Matt y yo no hablábamos, ni él me dirigía la palabra, ni yo a él, era algo totalmente incómodo. Yo me levantaba después de que se fuera a trabajar y él se acostaba antes de que yo llegara a la habitación. Por las tardes invitaba a Tonks para no sentirme incómoda por su presencia. Desde que Charlie se fue, le empecé a contar todas mis cosas a ella, pero no era capaz de contarle lo que había pasado con Matthew, sentía una extraña sensación de vergüenza por lo ocurrido.
Apenas llegó la lista de materiales para el sexto año escolar de Chris, le envié una carta para que nos juntáramos en el callejón Diagon.
-Está bien, tenemos casi todo -dije leyendo el largo pergamino -sólo nos falta...
-¿Podemos comer algo? -me interrumpió.
Quedé mirando con seriedad a Chris, pero este hizo un pequeño puchero, que aunque no me pareció para nada tierno, hizo que doblara la lista y la volviera a guardar en mi bolso.
-Está bien, pero debo sacar más dinero de la bóveda, no traje lo suficiente.
Caminamos hasta llegar a Gringotts, le pedimos a uno de los duendes que llame a Bill, sabía que me llevaría de inmediato a mi bóveda y no me haría esperar.
-Am -Bill se acercó a nosotros y nos sonrió - esto es muy divertido, porque hoy justamente iba ir a tu casa para ver por qué estabas tan desaparecida.
-Pues ya no lo tienes que hacer -le devolví la sonrisa.
-Chis -miró a mi hermano -tanto tiempo, apostaría que no te veía desde esta mañana -dijo con ironía.
-Creo que te confundiste de chico -respondió Chris con el mismo tono.
-Es posible -soltó una risita y volvió a dirigir su mirada a mí -¿qué necesitas?
-Necesito sacar dinero de nuestra bóveda.
-Claro, dame un minuto.
Bill ingresó por una puerta y volvió un minuto después con una llave, a los duendes no le agradaba que él hiciera eso, pero por alguna razón lo dejaban. Nos dirigimos al carrito y en poco tiempo llegamos a nuestra bóveda. Todo el dinero que había ahí era el que nos da nuestra tía Mary, ella es una muggle y es millonaria, así que yo me encargué de cambiarlo y dejarlo guardado. El dinero que nos habían dejado nuestros padres también lo transformé y lo gasté todo comprando una casa para mi hermano y para mí, lo que me parece irónico porque si sumo los días que Chris ha pasado en esa casa, ni siquiera llegaría al mes.
Después de sacar el dinero que necesitaba, salimos del lugar. Bill nos acompañó hasta la salida de Gringotts, donde se quedó conversando unos minutos con nosotros.
-¿Cómo sigue Charlie? -pregunté.
-De maravilla, mamá dijo que si no lo hubieras vendado a tiempo hubiera empeorado, te lo quería agradecer inventándote a cenar.
-Sí, genial, pero tendrá que ser otro día -dije mirando para otro lado.
-¿Evitando a Charlie? -preguntó Bill con una ceja alzada.
-¿Por qué evitas a Charlie? -preguntó Chris mirándome extrañada.
-No lo estoy evitando -dije mientras le daba una mirada fulminante a Bill -sólo que no tengo tiempo para ir a cenar a La Madriguera, eso es todo.
-Claro...-dijo Bill para después soltar una risita -debo volver adentro, nos vemos luego.
Con Chris nos dirigimos en silencio al Caldero Chorreante para comer algo, nos acomodamos en una mesa y pedimos.
-¿Por qué evitas a Charlie? -preguntó Chris después de echarse su hamburguesa a la boca.
-Ya te dije que no lo estoy evitando -le intenté dar una sonrisa.
Chris terminó de tragar, limpió su boca y se quedó mirándome unos segundos. Su mano llegó a la mía y la apretó.
-Recuerdo que antes eran mejores amigos y nosotros pasábamos casi todas las vacaciones donde los Weasley...ambos -dijo con nostalgia.
-Lo sé -dije con el mismo tono.
-Y ustedes ya no son amigos...¿por qué?
-Él se fue a estudiar dragones y perdimos el contacto, es incómodo, ¿lo entiendes?
-No.
-Así que te irás...
-Lo haré -dijo emocionado -iré estudiar dragones en el lugar más asombroso del mundo.
-Genial...-intenté darle una sonrisa.
-No te pongas triste, Am, seguiremos siendo amigos -tomó mi mano -te escribiré todos los días y te enviaré fotografías de los dragones. Vendré cada vez que pueda a visitar a mi familia y a visitarte a ti.
-Te extrañaré mucho, Charlie.
-Yo también te extrañaré mucho, Am -tomó mi rostro he hizo que lo mirara -pero recuerda que nos queda un año entero para disfrutar, no hay que empezar a despedirse.
-Sí, queda un año para que disfrutemos...
Quedaba un año para dejar de verlo todos los días, así que debía enfocarme en desechar cada sentimiento romántico que sentía hacia Charlie, porque sabía que cuando llegara el día que tuviera que irse, sentiría como si me estuvieran arrancando una parte de mi alma.
Y no me equivoqué.
-Am...-la voz de Chris me sacó de mis pensamientos -creo que sé porqué tú y Charlie dejaron de ser amigos -no dije nada, me quedé observándolo mientras este tomaba el valor para hablar - después de la última cena de tu último año, yo...yo quería hacerte una broma, y...los vi besándose afuera de tu habitación.
Mi cara de asombro era evidente y seguramente mis mejillas habían enrojecido. Me obligué a no recordar ese momento, pero no pude hacerlo, aún seguía muy fresco en mi memoria.
Estaba más que nerviosa, sentía mi estómago revuelto como si lo que acababa de comer hace 40 minutos quisiera salir. Me miré al espejo por quinta vez, volví a arreglar mi cabello y me puse brillo labial. Me dirigí a mi escritorio y tomé la nota para volver a leerla:
"En el séptimo piso a las 22:00 horas"
Respiré profundamente y guardé la nota. Sabía perfectamente porqué Matt me había citado, y eso sólo provocaba que mis nervios aumentaran. Caminé hasta la puerta y la abrí, dispuesta a salir, pero afuera de ella me encontré con la única persona con la que no me quería encontrar en esos momentos.
Charlie.
Estaba apoyado en la pared del frente y su mano jugaba con su varita, como si llevara varios minutos ahí. Ambos nos quedamos mirando, sin decir nada por unos segundos, hasta que el pelirrojo guardó su varita y dio unos pasos hacia mí.
-¿Dónde vas? -preguntó.
-No te incumbe, Charlie -contesté nerviosa.
-Vas a verte con el idiota de Montgomery, ¿verdad?
-No, yo...
-Descaradamente se dirigió a nuestra mesa para dejarte la nota y tú la abriste a mi lado, ¿esperabas que no la leyera? -me miró incrédulo.
-¡Está bien! ¡Sí, iré a ver a Matt! -reconocí -¿cuál es el problema?
-Irán al séptimo piso -masculló.
-Sí...
-¿Sabes qué quiere?, ¿verdad? -no contesté -Am...
El rostro de Charlie estaba tenso, siempre era así cuando hablábamos de Matt, pero especialmente hoy, juraba ver nerviosismo también.
-Charlie, no quiero tener esta conversación contigo. Estoy bastante grande para decidir qué quiero o no quiero hacer con Matt.
Mi cabeza le intentaba mandar mil señales a mis piernas para que se movieran y dejaran a Charlie ahí, pero no, mis piernas no querían contestar porque sentía que los intensos ojos azules del pelirrojo me petrificaban.
-No lo hagas...-murmuró.
-Charlie...
-Am...-dio unos pasos hacia mí y puso sus manos en mis hombros -no vayas, por favor...
-¿Por qué no debería ir?
-Porque te lo estoy pidiendo...-me miró con desesperación-sé que no te puedo retener aquí, y que eres libre de hacer lo que se te dé la gana, pero...-una de sus manos que estaba en mi hombro se deslizó por todo mi brazo hasta llegar a mi mano, haciendo que recorriera un escalofrío por todo mi cuerpo -Am, por favor no vayas con él...
-Él me quiere...
-Yo también te quiero.
-Sabes que no es lo mismo.
Charlie se alejó de mí, pasó las manos por su cabello con frustración y me quedó mirando desde una distancia prudente.
-¿Qué tengo que hacer para que no vayas?
-Charlie, no sigas.
-¡Dime, Am! -exclamó desesperado -¿Qué debo hacer?
-Darme una buena razón para no ir.
-¿Quieres una buena razón? -asentí lentamente -está bien.
Sin previo aviso, Charlie caminó hacia a mí y juntó nuestros labios. Su mano se posó en mi cintura y la otra viajó hasta mi barbilla acariciándola suavemente, provocando que mi boca se abriera dándole espacio para que profundizara el beso.
No era primera vez que nos besábamos, y estaba muy consiente de eso, pero se sentía distinto, porque este no era un beso inocente como el anterior.
Sentía que todo mi interior estaba estallando, y lo único que podía hacer era seguir el beso, disfrutar la calidez de sus labios y como su lengua se llevaba tan bien con la mía, necesitaba disfrutarlo, necesitaba que cada sensación de ese momento quedara muy bien gravado en mi mente antes de que terminara, antes de que cayéramos en la realidad.
Sus labios se separaron de los míos, pero su rostro no, su frente estaba apoyado en la mía y sentía su respiración agitada chocando con mi piel. Sentía que me faltaba el aire, y no sólo era por el beso, sino porque todo mi interior estaba haciendo cortocircuito.
-¿Esa fue una buena razón? -dijo encima de mis labios.
-Eres...eres un maldito egoísta, Charlie.
-Amber, no...
Junté la escasa fuerza de voluntad que tenía en ese momento y me giré para volver a entrar a mi habitación. Todo un año intentando olvidarme de él, lo que se me hizo imposible, pero este último mes estaba sintiendo que podía, que podía estar lejos de Charlie y no extrañarlo por lo menos por unos minutos, pero ese beso...ese beso hizo que mi pequeño avance se fuera a la mierda.
Y ahora solamente me quedaba esperar que me destruyera el corazón el día que se fuera.
-¿Ustedes estaban enamorados...?
Mi pecho estaba apretado, por unos minutos estaba sintiendo la misma angustia que sentí después de aquel beso.
-No -contesté -sólo fue un beso.
-No lo parecía...
-Ibas en segundo año, dudo bastante que lo recuerdes con claridad.
-Amber, no soy estúpido -me miró fijamente -sé perfectamente que ustedes...
-Chris, por favor...
-Sólo me preguntaba si...si tú sigues enamorada de Charlie -bajé mi mirada -¿lo estás, Am?
Conté hasta diez en mi mente para no alterarme. Subí mi mirada para volver a los ojos de Chris.
-¿Ves esto? - levanté mi mano haciendo que mi hermano me diera una mirada de desagrado -es un anillo de compromiso, Chris, y uno no se compromete cuando está enamorada de otro hombre -hablé con dureza.
-Amber...
Me paré de la silla y de mi bolso saqué el dinero para pagar. Lo dejé en la mesa dando un fuerte golpe mientras fulminaba a Chris.
-Ahora párate para que términos con las compras.
-Pero si ni siquiera he terminado mi hamburguesa.
-Ese no es mi problema -dije mientras empezaba a caminar afuera del Caldero Chorreante.
Chris estaba molesto y yo también lo estaba, para lo único que me habló fue para preguntarme por qué debía comprar un traje de gala, yo simplemente le dije que no sabía, aunque realmente sí lo sabía. Me encargué de que llegara a la casa de los Weasley sin problemas y luego me dirigí a mi casa.
No solía beber alcohol, era algo muy raro en mí, pero definitivamente hoy lo necesitaba. Mientras miraba la foto de mis padres colgada en el salón, me bebía lentamente el licor que quemaba toda mi garganta. Sólo me tomé un vaso, no estaba acostumbrada a beber y eso era suficiente para que me relajara. Apoyé mi cabeza en el sofá y cerré los ojos, fue poco lo que duró mi paz, porque el sonido de la chimenea indicándome que había llegado alguien hizo que me desconcentrara.
Al darme cuenta que era Matt intenté desviar mi vista completamente, pero no pude hacerlo, porque mis ojos se quedaron pegados mirando los girasoles que sostenía en su mano. Se acercó lentamente a mí con una mirada tímida y se sentó a mi lado.
-Am...-no dije nada, me quedé mirando al frente pensando que tal vez debí haber bebido otro vaso de whisky -lo lamento mucho, realmente lo siento.
Su mano se posó sobre la mía con lentitud. Pensé en correrme, pero estaba tan cansada de todo, era detestable intentar evitarlo todo el día y por la noche tener que compartir la misma cama sin ni siquiera mirarnos.
-Te comportaste como un idiota -murmuré.
-Lo sé -contestó rápidamente -y entiendo que no quieras hablar conmigo, pero ya no soporto esta distancia entre nosotros, estoy arrepentido, Am.
Me giré y lo quedé mirando, realmente se veía arrepentido. La mano que tenía sobre la mía pasó a mi mejilla y la acarició con suavidad. Acercó las flores y me las pasó.
-Girasoles...
-Tus favoritas...
-Lo son.
Ambos nos quedamos en silencio, yo dejé las flores en la pequeña mesa de centro que estaba al frente del sillón y me giré para seguir observándolo.
-Amber, no volverá a suceder, yo...realmente no entiendo qué me pasó -dijo con nerviosismo -tú sabes que no soy así, yo jamás te he tratado mal y ese día...-cerró los ojos -lo lamento mucho.
Y tenía razón, Matt jamás me había tratado con violencia.
-Te perdono...-murmuré.
-Gracias, ya no soportaba que nos estemos ignorando -me abrazó con fuerza -te amo, Am, te amo demasiado para dejar que lo de nosotros se arruine.
Matt sonrió y su dedo pulgar que estaba en mi mejilla pasó a mis labios, acariciándolos suavemente. Acercó su boca a la mía y me besó con dulzura, me costó corresponderle, pero lo hice, y cuando eso sucedió el beso empezó a subir de intensidad. Con el peso de su cuerpo hizo que me recostara en el sillón mientras su mano empezó a acariciar toda mi silueta, sus besos empezaron a bajar por mi cuello y su mano, que se detuvo unos segundos en mi caderas, empezó a acariciar la parte interna de mi muslo haciendo que me estremeciera por completo.
-Déjame recompensarte, Am...
ADVERTENCIA: Como pudieron notar en el capítulo anterior (cap 4) va haber violencia en esta novela, así que si son sensibles y no toleran este tipo de cosas, por favor, no leer. No sé hasta qué punto, porque aún estoy trabajando en la novela.
16 de febrero, 2021