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—Necesito un trago... —fue lo primero que dijo Adrien cuando se tambaleó en el departamento de Nino, yendo hacia el mini-bar.
—¡Ya bebiste suficiente! —Alya insistió, quitándole a Adrien la botella que ya estaba tratando de abrir.
—¡También he tenido suficiente de todo lo demás! —exclamó el líder, de pronto golpeando con fuerza la pared con un frustrado 'carajo', haciendo que su puño se hundiera en el concreto.
—¡Idiota! ¡Mira tu mano! —Alix lo regañó mientras iba por el botiquín, tomando la ensangrentada mano de Adrien para curarla.
—¡Qué importa su mano! ¡Mira lo que le hizo a la pared de Nino! —exclamó Alya.
—No pasa nada, bonita, deja que se le pase. —Dijo Nino tratando de poner paz.
—Tal vez debamos atarlo, solo por si acaso. —Sugirió Kim, viendo que Adrien se zafaba del agarre de Alix.
—¡Estoy bien! ¡Deja de hacer drama y tráeme un trago! —demandó y aun cuando la voz de Adrien sonaba a la de un hombre, su actitud era la de un niño malcriado.
—¡Ya estás ebrio! —dijo Alya. —Así que cálmate de una zorra vez y échate. Podemos hablar mañana, cuando puedas pensar claramente..., bueno, tanto como seas capaz, claro está.
—Mañana es lunes. —Sentenció Adrien. —Tengo que ir a trabajar para mi querido primo y mi tío. ¡Y una resaca es una bonita forma de empezar la mañana!
—¿Quién lo cuerdo suficiente te pondría a cargo de los pasajes? —murmuró Alya. —¡No solo te perderías tú mismo, sino que también harías pasajes que no llevarían a ningún lado...!
—Hermano, ¿por qué no te calmas y piensas mejor las cosas? —dijo Nino. —¿Es mucho pedir?
—Ustedes no saben lo que le hará a Marinette si me echo para atrás ahora. Lo siento. — Respondió mirándolos a todos. —Lo siento mucho, chicos.
—¡No, eres un líder tan idiota! —gruñó Alya.
—No lo entienden. Ya no soy más su líder. Designé a Alix como líder. —Dijo, apenas mirándolos. —Ya renuncié a la banda.
—¡Idiota, esa no es la respuesta a tus problemas y lo sabes! —dijo Alix.
—¡¿Entonces cuál es?! —preguntó Adrien alzando las manos. —¡Esto es lo único que puedo hacer por ella! Así es como evito que esté en una posición en donde tendrá que hacer elecciones difíciles, OTRA VEZ.
—Nadie te contratará con el expediente que tienes. Si Félix no mantiene su palabra en este trato y tú dejas el círculo y vas al mundo otra vez, te atraparán y te enviarán de regreso a la prisión. —Dijo Kim. —Lo sabes bien. Estas calles son las más seguras de la ciudad para nosotros, pero más que eso..., aquí es donde vivimos. ¿Cómo puedes dejar todo eso atrás junto con la posibilidad de libertad? ¿Cinco años no fueron suficientes?
—Bueno, entonces iré a prisión. Cumpliré mi condena. Me portaré bien. No causaré problemas o iré por encima de la ley de ninguna forma. —Respondió Adrien. —Luego..., seré liberado. Encontraré un trabajo... ¿McDonald's no siempre contrata? Y lueg...
—¿Y luego vivirán felices para siempre? —Alya adivinó el resto de su oración. —¿Y qué harán esos dos millones de años que estarán lejos y solo se verán a través de un vidrio mientras escuchan sus voces por el teléfono?
—Rogaré porque las habitaciones conyugales aún puedan usarse. —Dijo Adrien.
—Sigue soñando. —Respondió Alya. —No podrás tocar a Minibug. Solo podrás verla de vez en cuando y con tiempo limitado.
—Me las apañaré.
—¿Y ella, también? —preguntó Nino. Adrien se sorprendió.
—¿A qué te refieres?
—No estoy seguro que tu solución sea algo que ella quiera. Ser enviado a prisión, sin mencionar el ser separado de tu banda y de tus amigos..., creo que eso es lo último que quiere que pase. Viejo, viste su mirada esta noche. —Siguió Nino. —¿Crees que estará contenta viéndote de vez en cuando tras un vidrio solo escuchándote por un teléfono? A ella no le gustará más que a ti. Y mucho menos sabiendo que ella es la razón por la que estás ahí.
—Además, Marinette también es culpable de muchas cosas por las que aún no es acusada. ¿Por qué debes ser solo tú el que paga? —agregó Kim.
—¿Entonces qué opción tengo? —preguntó enojado. —No hay de otra. No existe otra forma para estar juntos.
—¿Crees que sus padres te aprobarán aún si te conviertes en un ciudadano ejemplo? —preguntó Nino. —Cielos, aún por estos lares es raro tener novio ex preso...
—...aunque es común tirarte a alguna chica o salir con ex convictos. —Agregó Alix. —En cierta forma, aquí somos más de mente abierta, pero en el mundo de Marinette, no.
—¿Entonces dicen que cualquier zorra decisión que tome, la hará sufrir? —concluyó.
—No necesariamente. —Respondió Alya.
—¡¿Entonces qué sugieres?! ¡¿Que la haga dejar todo lo que tiene por mí?! —gritó Adrien.
—¡Sugiero que ya es hora de que dejes de tomar a solas todas las decisiones serias sobre tu relación con Marinette! —gritó Alya. —¿Ella no tiene voto? ¡¿Eres solo su amo y pones las reglas para que ella las siga?! Eso la hace tu juguete, sin importar el hecho de que la dejaste ir. Lo que es peor es que la mayoría de veces, no le enseñas tus nuevas reglas y la dejas en la oscuridad para que busque ponerse de pie como pueda. Cuando te enojas, ella no sabe por qué y teme haber hecho algo malo. Cuando estás feliz, tampoco sabe que la causa podría ser ella, y eso es porque tú nunca le dices nada.
Adrien, de alguna forma, despertó con eso.
—Tú estás llevando esta relación de la forma que te da la gana. —Dijo Alya. —A veces eres gentil y agradable, actúas como su pareja, y al día siguiente das órdenes y eres distante como si aún fueras su amo. ¿Y luego te preguntas por qué no se atreve a salir del caparazón y decir lo que le pasa? Y ahora que por fin se atreve a hablarte, tú no se lo permites. ¿Aún no están listos para comunicarse de otra forma que no sea peleando y teniendo sexo? ¿Después de dos años no se supone que ya deban haber pasado el punto en donde solo sus cuerpos son honestos con el otro?
Adrien no respondió, no era tampoco como que Alya hubiera necesitado una respuesta.
—Escúchala y dale la oportunidad de ordenar sus pensamientos. Deja que decida lo que siente y lo que es mejor para ella. —Sentenció Alix. —Tu última decisión la sacó de aquí llorando y luego tuviste que dejarla verte como un ebrio idiota..., lo cual aún eres.
—Si la dejo decidir, sufrirá. Sabes que solo me dirá que no renuncie a nada por ella. —Dijo Adrien. —Y eso no es justo.
—Bueno, la vida no es justa. Pensé que ya lo sabías. Entonces, ¿por qué el amor debe ser diferente? —respondió Alya, sin notar que los demás no seguían la discusión de los tres. —Y ya ha sufrido suficiente. Debes haber visto todas esas veces en las que has decidido por ambos, el dolor que le has causado. Puede que pienses que haces lo mejor para ella, y en momentos como este solo me apetece llamarte idiota. No quiero volver a ver que Marinette salga lastimada, es mi amiga, aparte de Alix es mi única amiga más cercana y me duele lo que le haces, pero no nos metemos porque sabemos que es su relación. Muchas veces hemos querido defenderla más de lo que ya lo hacemos y sé que Nino y Kim piensan lo mismo. Puede que pienses que si la sacas de tu vida, ella te olvidará algún día y aún si lo hiciera, ¿de verdad crees que saldrá de lo que tuvo o no contigo, por dos años, sin ninguna cicatriz? Eso afectará cada relación que tenga, aún si tú ya no estás físicamente en su vida.
—No me vengas con esa mierda psic...—empezó a decir.
—¡Y tú no nos interrumpas cuando estamos hablando! —gritaron ambas chicas.
Los dos miembros restantes solo pudieron mirarlos en silencio.
«Alya y Alix podían dar mucho miedo y a veces ellas eran las únicas de los 4 a quien Adrien escuchaba... »
—No puedes forzarla a que te olvide. No puedes forzarla a que te saque de su vida. —Dijo Alix y siguió con un tono de voz menos rudo que Alya. —No te permites creer que lo que ella siente por ti es verdadero. En partes quieres lo mejor para ella y en partes no quieres cambiar y ambos asuntos te llevan a alejarla. Estaría bien si nunca la hubieras dejado entrar del todo, pero desafortunadamente para ella, lo has hecho, muchas ocasiones cuando no te das cuenta y solo la dejas ser.
—Sabes... —dijo Adrien. —Empiezas a parecerte a nuestra antigua profesora.
—Hey, si Agreste renuncia y se consigue un trabajo, Alix, ¿no te gustaría ser la próxima Miss Bustier? —sugirió Kim.
Alix los ignoró, sin apartar la mirada de Adrien.
—Y no olvides que..., te queremos. ¿Vas a dejarnos? A tu banda, a tus amigos..., somos tu familia. Eso dijiste, ¿no? Somos familia. —Dijo Alya sentándose del otro lado de Adrien y abrazándolo algo que no hacía desde que eran niños.
»No los necesitamos. No necesitamos que nadie nos acepte. Nos aceptamos entre nosotros. Nos cuidamos entre nosotros.«
La mirada de Adrien cayó al piso.
»Somos familia.«
«Familia..., es por eso que nunca dejaban al otro. Ellos eran todo lo que tenían y él había estado a punto de pisar sus propias palabras. »
—Sí hermano, asume la responsabilidad. —Dijo Nino. —Tú eres el líder. Nuestro líder.
Adrien alzó la mirada y vio los sonrientes rostros.
—¡Abrazo de grupo! —exclamó Kim.
—¡De ninguna jodida manera! —gruñó Adrien poniéndose de pie. —¡Somos demasiado geniales para hacer eso!
—Nunca protestó cuando éramos pequeños... —dijo Kim, un poco triste, logrando que los demás le dieran pequeños abrazos.
—Espera. —Dijo Alix a Adrien, quien ya estaba a mitad de camino. Adrien giró hacia Alix, quien fue hacia él con un celular. —Llama a Félix.
Adrien le dio una mirada lastimera.
—No nos mires así, esta vez no funcionara. Llama al guapo detective que es tu primo y cancela el trato. —Presionó Alya.
—Perderé a Marinette si lo hago. —Adrien casi rogó.
«No le importaba si lo acusaban de lo que había pasado, pero sí le importaba que lo separaran de Marinette ahora que estaba tan cerca de tener una oportunidad para vivir en paz en el mismo mundo que ella. »
—Déjaselo a nuestra amiga y ve lo que pasará. —Respondió Alya y Adrien lentamente tomó el celular, marcando el número.
—¿Hola? —la voz que reconoció, respondió.
—El acuerdo..., se cancela. —Adrien se obligó a decir.
—¿Adrien?
—El acuerdo se cancela. No trabajaré para ti.
Félix pausó antes de hablar.
—¿Qué, problemas en el paraíso? Te rechazó, ¿no es así, primo?
—Me quedo con la banda.
—Qué pena. Habría sido divertido tenerte reparando la prisión que destruiste. Tal vez ella no te importa lo suficiente, después de todo.
—Si la tocas, te destazaré personalmente. —amenazó.
—Estoy ansiándolo, primo. —Félix rio. —Oh, y Chat Noir. De todos modos anotaré este día como una victoria, especialmente porque llamaste y admitiste derrota... —agregó el detective en un tono que Adrien tuvo ganas de golpearlo, aun cuando su mano estaba vendada. —Buenas noches... Primo —Dijo Félix y colgó.
—Chat...— empezó a decir Alix, rompiendo el silencio de la habitación, pero el líder la interrumpió.
—Damas y Caballeros, tengo una proposición para ustedes. Kitty Section se va mañana. Bee me lo dijo cuando estuvimos bebiendo. —Dijo Adrien, regresándole el celular a Alix. —Ayúdenme a no pensar en Marinette por un rato, ¿sí?
—Claro, pero..., duerme por ahora, ¿sí? —dijo Nino, tomando cuidadosamente el brazo de Adrien y llevando al líder al sofá. —Puedes quedarte en mi departamento esta noche.
—En tanto no tenga que escucharte a ti y a tu novia haciéndolo toda la noche. —Dijo Adrien mientras obedientemente se recostaba en el sofá, dejando que Nino lo cubriera con un cobertor. —Ya he escuchado mucho en prisión...
«Tal vez Félix tendría el cerebro suficiente como para no tocar a Marinette. Félix no quería a Marinette del lado de los prodigios, pero tal vez el detective seguiría apuntando a ella para llegar a él. ¿Qué haría ahora? »
Adrien miró su celular, queriendo llamar a Marinette pero tenía el presentimiento que la menor le colgaría..., o no contestaría. Aunque quizá no hubiera dicho nada coherente en el estado en el que estaba, aun cuando se había puesto un poco sobrio tras el alboroto y la llamada.
«Tendría que hablar con ella mañana. »
Fue lo último que pensó antes de dormirse abrazando su celular.
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En otro lado de la ciudad, mucho más cerca de la destruida prisión, alguien más estaba teniendo problemas para dormir. La aterradora sensación de alguien en la habitación hizo que Tikki abriera los ojos, pero todo lo que podía ver era oscuridad y atisbos de luz colándose entre las cortinas.
Girando de lado para tratar de dormir otra vez, ya que había tenido otro duro día en la prisión, el corazón de Tikki se congeló cuando de pronto notó que estaba siendo observada por un par de profundos ojos verdes, pertenecientes al hombre que estaba recostado a su lado.
—Estoy sorprendido. —Una familiar voz rio. —No pensé que tu cama fuese tan grande.
«Sin importar cuántas veces había visto al hombre en cuestión en prisión, siempre había habido un set de barras entre ellos o al menos el pensamiento de que otros guardias más patrullaban la zona, todo eso lo hacía sentir segura, pero ahora que estaba a solas con el prisionero en su propia casa, era... »
Plagg la miró con curiosidad cuando no respondió. El prisionero se recostó en uno de sus codos, recostando su mejilla en su mano mientras seguía el intenso contacto visual.
—¿D-dónde está el cuchillo? —fue lo primero que Tikki pudo preguntar y eso hizo que Plagg se quedara en silencio.
«¿Dónde estaba el cuchillo que Plagg había dicho que le presionaría en la garganta? »
No era que Tikki antes hubiera temido que eso pasara. Siempre había pensado que si alguna vez Plagg saliera, el prisionero no se molestaría ni en mirarla, sin encontrar ningún sentido en lastimarla aún después de todas las discusiones que habían tenido a lo largo de los años.
De alguna forma, Tikki sintió que Plagg no la lastimaría, porque eso sería muy fácil para el prisionero y ligeramente grosero debido a su larga 'amistad'.
—No hay ningún cuchillo, solo yo. —Dijo el prisionero después de unos instantes, estirando su mano libre para acariciar los cabellos de Tikki.
—¿Estás amenazando a mi bisabuela entonces? —preguntó la pelirroja. —Bueno, ella ya está muerta...
Plagg sonrió.
—No. No estoy amenazando a nadie. Ni siquiera a ti..., así que puedes reportarme con Rafael o la policía. No te detendré.
Eso hizo que Tikki frunciera el ceño y se irguiera un poco para recostarse también en su codo.
—¿Estás probándome?
—No.
—¿Entonces?
—Confío en ti. —Respondió y Tikki se quedó muda.
«Nunca había sido capaz de imaginar lo que Plagg haría si se escapara, pero no había esperado que el hombre se apareciera ahí y le dijera algo como eso. »
—¿V-vas a... —Tikki empezó a decir, sin estar segura de cómo preguntarlo. —...regresar a hacer lo que hacías antes? —La mano de Plagg dejó de moverse por un segundo y Tikki sintió que su sangre se congelaba en sus venas. Una sonrisa se formó en los labios del prisionero antes de seguir recorriendo los cabellos de Tikki.
—No, si me mantienes seguro y sin miedos no. —Tikki solo pudo mirar al inicio.
—Entonces es una promesa. —Susurró y Plagg le sonrió, sorprendiéndola por lo bien que le iba esa sonrisa. Ella usualmente solo había visto sonrisas socarronas o pagadas de sí, incluso sonrisas de diversión. —Confío en ti.
—Mmm, supongo... —suspiró. —De hecho, estaba pensando en tenerte buscándome. Pensé que si quizá te dejaba algunos cuerpos con alguna pista, entonces te meterías en el caso para atraparme y dejarías la prisión para ir tras de mí. —Tikki lo miró sin poder moverse cuando el hombre trepó sobre ella. —Tú me haces débil. —Sentenció el prisionero y Tikki no estaba segura de si eso era algo bueno de escuchar por parte de un hombre como Plagg. —Pero..., creo que es por eso que me haces fuerte.
Cuando Tikki aún no respondió, Plagg descendió y la besó. Tikki sintió que unos dedos se deslizaban debajo de su pijama y logró empujarlo un poco, liberándose del beso y mirándolo una vez más.
—Quédate aquí hasta que despierte mañana. —Pidió Tikki y Plagg sonrió volviendo a besarla en la oscuridad.
Y a la mañana siguiente, ahí estaba Plagg. El sol brillaba a través de las cortinas cuando Tikki abrió los ojos, encontrándose enredada con otro cuerpo desnudo.
—No vayas a trabajar otra vez. —Dijo Plagg cuando supo que había despertado. —Félix te acusará esta vez. Dirá que te aliaste y ayudaste a que una banda escapara, quienes de hecho fueron los que atacaron la prisión ahora. He visto sus planes para ti. Ha estado listo para culparte en caso de que algo suceda.
«¿Cómo es que Plagg tenía acceso a esa información desde la celda especial? »
Tikki temía que eso era algo que nunca sabría.
—He trabajado ahí por 10 años. Tengo amigos ahí. —Respondió la pelirroja. —No puedo simplemente dejar de ir.
—Sé que los tienes. Y yo soy buscado por asesinato y me aguarda la ejecución. —Dijo Plagg. —Además, si por amigos te refieres a la banda de Jagged, estoy seguro que encontrarás la forma de verlos. Solo te pido que no vayas ahí y recibas toda la furia de Hawk Moth tú sola. Si regresas, iré contigo.
Tikki giró a mirarlo.
«¡Plagg no podía estar hablando en serio! ¿Por qué el ex prisionero regresaría a la prisión? Pero no se atrevió a pensar en si Plagg solo estaba bromeando o no... »
—De acuerdo. Ayudaré a los prodigios..., y luego trabajaré otra vez. —Dijo Tikki. —En algún momento tendré que ganarme la vida.
Plagg se puso de pie y Tikki lo miró.
—Tenemos que mudarnos. —Dijo el prisionero. —Vendrán cuando no vayas a trabajar. La única razón por la que aún no has sido culpada es porque Hawk Moth necesita a cada guardia posible para atrapar a los prisioneros.
—¿'Tenemos'? —preguntó Tikki, pero arrepintiéndose inmediatamente.
«¿Plagg estaba implicando que vivieran juntos? »
—A dónde... ¿a dónde iremos?
Plagg sonrió.
—A casa.