El sol comenzó a entrar de a poco con una luz tenue que a penas iluminaba la habitación. Se colocó un jogging y un buzo, que le pertenecían a Edward, caminó hacia la ventana del balcón, encendió un cigarrillo y salió, hacia frío, se sentó en el sillón junto al barandal, dió una calada a su cigarrillo mientras veía la entrada del sol. Su estómago hacía ruido por el hambre. Abrazó sus piernas buscando algo de calor.
—¿No dormiste?. —el rizado estaba parado en el marco de la ventana.
—No pude dormir. —murmuró.
—¿Podemos hablar?. —preguntó Harry acercándose lentamente hacia su pequeño, mientras que encendía un cigarrillo.
—¿De qué quieres hablar? ¿Te vas a justificar?. —dió una calada a su cigarrillo —Creí que al fin íbamos a estar en paz, no existían barreras para demostrar amor en público, nos mudamos a la casa, acepté casarme contigo. Pero... —tomó aire —siento que éramos más libres viviendo en Doncaster que aquí. —se encogió de hombros, dió otra calada al tabaco.
—Me comporté como un idiota, te prometí que llegaría a cenar... —Louis lo interrumpió.
—Y no sólo no llegaste, casi me violas y como me negué me dijiste algo en italiano y te fuiste. —terminó su frase.
—Lou... —se sentó a su lado —Primero que nada, vamos a dentro, fuma en la habitación sinó te vas a enfermar. —lo levantó en sus brazos y lo llevó adentro depositándolo sobre la cama —Segundo, me siento muy avergonzado por todo esto. Y sé que esperabas pasar mucho más tiempo conmigo pero sólo necesito un mes para arreglar todo y que podamos casarnos en paz. —le explicó.
—¿Estaré un mes esperando a que llegues? O rezando porque no llegues borracho y drogado. —soltó.
—No volverá a pasar, si llego ebrio me dormiré en otra habitación, quiero que estés en paz. —le acarició la mejilla.
—Quiero creerte. —murmuró el pequeño —Pero también tengo miedo de que no vuelvas, de que te ocurra algo, o de qué alguien entre y me mate. —confesó, el rizado sonrió con ternura.
—Oh, mi pequeño, estás demasiado protegido aquí adentro, miedo tiene que tener quien se atreva a tocar un sólo cabello de esa hermosa cabeza castaña. —le dió un beso en la frente —Y yo soy intocable, tengo un dios aparte. —sonrió —Cada minuto que pasa me enamoras más, Louis Tomlinson. —le dió un corto beso en los labios —Prepararé algo especial en minutos. —dijo y se retiró hacia el baño.
Llenó el jacuzzi, mientras echaba sales de baño y encendía algunas velas aromáticas, volvió a la habitación en busca de su pequeño, lo guió hacia el baño.
—¿Me darás un baño?. —comentó sonriendo divertido.
—Haré más que eso. —susurró en su oído, sacó de su bolsillo un pañuelo y le vendó los ojos, le quitó el jogging, subió por sus piernas rozando suavemente la piel de estás con sus manos, sintió un gemido ahogado de parte del pequeño. Metió su mano dentro del elástico de sus bóxers, rodeando todo su contorno y luego se lo quitó, el miembro de Louis estaba despertándose ante las caricias. Se quedó de pie detrás de él, le quitó el buzo y la camiseta juntos dejando que sus manos rozaran la piel desnuda de su torso.
Louis se encontraba desnudo totalmente y vendado, rindiéndose otra vez ante el rizado.
Harry lo condujo a que entrara en el jacuzzi lentamente. El pequeño sentía el tacto del agua, a una temperatura perfecta, mojar cada parte de su cuerpo hasta detenerse en el pecho.
El mayor se echó en las manos aceite para masajes, pasó la mano derecha sobre el hombro derecho del menor, quien le devolvió a cambio un pequeño gemido. Luego posó la otra mano, frotando sus hombros con delicadeza. Louis se sentía extraño, el tacto del rizado hacia que su miembro se despertara y a la vez tenía ganas de dormir.
Tomó jabón en sus manos, lo frotó haciendo espuma y acarició el cuerpo de su amado, lo estaba bañando, le estaba demostrando cariño, le estaba haciendo el amor de otra manera.
Al terminar lo secó él mismo, lo condujo hacía la habitación y lo dejó sobre la cama, le quitó la venda, y siguió frotando su espalda, esta vez con crema humectante, haciéndole unos deliciosos masajes.
De un momento a otro Louis cayó profundamente dormido.
Se despertó y esta vez el rizado estaba junto a él en la cama, acariciando su cabello, había dormido demasiado bien.
—Buen día, amor. —le dió un beso en la sien.
—Buen día, Hazza. —susurró con voz ronca.
—¿Quieres desayunar algo?. —preguntó Harry cuando Louis se incorporó sentándose en la cama.
—Mmm... Si. —se mordió el labio mientras dirigía su mano a la entrepierna del rizado.
—Buena idea de desayuno. —le guiñó un ojo, ambos sonrieron.
—Dame mi desayuno entonces. —ordenó.
Harry se sentó sobre el regazo de Louis y comenzó a besarlo, introduciendo su lengua dentro de su cavidad bucal, el rizado movía sus caderas creando fricción entre el miembro desnudo de Louis y su trasero dentro del bóxer. Por un segundo el pequeño fantaseo con la idea de penetrarlo él.
Rodeó con sus manos el trasero del mayor, Harry estaba experimentando algo que nunca había vivido. Se bajó de su regazo, la idea de que Louis lo penetrara no le gustaba en lo absoluto.
Lo empujó para que cayera sobre el colchón, le besó el cuello, dándole pequeñas mordidas, bajo por su esternón dejando algunas caricias en el camino, se llevó una tetilla a la boca, mientras que la otra la estimulaba con su mano derecha.
—Oh... —gimoteó Louis ante ese contacto, tenía una erección dolorosa matándolo gracias a los estímulos del rizado.
Continuó su camino por su pancita, acariciándolo con sus manos, subiendo de nuevo hacia su pecho con la lengua y luego bajando dejando besos en su piel, lo cual al pequeño lo quemaban como si de fuego se tratase.
Terminó en su entrepierna, besaba la parte interna de sus muslos, dejando algunas mordidas entre beso y beso.
—Me estás matando, Harry. —se quejó Louis, quién empujaba sus caderas hacia arriba por impulso.
El rizado sólo sonrió, se acercó a su boca, lo besó con humedad y cuando el menor menos lo esperaba tenía dos largos dedos dentro de su boca.
—Chúpalos. —ordenó Harry, su voz se oía grave, era excitante para el oído de Louis. Edward liberaba sensualidad por todos sus poros.
El pequeño succionó sus dedos, movía su cabeza de arriba a abajo, pasaba su lengua entre medio de estos. El mayor se volvió loco cuando Louis posó su mirada en él. Lo miró fijo mientras seguía dándole un perfecto oral a sus dedos. El miembro de Harry, que ya estaba de por sí duro, pujaba contra su bóxer.
—Maldita sea. —gruñó, se imaginaba que esos dedos eran su miembro y eso lo estaba matando.
Le quitó los dedos de su boca y se dirigió nuevamente a su entrepierna. Hacía círculos en su entrada, hasta que introdujo ambos dedos. Con la mano que tenía libre masturbaba su miembro, se lo llevó a la boca succionando su glande. El pequeño no podía más, iba a explotar.
—Me vendré en tu boca. —le advirtió.
El rizado saco el pene de su boca y comenzó a masturbarlo más rápido hasta que vió cómo ese líquido espeso chorreaba por su mano, Louis tenía pequeños espasmos aún.
Harry se quitó el boxer y subió a horcajadas sobre su pecho.
—Abre la boca. —le ordenó, el pequeño obedeció y este penetró su boca, se incorporó un poco y comenzó a embestirlo, abría su boca en busca de una bocanada de aire. Se corrió de arriba de Louis —Ven aquí. —ordenó parado a un costado de la cama, el pequeño se sentó en el borde de esta —Date la vuelta, ponte en cuatro patas. —dijo mientras se mastubaba, se mordió el labio, necesitaba estar dentro de Louis.
El pequeño obedeció, dándole una perfecta vista de su trasero al desnudo. Tomó lubricante de adentro del cajón, lo esparció en su pene y en la entrada del pequeño. Se acercó a este, acomodó su miembro y lo penetró lentamente, sintiendo el apretado interior de su pequeño.
—Maldita sea. —soltó, tomó al menor por las caderas y comenzó moverse.
—Oh, Harry. —gimió, Louis, quién aún no se recuperaba de su orgasmo.
El rizado comenzó a embestirlo con más rapidez, Louis intentaba mantenerse quieto a pesar de lo duro que lo empujaba el más grande, se aferró con sus manos a las sábanas. De repente las embestidas de Harry cesaron poco a poco llenando su interior con su semen.
Salió de su interior y se dejó caer a un lado boca arriba, Louis se acercó y se acostó en su pecho, ambos intentaban recuperar el aliento. El rizado le dió un pequeño beso en su cabeza.
—Te amo, Lou. —murmuró Harry.
—Te amo, Hazza. —contestó Louis.
El rizado sonrió, estaba en casa.
El pequeño se acomodó más sobre su pecho, estaba tan protegido.
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—¿Qué ocurrió ayer?. —le preguntó Liam a Lottie, estaban sentados junto al lago artificial, sobre las mesas de cámping.
—Sólo una pequeña pelea de hermanos. —se encogió de hombros.
—Okey, ¿Estás bien?. —dijo mientras se servía un poco de té.
—Si, ¿Tu?. —dió una respuesta corta.
Pensaba en su casamiento con el señor Vitale, realmente no se lo propuso, sólo le dijo que iba a ser su esposa número tres.
Se sirvió té, comió algunas galletas mientras hablaba de cosas sin sentido con Liam.
Louis y Harry aparecieron en el lugar, Liam se sentó al lado de Lottie para que ellos se sentarán juntos. Edward escribía cosas en su celular mientras Louis servía té para ambos.
—Buen día. —saludó el pequeño ya que nadie lo hacía.
Ambos miraban a Harry con respeto, como si se tratara de la reencarnación de Hitler.
—Buen día a ambos. —contestó Liam, quién recordaba su vergonzosa mañana.
Caminaba por los pasillos buscando las escaleras, ya se había olvidado dónde estaban, cuando pasó por la habitación de los novios escuchando gritos de parte de Louis. En un impulso casi abre la puerta pero Lottie lo detuvo.
—Le está haciendo algo. —gruñó.
—Se lo está cogiendo, Liam. —dijo Lottie riendo.
Liam prestó más atención y Lottie tenía razón, soltó una pequeña carcajada y ambos se retiraron a toda prisa.
—Si, buen día. —dijo Lottie soltando una pequeña risa.
—Buen día. —comentó Harry, quién se alejó un momento para hacer una llamada.
—Liam casi interrumpe tu desayuno. —bromeó Lottie.
Louis la miraba extrañado, pensando en qué tal vez los habían oído.
—¿De qué hablas?.
—Creyó que Harry te estaba haciendo daño. —dijo y soltó una carcajada.
Louis se ruborizó enseguida. Los habían escuchado.
—¿De qué hablan?. —preguntó el rizado volviendo a la mesa.
—De lo hermosa que es tu casa, Harry. —contestó Liam.
—También es de Louis. —afirmó, pasándole un brazo por encima de los hombros, aún tenía en su memoria el día en que tuvo que sacarle sus manos de encima de su novio.
—Calma. —susurró Louis para que sólo él oyera.
—Y, ¿Cuándo van a casarse?. —Lottie cambió de tema.
—En un mes, así que si quieren quedarse aquí hasta esa fecha por mi está bien. —contestó Harry —Bueno, Lottie, creo que tú tienes que volver a Londres. —agregó —Y bueno, tu Liam, creo que tienes trabajo.
—No, heredé el dinero de mi padre y sus empresas, así que mientras ustedes quieran podré quedarme. —replicó.
Harry lo miró fijo, como si se tratara de un reto de miradas, frotó la espalda de su novio demostrando que él si podía tocarlo de ese modo.
—Siempre vas a ser bienvenido aquí. —comentó Louis —Y obviamente tu también, Lottie. Que además de mi hermana vas a ser mi suegra. —bromeó.
—¿Te lo dijo?. —le preguntó el rizado a Lottie.
—Me lo anunció, para ser más claros. Me tomó por sorpresa, pero en el fondo ya me lo esperaba. —sonrió.
—Me pregunto qué sentirá la madre de Alessandro. —alzó una ceja.
—¿Y los bares de Alessandro?. —preguntó Louis.
—Alessandro se quedará con el dinero que ganó, pero no con los bares, están a nombre mío y de mi hermana, siempre familia de sangre. —respondió el rizado.
Le echó un vistazo a su pequeño, quién quedó pensativo con su respuesta.
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