El ritmo de la música resonaba por toda la calle mientras los autos pasaban zumbando, los conductores abrían mucho los ojos ante la gran camioneta rosa. Había un cono de helado gigante en la parte superior de la camioneta, lo que hacía que todas las miradas se fijaran en el vehículo. Hyejoo resopló, poniendo los ojos en blanco y golpeando el volante. Este era el peor trabajo de verano de todos los tiempos.
Ya nadie compraba helado. La gente estaba demasiado ocupada partiendo en sus aventuras de verano, simplemente andando y andando hasta que apenas tenían tiempo de quedarse quietos. Durante las últimas semanas, todo lo que había hecho era detenerse al lado de una calle cercana y esperar a que alguien se acercara al costado del camión.
Nadie lo hizo nunca.
Entonces, de repente, escuchó risas. Cálidas risas flotaban en el aire y resonaban en la atmósfera. Perezosamente, dirigió sus ojos en la dirección del ruido. Sus ojos se agrandaron cuando vio a la única persona que no quería ver. Un suspiro de incredulidad salió de sus labios entreabiertos.
"Mierda", escupió.
Park Chaewon. Su cabello azul caía desordenado y sus ojos color avellana brillaban con picardía. Su frente estaba cubierta por una leve capa de sudor debido al calor, pero sus labios estaban en una amplia sonrisa. Tenía las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones. Caminaba casualmente por la calle con su grupo de amigas, cuatro chicas de las que Hyejoo no sabía bien los nombres, pero que pensaba que probablemente las había visto en la escuela. Los latidos de su corazón se aceleraron. Chaewon era la típica chica relajada.
Y Hyejoo era la típica chica enamorada de ella.
Chaewon no podía verla aquí, en este camión de helados de color rosa brillante, con un sombrero estúpido, con una estúpida camisa holgada y los estúpidos pantalones grises que ella estúpidamente había decidido usar en pleno verano.
Hyejoo estaba bastante segura de que si eso sucedía, moriría de vergüenza.
Debería haber usado el uniforme de trabajo que le dieron. Se veía tonta, pero era mejor que el pijama que estaba usando ahora. En cualquier otra persona, su pijama podría haber parecido genial, incluso atractivo, pero no estaba segura de que eso aplicara para ella.
Y hoy era el día en que había decidido romper las reglas. No le importaba particularmente este trabajo, por lo que no le importaba si la despedían.
Estúpido camión de helados rosa.
Hyejoo frunció el ceño y se deslizó más abajo en el asiento del conductor, esperando esconderse. Vigilaba de cerca al grupo de amigas.
Entonces, una de las chicas, Hyejoo pensaba que se llamaba Jungeun, pero nunca le había importado lo suficiente como para prestar atención, vio la camioneta y chilló.
Hyejoo maldijo fervientemente en voz baja.
La chica, sonriendo, gritó: "¡Chicas! ¡Miren! ¡Un camión de helados! Oh, Dios mío, mataría por un helado ahora mismo... hace mucho calor aquí".
Hyejoo apretó los dientes. "Que se joda mi vida".
La chica tiró de la mano de otra chica - ¿Jinsoul, posiblemente?
"¿Por favor? ¡Vamos a comprar un helado! ¡Vamos, chicas!" ella se quejó.
Hyejoo suspiró con resignación, sabiendo que esta molesta chica haría que sus molestas amigas se acercaran al estúpido camión para comprar un maldito helado. "Por favor", suplicó Hyejoo, mirando al cielo, "por favor, no me hagas esto ahora mismo".
Jinsoul se encogió de hombros. "Sí, claro, está bien. ¿Qué hay de ustedes, quieren algo?"
Hyejoo tuvo la suerte de que todas en su estúpido grupo de amigas, con la excepción de Chaewon, que acababa de encogerse de hombros, quisieran helado. La chica intensa saltó hacia la camioneta y caminó hacia un costado, golpeando el vidrio. Sus amigas la seguían de cerca. "¿Hola?" chilló.
Hyejoo inexpresivamente, respirando profundo y deseando la muerte, se puso de pie, la molestia incrustada en cada fibra de su tenso cuerpo. Sus pulmones se contrajeron y se le formó un nudo en la garganta. Se acercó a la ventana y la abrió. "¿Cómo puedo ayudarte?" preguntó, su voz firme y desprovista de emoción.
Las amigas de la chica se habían apiñado alrededor de la ventana. Afortunadamente, Chaewon estaba mirando su teléfono. La chica intensa sonrió alegremente. "¡Sí! ¿Me puedes dar un helado con chispas de chocolate?"
La pelinegra suspiró, mirando nerviosamente los rostros de todas las extrañas. Sus palmas comenzaron a sudar. "Diría que no, pero es mi trabajo, así que lo que sea", arrastró las palabras con el mismo tono firme que enmascaraba su nerviosismo. La otra chica se rió disimuladamente. "¿Alguien más?"
"Oye, ¿te conozco?" Hyejoo se quedó helada. Sus ojos estaban muy abiertos, y por primera vez, una emoción apareció en su rostro: horror. La voz era la de Chaewon, que casualmente era la última persona con la que ella había querido hablar. Inclinó la cabeza hacia adelante, dejando que su cabello negro ocultara una parte de su rostro. "¿No estabas en una de mis clases o algo así?" Preguntó de nuevo la chica. Le echó un vistazo a la menor y la miró fijamente, con la cabeza inclinada adorablemente hacia un lado y el cabello cayendo sobre sus ojos.
Sí, sí lo estaba. Estuvo en su clase de Química el año pasado. Se sentaba exactamente dos filas detrás de ella. Hyejoo podría decir exactamente qué vestía Chaewon el último día de clases, pero no podía decir nada de lo que había aprendido en esa clase. Apenas había logrado aprobar con una calificación decente, y sus padres se habían molestado.
Pero honestamente, no podían esperar que prestara atención a la química cuando la única química que estaba ocurriendo eran todas las hormonas de amor que se liberaban en su cerebro cada vez que miraba a Chaewon.
Mierda, ¿eso era química?
No importaba. Nunca importaría; Chaewon no sabía quién era ella. La mayor estaba en el equipo de natación. Era tan buena que la pusieron en el equipo universitario en su segundo año. Se decía que su objetivo era ser la capitana del equipo asignado este año, y Hyejoo no tenía ninguna duda de que lo haría. Era inteligente, divertida, amable y-
Ella no era ninguna de estas cosas.
No era graciosa, su humor consistía en comentarios sarcásticos con los que la mayoría de la gente se ofendía. No era atlética; en cambio, tocaba la guitarra cuando estaba aburrida y le gustaba ver caricaturas tontas como Bob Esponja. La gente le había dicho que era inteligente, pero no era lo suficientemente inteligente para ser considerada inteligente. Y no era ni de lejos amable.
Hyejoo no tenía idea de cómo la había reconocido Chaewon, pero sus palmas hormigueaban con los nervios, la sangre latía en sus oídos. "Uh, no, no, no creo que te haya visto antes en mi vida." mintió. "¿Alguien más quiere helado?" Hyejoo hizo todo lo posible por cambiar el tema, con la esperanza de distraer a la mayor de volver a hablar con ella.
La menor notó cómo su tono indiferente se había vuelto repentinamente nervioso, un ligero temblor se apoderó de ella. Maldito infierno.
Jinsoul pasó un brazo alrededor del hombro de Chaewon. "¿Qué quieres decir con que no sabes quién es? Esta es Park Chaewon. La One & Only, Chaewon".
Hyejoo puso los ojos en blanco. "Felicitaciones. ¿Eres su fan o algo así?"
Chaewon se echó a reír, otra risa cálida, y el corazón de Hyejoo dejó de latir. Hizo una pausa, con una sonrisa todavía en su rostro, y preguntó: "¿Estás segura de que no te conozco? Pareces un poco familiar. Como si tal vez-" hizo una pausa, "Espera un segundo. Te conozco. Tu nombre es... Hyejoo, ¿verdad? Sí, te conozco. Eras esa chica que maldijo a nuestra maestra de Química cuando trató de hacerte leer en voz alta". Ella rió de nuevo.
El corazón de la menor se apoderó de su pecho, sintiendo que el mismo comenzaba a desmoronarse.
Park Chaewon la conocía, aunque no en términos fantásticos, pero no importaba. La chica que hacía que sus palmas sudaran, que su corazón latiera con fuerza y que dejara de respirar sabía de ella.
Un tono rojo indistinguible se abrió paso a través de sus mejillas. Sonrió con fuerza. "Sí, supongo que esa soy yo".
La peliazul sonrió y saludó. "Soy Chaewon". Hyejoo definitivamente lo sabía. La mayor se volvió hacia sus amigas. "Sin embargo, no sé si conoces a estas chicas. Ellas son Jinsoul, Jungeun y ..."
"Entonces, ¿helado?" Hyejoo la interrumpió, su voz entrecortada e incómoda. Si tuviera que pasar un segundo más en su presencia, voluntariamente se pararía frente al tráfico en movimiento.
Chaewon parpadeó, no acostumbrada a que la interrumpieran. "Lo siento, no tengo dinero conmigo en este momento", admitió, frotándose la nuca como una niña.
"Es gratis." Hyejoo espetó.
Mierda.
Mierda.
Joder.
El helado ciertamente no era gratis.
Con toda la ansiedad corriendo por sus venas, básicamente había dado cinco helados gratis, que era dinero de su salario ya prácticamente inexistente.
Mierda-joder.
Los ojos de Chaewon se iluminaron. "¡Genial! ¿Podrías darme un helado de Oreo?" preguntó amablemente.
El resto de sus amigas hablaron al mismo tiempo, dándole órdenes a Hyejoo en un lío cacofónico.
La chica de los helados sentía que se acercaba una migraña.
Maldita sonrisa estúpida.
***
Chaewon se alejó, mordiendo su helado, sintiéndose un poco culpable. Una parte de ella sospechaba que en realidad no eran gratis, la chica tenía una expresión de pánico en su rostro una vez que lo mencionó, pero se lo había dado de todos modos. Sin motivo alguno.
Una sonrisa cruzó el rostro de la coreana. Eso fue amable de su parte, pensó. Y luego, un pensamiento diferente apareció en su cabeza, haciendo que su sonrisa se transformara en un ceño fruncido.
¿Y si la despedían por esto? ¿Por ella y sus amigas?
Sería una persona horrible si dejara que eso sucediera. No podía dejar que despidieran a esta chica. Además, parecía bastante agradable.
Ella pensó en lo que Hyejoo le había dicho a Jungeun y luego a Jinsoul.
De acuerdo, no fue muy educada, pero, por la bondad de su corazón, les había dado a todas helado gratis en uno de los días más calurosos del verano. Eso tenía que contar para algo.
"¿Jinsoul?" preguntó: "¿Tienes dinero?"
"¿Para qué?"
"¿Lo tienes o no?" Presionó Chaewon.
La mayor sostuvo su helado en una mano y usó la otra para sacar su cartera de su bolso, abriéndola con el pulgar, "Sí, ¿por qué?" preguntó de nuevo.
"Para pagarle a Hyejoo."
"¿Quién?"
"La chica de los helados."
"Pero era helado gratis", argumentó Jinsoul.
Chaewon agarró la cartera de la mayor, sacó un billete y se la devolvió. "¡Gracias!" La peliazul le dijo, riendo levemente. Corrió de regreso a la camioneta, que todavía estaba en el mismo lugar que antes.
"¡El helado probablemente ni siquiera costó tanto dinero!" Jinsoul llamó a Chaewon. La mencionada la ignoró y Jinsoul, con un suspiro, se volvió hacia el resto de sus amigas, las cuales habían estado observando el intercambio con expresiones divertidas.
Chaewon corrió hacia el costado de la camioneta y golpeó el vidrio. Después de unos momentos, apareció Hyejoo. Una mirada aburrida estaba plasmada en su rostro. Sin embargo, cuando sus ojos se encontraron con los de la mayor, se enderezó, la misma mirada ansiosa y un poco avergonzada apareció en su rostro como la última vez.
Chaewon le entregó el billete con una sonrisa. "Por el helado. Quédate con el cambio." Los labios de la más alta se curvaron en una sonrisa débil, una expresión ligeramente aturdida cruzó su rostro. Chaewon pensaba que la pelinegra no sonreía muy a menudo, pero sabía que se veía bien cuando lo hacía. "Gracias, Hyejoo", dijo.
Chaewon se dio la vuelta y regresó con sus amigas, ajena a los pensamientos vertiginosos que corrían por la mente de Hyejoo.