Mirando por la ventana del carruaje Hoseok se sorprendió por lo agitado que lucía todo en la entrada del Palacio. Había hombres gritando órdenes y cargamentos con armas y alimentó estaban siendo acomodados.
—¿Qué está pasando?— preguntó Yerin a su lado.
Miró a su esposa, él pensaba exactamente eso, llevó sus ojos hasta los de Vernon pero su primo no lo miraba, sus ojos seguían fijos en la ventana.
—Lo hizo.
—¿Quién hizo qué, Vernon?— pregunto molesto —¡Vernon!— gritó cuando el menor no contestó.
—Han iniciado una guerra— respondió mirando a Hoseok. Los ojos de Vernon estaban llenos de miedo.
—No…— Yerin llevó sus manos para cubrir su boca, un sollozo roto fue el único sonido que había en aquel carruaje.
Cuando los caballos detuvieron su carrera Hoseok salto fuera del carruaje, miró a su alrededor hasta ver a su tío hablando con el comandante de su ejército. Caminó rápidamente hasta ellos.
—¿Qué mierda significa esto?— gritó a unos pasos de ambos hombres.
—Sobrino— saludo con alegría Sook —No esperábamos su llegada hasta dentro de un par de días.
—Solem se encuentra en elecciones para un nuevo gran maestro y varios hombres en el Consejo han sido enjuiciados y condenados a la horca— informó con impaciencia —Como comprenderás, las festividades de esta semana han sido aplazadas hasta nuevo aviso— se acercó aún más al mayor —¿Te pregunté qué es lo que está pasando?
Sook sonrió despidiendo al comandante —Hemos encontrado una ruta para invadir Giftenkker, tenemos dos cuadrillas en campamento en el bosque esperando instrucciones, atacarnos esta noche.
—¿Qué?
—Como lo escuchas— se mostró orgulloso ante su logro —Hay un campamento enemigo a unos dos kilómetros del nuestro y planeamos atacarlos en un ataque frontal esta noche.
—Como pudiste…— sin pensarlo demasiado golpeó a su tío directo en la cara, Sook cayó al suelo debo a la fuerza del golpe y a que no lo esperaba —¡Eres un idiota!— gritó a todo pulmón —¿Con la autoridad de quien has hecho esto?
—Hoseok yo…
—Es que han olvidado que yo soy su rey— llamó la atención de todos en aquel lugar —Si yo soy la orden se hace pero, si yo no he dicho nada ustedes ignorar las órdenes de los demás y esperan por mi orden.
—Es nuestra oportunidad Hoseok, sus defensas no son tan fuertes. Podemos ganar.
—¡Claro que no!— gritó, sus ojos mirando rápidamente a todos —No has condenado.
—¿De qué hablas?— cuestionó molesto —Nuestros hombres son más fuertes nosotros podemos…
—No podemos— intervino Vernon, su semblante abatido —Tu no sabes lo que ha pasado.
Sook miró entre su hijo y sobrino, Hoseok lucía devastado, parecía a punto de desmoronarse y Vernon lo miraba con los ojos llenos de odio y decepción.
—SeokJin está muerto— informó Hoseok —Murió después de salir victorioso de un juicio por combate en Solem. Los pocos miembros del Consejo que conservaron su puesto declararon que tanto su reino como su familia debían ser retribuidos y les concedieron la propiedad de las tierras libres que pertenecían a Solem.
—Eso no importa— Sook sonrió mirando a los hombres que los rodeaban pero nadie le hizo caso, todos miraban a Hoseok —Con el rey muerto…
—Esas tierras ahora pertenecen al esposo de Lord Chen— Vernon caminó hasta colocarse junto a Hoseok.
—Byun Baekhyun— Hoseok miro a su tío —Lord Chen de Tenrry se unirá en matrimonio con Byun Baekhyun, líder de la tribu Renkark.
Sook tembló ante la mención de aquel hombre, historias sobre sus sanguinarias peleas y sed de sangre habían llegado desde Külmery hasta Rikegisk. Todos conocían ese nombre, todos temían de él. Pero al estar separado por el mar jamás se preocupó por él, hasta ahora.
—Las tierras libres serán de los Renkark ahora, ellos lucharán por Giftenkker, lucharán por su nuevo líder y rey. Por qué Kim Chen ha sido nombrado rey regente hasta que Kim Jiwon pueda tomar el trono a su mayoría de edad— Hoseok miró a su tío antes de negar con la cabeza —Tú has condenado a nuestro reino al lanzar un ataque e invadir sus tierras sin consultarlo con tu rey— asintió a dos guardias que estaban cerca —General Sook queda bajo custodia a la espera de un juicio por traición al rey.
—Todos preparados— gritó un hombre —Debemos atacar ahora que están dormidos, recuerden que no debemos dejar a nadie con vida.
—¡Si!
Sonrió ante la respuesta y emoción en sus hombres.
—En marcha— tiró de las riendas de su caballo comenzando la carrera al campamento del ejército de Giftenkker.
El bosque estaba en silencio, con los árboles altos y llenos de hojas era difícil que la luz de la luna pasará por lo que se encontraban casi a ciegas. Pero aquello no le preocupaba, su hombres habían comprobado el terreno unas horas atrás para asegurarse de que no había nada peligroso por la ruta que estaban siguiendo.
Llegaron a un punto desde el que podían ver la sombra de las tiendas de sus enemigos por lo que bajó del caballo y continuó a pie junto al resto de sus hombres.
—Kang— llamó al joven soldado quien lo miró esperando órdenes —Toma a un grupo y vayan por la izquierda, así los tocaremos y no tendrán oportunidad de escapar.
El chico asintió he hizo lo que le ordenó llevando con él a la mitad de los hombres.
Avanzó con calma junto a sus hombres, estaban a yo metros del límite del campamento y una vez comenzarán el ataque debían moverse con velocidad y así evitar que todos los hombres despertaran.
Escuchó un murmullo a su espalda pero al mirar no pudo distinguir nada más que la sombra de los árboles y algunos arbustos que se movían debido al viento.
—¿Señor?
—No es nada— negó —Debemos continuar.
Se ocultó detrás del tronco de un árbol, tomó con fuerza su espada y le dio un ligero asentimiento a sus hombres. Rodeó el tronco dispuesto a atacar pero en su lugar un grito abandonó su garganta cuando sintió un dolor lacerante en su brazo, justo en el lugar donde el enorme lobo había enterrado sus dientes.
Con su brazo sano tomó el cuchillo de su armadura y lo enterró en uno de los ojos del animal pero este no lo soltó, en su lugar comenzó a mover la cabeza tirando de su extremidad hasta que la desprendió de su cuerpo. Cayó al suelo gritando de agonía presa de un dolor inimaginable.
Podía escuchar gruñidos de animales y varios gritos de sus hombres, trató de arrastrar su cuerpo con ayuda del único brazo que tenía, un silbido rompió el silencio un segundo antes de que un cuchillo clavada su mano al suelo.
—Jamas subestimes a tu enemigo— aconsejaron a su espalda —Ha habido paz por tantos años que han olvidado cuán letal es entrar a estos bosques.
—No seremos los únicos en venir— declaró con furia —Giftenkker va a caer.
—Eso jamás pasará.
Seo Joon levantó la lanza que traía en sus manos y la enterró en la espalda del hombre justo sobre el lugar donde sabía que estaría el corazón.
Sonrió una presencia a su lado, giró el rostro encontrándose con un lado de la cara del lobo que había atacado al hombre que ahora estaba muerto.
—Ya no queda ni uno señor— informó uno de sus hombres —Están trayendo las jaulas.
—Solo dejaremos tres en este punto— ordenó.
Acarició el pelaje del animal herido, el libro se relajó cuando otro lobo de pelaje rojizo se acercó para comenzar a lamer su herida.
Se dio la vuelta justo para ver como dejaban las tres jaulas de enorme tamaño. En cuanto los Xyrell despertaron comenzaron a luchar por salir de las jaulas, estás se tambaleaban tratando de contener a la criaturas.
Los ojos rojos de los animales lo miraron y se detuvieron en su dirección, las enormes garras atacaban la tierra frente a las jaulas, una de las garras debía medir lo de su brazo. Los colmillos eran largos y afilados y de ellos podía salir veneno.
—Abran las jaulas— ordenó con un grito para hacerse oro sobre los gruñidos de los animales.
Con ayuda de largos ganchos seis de sus hombres liberaron las restricciones de las jaulas. Los Xyrell arremetieron contra los barrotes dejando caer parte de las jaulas y salieron libres en un segundo.
Seo Joon sólo sintió el viento mover su cabello y ni siquiera tuvo oportunidad de ver a los animales salir corriendo. Podía escuchar las hojas moverse a la distancia, aquello era lo único que le aseguraba que los Xyrell estaban por ahí en alguna parte.
Las criaturas eran enormes, debían medir por lo menos cinco metros de la cabeza a la cola y eran casi un metro más alto que él, eran más rápidos que ninguna criatura y atacan con ferocidad aniquilando al enemigo, su cuerpo escudo les permitía camuflarse por las noches y durante el día se ocultaban entre arbustos.
—Nadie logrará pasar este bosque ahora— declaró un soldado de forma divertida.
—En cuanto alguien de fuera linda un pie en los límites del reino ellos irán por él— Seo Joon limpió la sangre de la punta de su lanza —Debemos regresar a la capital y esperar por el rey.
Último capítulo del maratón, de hecho faltaron 7 votos para cumplir la meta pero decidí publicarlo igual.
Espero hayan disfrutado de estos cinco capítulos y deben saber que estamos a unos 10 capítulos del final de la historia.
Les dejo una imagen de como serían los Xyrell.
Gracias por todo su apoyo y votos en este maratón ❤❤❤❤
Nos leemos en unos días
Besos x.