulloso de saber que tanta gente iría a ver su obra. Estaba feliz
por él y por todo lo que lograría a futuro
aunque debía admitir que dolía un poco no poder ser parte de su vida, ni como un amigo.
Llegué cinco minutos tarde, me escabullí entre todo el gentío y me acomodé lo mejor que pude en aquella butaca. Las luces se apagaron y el telón se abrió uno al costado del otro, la escenografía estaba hermosa, había un pequeño sofá color blanco en medio, a un lado una lámpara minimalista y sobre la mesa enana un libro de color rojo. Era algo sencilla pero no perdía el toque de elegancia que distinguía a su autor.
La trama se basaba en el anhelo, el olvido, los días transcurridos de un amor no correspondido, se guiaba al fracaso, a la tristeza de saberse insuficiente ante la persona que amas.
La gente aplaudía al cerrarse el telón, lanzaban rosas y las mujeres limpiaban sus lágrimas con pañuelos finos de encaje, yo esperaba a que el gran artista saliera y así como lo pensé... sucedió.
Jaehyun estaba tal y como lo imaginé, su cabello igual de bonito, se había hecho un adorable flequillo que le llegaba más abajo de las cejas, llevaba un traje color negro y por supuesto su camisa de manga larga con un precioso bordado en los puños, también tenía puestos unos botines color rojo que llamaban mucho la atención por ser tan ostentosos y de clase.
Así que en retrospectiva, sí, seguía siendo el mismo hombre serio, cautivador y con las mismas facciones risueñas que la edad no se encargaba de desvanecer.
— Muy buenas noches a todos, espero hayan disfrutado de lo que ha sido el trabajo más grande de mi adolescencia, escribí esta obra en abril, hace cuatro años exactamente.— carraspeó cuando cruzamos miradas, fue fugaz, segundos que me parecieron una vida y si me lo preguntaba hubiera querido que se me hiciera una eternidad.
Su discurso después de verme duró muy poco, de hecho, tartamudeaba de vez en cuando y tuvo que cortarlo luego de varios minutos. Quizás mi tonta presencia le hacía mal
quizás por eso se alejó...
Sin darme cuenta el teatro se había vaciado, tal vez estaba tan sumergido en mis pensamientos que no me percaté de ese detalle.
Tomé mis cosas y quité la bufanda de mi cuello, antes de salir pude sentir como alguien desde atrás me seguía el paso y rodeaba mi cintura apresuradamente, apremiándome con un exquisito aroma a café amargo que era inconfundible.
— Viniste.— susurró por sobre mi hombro.
— No me lo perdería, Jae.
Dios, ¿era real? ¿no me había quedado dormido en el teatro y eso era un sueño? ¿De verdad Jaehyun me estaba hablando después de cuatro años sin saber nada uno del otro?
A veces en la vida es imposible entender las razones de las personas, no hay desiciones malas, sólo, desiciones, desiciones que tenemos que tomar para descubrir caminos que nos llevarán a nuestros sueños, al futuro o a la libertad.
Jaehyun se enamoró de mí con la misma intensidad en que las olas chocan contra la costa, para él fui la razón del porqué lloraba al filo de la cama por sentirse insuficiente para alguien como yo que no entendía la diferencia de la metáfora y la símil. Algo tonto ¿no?
sus razones tenía para alejarse y aunque no las entendí del todo decidimos encontrarnos cuando la vida se encargara de juntarnos, cuando el tiempo no fuera un impedimento y cuando antiguos amores dejaran de doler...
Me entregó una pequeña tarjeta de papel, me dijo que la leyera cuando estuviera listo
me fui de su lado como hace cuatro años atrás, besé por primera vez sus labios y él volvió a tocar mis mejillas con la misma suavidad de cuando éramos jóvenes, solté su mano y ambos tomamos caminos opuestos
yo hacia nuevas oportunidades y él hacia nuevos éxitos...
📌
Hoy al llegar a casa después de dos años de aquel encuentro decidí leer la pequeña tarjeta que me dió ese frío invierno.
"Algún día te narraré mis versos secretos. Alguna noche de un mejor abril, acompañado de una que otra estrella, conversándose con tu piel."
Algún día de un mejor abril volveremos a encontrarnos... y ya jamás nos dejaremos ir.