Para Taehyung, el día hubiera empezado de una mejor forma si, en vez de ser el tedioso tono de la alarma, la noticia de que el colegio hubiera desaparecido fuera lo primero al escuchar en la mañana, pero como no siempre, que se traduce a casi nunca, las cosas están de su lado, aquel día le tocó asistir al colegio sin permisos a negarse. Por esto, su ánimo al caminar por los pasillos llenos de estudiantes debido a que había sonado el timbre, no era el mejor. Realmente nunca lo era cuando el colegio estaba incluído.
— Anímate, que la vida es corta — Jimin, quien raramente estaba siempre de buen humor, golpeó suave su hombre para que al menos levantara la cabeza y viera por donde iba, que al final se llevaría a alguien por delante de lo contrario.
— No puedo estar animado cuando una institución llamada colegio, sinónimo de cárcel, existe — respondió como si fuera una afirmación totalmente obvia —. Estoy haciendo bastante al asistir, que no me exijan más, por favor y gracias.
— Taehyung, las vacaciones terminaron no hace un mes todavía.
— Sí, gracias por recordarmelo.
Jimin se limitó a bufar y negar ante la actitud de su amigo, pues ningún intento iba a funcionar. Él, definitivamente, odiaba el recinto, aunque se le hacía tolerable solo un poco cuando su vista era bendecida con el atractivo hijo del director.
Ambos continuaron con su camino hacia sus aulas y aquel no era un buen plan para Taehyung, pero no tenía opciones. Miró con desagrado la entrada a su aula, luego a Jimin, gritándole que lo salvara con una súplica silenciosa marcada en sus ojos.
— No.
— Por favor — juntó sus manos dispuesto a pedir que por favor se saltaran la primera hora —. Solo esta, Jiminie.
— Si te la saltas no podrás admirar a tu amorcito, que ahí viene.
Taehyung inmediatamente giró su rostro, esperando recibir la oleada de mariposas que se paseaban por todo su estómago, pero todo lo que obtuvo fue nada. O bueno, la vista de alguno que otro compañero de clases entrando al salón. Y cuando se giró nuevamente, Jimin ya estaba haciendo su camino lejos de él, subiendo las escaleras para llegar rápido a su clase.
Se tragó el bobo insulto que le gritaría a su amigo cuando recibió un beso volador de este, pero una mala mirada por su parte se mostró claramente para el rubio.
Al acceder al aula, no pudo quedar más encantado, claramente no estaba seguro de si el chico que le gustaba había entrado al aula o asistiría aquel día, pero sus dudas se confirmaron al entrar al salón y verlo allí, sentado todo bonito en primera fila, haciendo cualquier cosa en su cuaderno. Y su ánimo se elevó totalmente.
Aquel era un buen día.
Y sí, todo lo que hizo las dos horas de clase de Física fue ver cuan hermoso era el perfil del bonito chico que se sentaba unas filas delante de él, que nadie lo culpe.
Pasadas las horas de clase, el timbre sonó y el primero en salir del aula fue Taehyung, chocando con casi todos, obviamente. Que le encantaba observar a Hoseok, pero no podía permanecer en un aula más tiempo del necesario.
Se encaminó hasta la cafetería, viendo que Jimin ya lo esperaba en una de las mesas.
— No puedo con lo hermoso que es Hoseok, te lo juro — prácticamente lloriqueó al estar cerca de su amigo —. Dios, es que, ¿por qué necesita ser así de perfecto?
— Ay, no seas un exagerado, que te salen corazoncitos en vez de lágrimas, llorón.
— Ya sabía que no me entenderías, en fin, cosa de vírgenes — sí, aquello fue "una ofensa".
— Ajá, ¿pero que tiene que ver la virginidad aquí? — rodó sus ojos — Y recuerda que el único virgen de los dos eres tú.
— En ningún momento te pedí que me lo recordaras, pero gracias.
— De nada.
Saliendo de su modo enamorado y dedicándose a observar el rostro de Jimin, notó lo colorado que estaba éste.
— ¿Por qué estás tan rojo? — inquirió sin demasiada importancia, pues el rubio se sonrojaba por todo.
— Es que... no vayas a hacer un escándalo — advirtió.
— No, claro que no.
— Yoongi me habló, justo ahora, ¿puedes creerlo? — internamente celebró.
— ¡¿Min Yoongi?!
Y a Jimin le sobraban las ganas de darle un golpe con todas sus fuerzas.
— ¡Dios mío, Taehyung! ¿Qué pasa contigo? — empujó un poco la cabeza de Taehyung, que había quedado más cerca de él por como se inclinó en la mesa.
— Perdón — susurró mirando a su alrededor, viendo como algunos tenían su vista puesta en ellos.
— Tienes un significado erróneo de la palabra "escándalo" — siseó, buscando con la mirada al chico pálido, asegurándose de que no se haya percatado de lo anterior —. Vete ya, que sino te pego.
— Pero sigue diciéndome — se quejó.
— Que te quites, personificación de discreción.
— Dije perdón.
— ¿Y?
Con la mala mirada que le regalaba amistosamente el rubio, Taehyung se levantó de la mesa para comprarse algo de comer antes de que terminara el receso. Se colocó al final de la fila, mirando en dirección a Jimin y haciendo una que otra seña mientras llegaba su turno.
Cuando finalmente le tocó pedir, se decidió por una dona, deslizó un billete para pagar y se encaminó a su mesa. Pero claro, Taehyung no era la definición correcta de cuidadoso, era lo contrario. Su segundo nombre podía ser "torpeza" y le quedaría de maravilla, como anillo al dedo.
Por estar buscando desesperadamente la presencia de Hoseok, no pudo evitar colisionar con otro cuerpo que caminaba en dirección contraría a él, su cara siendo la que recibió el mayor impacto al chocar con el pecho de sea quien sea aquel individuo. Y cuando levanto su mirada dispuesto a disculparse, lo que sus ojos presenciaron fue un lindo rostro con todo el glaseado de su dona regado por toda la cara. Que bonito.
Las cosas hubieran resultado menos problemáticas si aquel muchacho no fuera Jeon Jungkook, y si no lo estuviera mirando con una mueca de molestia que lo asustaba, y si su mano no estuviera hecha un puño que definitivamente se estrellaría en su bonito rostro inocente.
— Lo siento — susurró, con voz fina por el terror que aquel gigantón le producía — ¡Lo siento, no era mi intención!
La reacción de Jungkook no fue la que Taehyung esperaba, claro que no. Lo mínimo que pensó que recibiría seria un amistoso puñetazo, sin embargo, todo lo que obtuvo fue una queja.
— Que molestia — siseó.
— Pue-puedo limpiarte — habló sin evitar el tartamudeo, pues se sentía tan pequeño que los nervios le jugaban en contra.
La cosa se volvía peor, porque la mayoría de los ojos de quienes estaban en aquella cafetería estaban puesto sobre ellos, y pronto presenciarian a un Taehyung con el rostro todo desfigurado y Jimin ni siquiera se dignaba a aparecer. Que alguien lo salve.
— ¿Vas a hacerlo? — inquirió, haciendo al pobre Taehyung sobresaltarse por como agarró la mano que se dirigía a su bolsillo trasero, y aquella escena podía malinterpretarse.
— Sí.
Jungkook sonrió ladino, con la mano de Taehyung siendo apretada por la de él, manteniéndose en su bolsillo trasero.
— Entonces usa tus labios — y una expresión retadora acompañó la anterior sonrisa.
Lo único que pudo hacer Taehyung en aquella situación fue quedarse estático, o sea, nada, porque su mente estaba totalmente ocupada procesando lo que acaba de escuchar. Y debía tomarse su tiempo en ello.
No sabía qué hacer, y al parecer el negar y salir rápidamente de ahí no era una opción que se presentaba en su cabeza, pues como por inercia, sin siquiera pensar, ya se estaba dirigiendo lentamente a lamer el rostro del chico frente a él.
De repente sintió como por el agarre que Jungkook tenia sobre su mano, tocando su trasero, lo acercó rápido a él, sin siquiera importar que casi todo el cuerpo estudiantil tuviera su vista puesta en ellos. Quizá quería que Taehyung fuera más rápido y lo "besara" sin pensarlo, o simplemente quería ponerlo más nervioso, pero todo lo que obtuvo fue una mordida en su cuello.
— ¿Me estás viendo cara de servilleta? — fue lo próximo que escuchó Jungkook salir de los labios del chico frente a él — Me estoy ofreciendo a limpiarte porque claramente ese desastre es mi culpa, y tú sólo puedes usar tu fea boca para pedirlo de esa forma.
Jungkook obviamente se sorprendió por aquello, una respuesta o negación por parte de la mayoría no estaba siempre propensa a salir. No es que se creía un Dios superior, con el podrido pensamiento de que solo es perfección y con eso puede tener el control de los chicos y chicas de aquel colegio, o puede que sí, pero no estaba acostumbrado a ser contestado.
— Elegiste al chico incorrecto para embarrar una dona en su cara, atente a las consecuencias — respondió, llevando su mano a la parte de su cuello que fue mordida, y retirandola rápidamente. Miró a Taehyung con enojo, mismo que fue producido más por la mordida que por el embarre en su rostro, sopesando la idea de obligarlo a besarle no solo el rostro porque aquel chico parecía ser de esos que se le podrían salir de las manos, y Jungkook no podía resistirse más a aquello.
— ¿Incluyen golpearte? Porque si es así, entonces acepto — la mueca en su cara hizo a Jungkook soltar una risa nasal, pues parecía seguro de que con sus respuestas estaba dando en el blanco, tal vez creyendo que lograría hacerlo molestar con sus palabras cuando Jungkook ya se encontraba en otro nivel de molestia, pero sabía como parecer relajado ante cualquier situación—. No recibirás más que una disculpa de mi parte, si quieres una lengua deslizándose en tu rostro, puedes solo pedirlo, estoy seguro de que más de uno querrá lamerte más que la cara.
— ¿Estás incluído también? — respondió. Estaba siendo un espectáculo de entretenimiento para los presentes, incluyendolo, pues no sabía que le gustaba ver el ceño fruncido en molestia de aquel niño hasta ese momento — ¿Sabes? Soy muy sensible, no deberías andar por la vida mordiendo cuellos para luego salir corriendo.
— También eres un cochino, ¿lo sabías?
Le dió una última mala mirada, esquivando su cuerpo para alejarse rápidamente de allí sin correr la suerte de pescar un golpe por su atrevimiento a encarar a JungKook. No iba a negarlo, tenía un poco de miedo y el temblor que ocultaba tan bien, se lo estaba dejando en claro.
Cuando creyó que saldría de allí, totalmente ileso y orgulloso, sintió la mano de Jungkook tomarlo por una muñeca y devolver sus pasos hasta tenerlo al frente. Sabía que no podía cantar victoria si seguía en el radar del imbécil número uno de todo el colegio.
— Me embarras la cara, te niegas a limpiarme y me insultas — con la mano que sostenía firmemente su muñeca, apretó suave su mandíbula y acercó su rostro hasta el de Taehyung, quizá buscando intimidarlo un poco —. Me agradas.
— Pretendes usar mi boca como servilleta, no te esfuerzas en ocultar tu personalidad fastidiosa e intentas seguir molestandome — habló en el mismo tono que Jungkook, calmado, con una pizca de reproche y algo burlesco —. Me desagradas.
La risa nasal que dejó salir Jungkook y una sonrisita para nada amigable por parte de Taehyung fue lo último que apreciaron del contrario debido a que Jimin se había abierto paso entre todos los mirones y había tomado a Taehyung por el brazo para sacarlo de allí.
El suspiro de alivio del menor fue hasta gracioso para Jimin, pues mientras se acercaba Kim Taehyung se veía tan seguro enfrentándose a Jungkook, pero justo en ese momento, parecía necesitar un té para los nervios.
— Te dejo solo un momento y te andas metiendo en problemas — regaño algo burlesco Jimin, sacándolo de la cafetería y dirigiéndose a uno de los baños para que el castaño se limpiara sus manos — pareces un niño que necesita atención cada cinco segundos para no terminar haciendo desastres.
— No empieces ahora, deberías estar preguntándome si el matón ese me hizo algo, no regañandome.
— Bueno, estás entero, sin moretones y caminando correctamente — respondió mientras abría la puerta del baño y lo dejaba pasar primero, obviamente Taehyung no entendió el sentido con el que Jimin había dicho lo último.
— También cagado del miedo, gracias.
— Ay, Taehyung, no seas miedoso, ni que comiera gente el homínido ese.
— No puedes pedirme que no tenga miedo si es lo que me caracteriza y, justo ahora, ese grandulon encabeza mi lista de terrores.
Jimin no hizo más que suspirar para luego retirar lo que quedaba de la dona de la mano de Taehyung y tirarla al bote de basura, para seguido de esto abrir el grifo y poner las manos del mismo bajo el chorro de agua. Él al parecer estaba demasiado ido procesando lo que anteriormente había pasado para preocuparse por limpiar sus manos.
Y cuando ambos estaban de salida, el cuerpo de Jungkook acaparó todo el campo de visión de Taehyung. Justo en ese momento, no sabía si meter la cabeza en el inodoro o solo hacerse el ciego.