Pov narrador // Contiene lemon
SeungMin volvió a los suaves labios de su lindo JiSung; pero luego de unos cortos segundos se separó, causando confusión en la cara de el tierno coreano.
— Me gusta como me besas, Minnie. No pares, por favor. — dijo el muchacho, acariciando con su pulgar el labio inferior de Kim.
Su suave y dulce tacto hizo que todo el cuerpo del chico mayor sintiera una descarga de energía. Nunca habían apreciado sus labios como él lo hacía.
Le dedicó una mirada dulce, acompañando su mano hacía su mejilla, mimándolo suavemente.
— Es que no solo quiero besos, príncipe. — susurró casi sobre sus labios.
— SeungMinnie... — suspiró JiSung. — Bebé, de verdad quiero seguir besándote.
— JiSung, corazón, ¿puedo seguir?
Con un leve movimiento de cabeza, el chico le dio permiso a seguir, y en un instante, Kim ya estaba decidido a mostrarle todo el amor que sentía de esa forma en la que nunca lo había hecho.
Lo único que él logró hacer fue agarrar suave su cuello, para empujarlo con suavidad hacía su cara. Pegó sus frentes; y mientras lo acariciaba poco a poco, deslizó sus pequeñas manos hasta la parte de abajo de su remera.
La piel de SeungMin era sumamente suave y tibia. Tanto, que JiSung se sorprendió al acariciarla.
— Tranquilo, príncipe. Yo voy a hacer todo el trabajo, quiero hacerte disfrutar y que veas lo mucho que te adoro.
Las mejills del chico de tornaron rojas frente a aquella confesión, pero bajó sus manos y dejó que él hiciera lo que quisiera.
SeungMin fue en busca del pantalón de JiSung; pasando sus manos por su pecho, su delicada cintura y por último el elástico de este como si jugara con él.
El contrario por su lado, disfrutaba de cada roce con él. Se sentía tan bien que largaba pequeños jadeos con sus ojos cerrados.
Kim le quitó su pequeño pantalón, con la ayuda de las caderas de JiSung. Quedó a la altura de las rodillas, generando así una brillante idea en la mente de SeungMin.
Se volvió hacia los labios del chico, besándolos como si no hubiese un mañana. Mordiendo su labio inferior, y sin querer JiSung, hizo que de un pequeño corte saliese sangre.
— JiSung, príncipe. — dijo con una sonrisa torcida. — ¿Debería castigarte por haberme cortado el labio?
— ¿Castigarme? — el dedo índice de SeungMin dibujó círculos desde la mejilla derecha hasta el pecho de JiSung. — No me gusta eso, Minnie.
El chico rió por lo bajo y luego de dejar un corto y tierno beso sobre los labios del muchacho, bajó lentamente hacia su cuello. Las primeras marcas que había hecho habían aparecido; una, casualmente tenía la perfecta forma de un corazón. En un abrir y cerrar de ojos, sus carnosos y rosados labios estaban mordisqueando y succionando el cuello de JiSung, el cual soltaba pequeños suspiros debido a la excitación que eso le causaba.
— Príncipe... Estás haciendo que me excite cada vez más. — susurró en su oído, dejando que sus labios choquen con la oreja de JiSung.
Volvió a dejar un camino de besos, esta vez, yendo más abajo. Sus labios rozaron los pezones del chico sobre su remera, haciendo que libere un suspiro. Alentando por eso, SeungMin siguió bajando hasta llegar a sus desnudas piernas. Depositó pequeños pero húmedos besos en los muslos internos de JiSung, acercándose cada vez más a su intimidad.
Cuando por fin llegó a su parte más deseada, terminando con el obvio desespero del chico; posó sus dedos algo más arriba del centro de sus bóxer, sin aún retirarlo, consiguiendo que, esta vez sí, la boca de su pequeño largara gemidos pidiendo que por favor saciara su deseo.
— Seung... SeungMinnie. — susurró entre jadeos. — Por favor.
— ¿Qué pasa, príncipe? — levantó sus ojitos y le miró sonriendo.
— Ya hazlo.
— ¿Qué cosa, JiSung?
— ¡Agh! — gruñó con notable desespero. — ¡Ya sabes qué cosa!
— ¿Podrías decirmelo? No puedo entenderte, precioso.
— Kim SeungMin. — dijo tomando su barbilla, acercandolo a sus labios. — Quiero que me hagas tuyo.
Repentinamente, JiSung se encontraba sobre las piernas de un Kim sumamente excitado, quien ya no tenía puesto el pantalón ni la remera.
El chico admiró cada espacio de SeungMin. Sus brazos eran extremadamente hermosos y fuertes, y su abdomen se notaba realmente trabajado.
Realizando pequeños dibujos en sus manos, el chico fue desde el abdomen bajo hasta el cuello de SeungMin. Lo abrazó suavemente y comenzó a besar sus apetitosos labios. Su erección se encontraba ahora sobre la creciente erección del castaño, quien tomaba a JiSung de su cintura, acercándole más a él.
Gemidos ys suspiros pesados salían de las bocas de ambos, dos finas telas separaban a SeungMin de penetrar perfecta y necesitadamente a JiSung.
Los besos hacían rato que habían dejado de ser suaves y tiernos. Ahora, eran brutos y desprolijos; jugaban con sus torpes lenguas y les resultaba complicado coincidir con los movimientos ajenos.
— Príncipe. — le llamó SeungMin entre besos. — Necesito que me ayudes con algo.
Tomó las manitos del chico y mirándole fijamente, las apoyó sobre el bulto de sus bóxer. Con un leve sonrojo, JiSung comenzó a acariciar el miembro de SeungMin sobre la ropa interior, sacándole gemidos al chico.
— ¿Puedo sacarte la remera, JiSung...?— preguntó sentándose y acercándose a él.
Con un leve asentimiento, JiSung levantó sus brazos para que SeungMin quitase la prenda de la ropa. Lentamente, Kim comenzó a ver la pálida piel del muchacho. No había imagen más bonita que esa.
Su tierno y delicado pecho acababan en dos pequeños y morados botoncitos que hacían que su vista se perdiese en ellos.
— ¡No los mires! — pidió JiSung con un grito, a la vez que se tapaba con ambas manos.
—JiSung, bebé...
— No soy bonito. Tengo muchas marcas en todo el cuerpo, SeungMin. Ya deja de mirarme tanto.
— Sos tan precioso que podría verte así siempre, hasta el último de mis días, JiSung. Por favor, príncipe.
SeungMin tomó suavemente sus manos y esperó a que él empezase a retirarlas por su cuenta. Era tan tierno y sexy al mismo tiempo.
El miembro del muchacho iba a explotar en cualquier momento, verle desnudo era más excitante de lo que pensaba.
Acercándose más a él, bajó sus pomposos labios hacia los pezones de JiSung. Primero comenzó dándole besos y pequeñas lamidas. Pero siguió sus acciones más brutas, las cuales dejarían marcas al otro día.
Mientras una de sus manos acariciaba el pezón que no estaba siendo estimulado por los besos, la otra bajaba por el abdomen de JiSung hasta llegar a su cavidad. SeungMin metió dos dedos, comenzando a moverlos en su interior, y subió su cabeza en busca de sus labios.
El muchacho no sabía a qué prestarle atención. Si al frío que había quedado en su pecho por los besos de SeungMin, o al hecho del pequeño dolor que sentía.
— Minnie. — susurró sobre sus labios. — Minnie, más despacio.
— ¿Pasa algo, príncipe?
— Me duele.
Kim retiró su mano del bóxer de JiSung y le acostó suavemente. Sacó sus bóxer y también el del chico en un segundo y acercó un par de dedos a la boca contraria, y sabiendo este lo que tenía que hacer, los metió a su boca para llenarlos de saliva. Una vez que los sintió bien llenos, los sacó para dirigirlos a la entrada del chico, metiendo uno primero, y a medida que notaba que podía ingresar más, lo hizo hasta dilatarle lo suficiente.
— ¿Quieres venirte sintiéndome dentro tuyo, JiSung? — el tibio aliento a menta de SeungMin bloqueó todos los sentidos del muchacho.
— Hmm... SeungMin. — respondió.
El castaño sacó un condón de su mesita de luz y se lo colocó muy hábilmente. Separó despacio las delicadas piernas de JiSung y se acercó a sus labios.
— ¿Quieres... — beso. — qué... — beso. — vaya?
Frente a un tímido «sí», Kim tomó su miembro y lo empujó suavemente hacia el interior del muchacho. Al principio, las embestidas fueron lentas, dándole tiempo al interior de JiSung para acostumbrarse al intruso.
— Estás tan pequeñito que me da miedo que te duela. — comentó SeungMin. — Decirme cuando quieras que vaya más rápido, príncipe.
Luego de un par de necesitados besos, JiSung gimió.
— SeungMinnie, más. Más rápido.
Tomando al muchacho de la cintura, aceleró las embestidas, llegando a penetrar con toda su masculinidad a JiSung. Los gemidos de ambos y el choque de sus pieles era lo único que podía escucharse en aquella habitación repleta de deseo y calor.
Luego de varias embestidas constantes y fuertes, JiSung sintió el mejor orgasmo de su corta existencia. Y luego de algunas embestidas más, Kim logró acabar dentro de él.
Cayó rendido al lado del chico, suspirando de forma entrecortada y muy agitado, al igual que JiSung. Tomó su miembro y lo sacó del chico, recibiendo un pequeño gemido por parte de él. Dejó el condón en el piso, luego lo tiraría.
— Gracias, JiSung. — habló luego de taparle con las bonitas sábanas y acurrucarse con él. — Pero...
— ¿Qué pasa, SeungMinnie? — preguntó mirándolo fijamente, con las mejillas coloradas y la vista cansada.
— ¿No era qué íbamos a hacerlo cuando estuviéramos juntos?
— Ajam.
— Pero no estamos juntos, JiSung.
— Es que eres tonto. — posó su mano en una de las mejillas de SeungMin y lo besó. — ¿No ye diste cuenta todavía?
— ¿Eh?
— Te amo, Kim SeungMin.
— ¿Eso significa qué estamos juntos? — JiSung asintió sonriendo. — ¡Oh, dios! ¡Tengo el novio más hermoso de todo el mundo!
— Chst. — lo calló riendo. — No exageres.
— Es que eres tan precioso. Preciosísimo.
— Gracias, Minnie. — escondió su cara en el hueco de Kim, respirando su perfume. El chico le abrazó por la espalda baja. — Ahora vayamos a dormir.
— Me parece bien, JiSung. — le apretó más contra su pecho. — Te amo, príncipe.