Al día siguiente la ciudad amanecía llena de cenizas, heridos y olor a madera quemada por doquier. Los que podían ayudaban a la limpieza y reconstrucción, otros atendían a los heridos y los militares se disponían a averiguar la localización de aquel barco pirata.
El rey permanecía andando de un lado a otro en la habitación, había tenido los nervios a tope durante toda la madrugada, sin lograr calmarse ni un segundo desde que supo que su hijo había sido capturado por piratas. La desesperación del rey comenzaba a poner al Comodoro igual de nervioso, sintiendo una enorme presión en sus hombros mientras observaba atentamente el mapa del Mar Caribe.
—Bien... —suspira pesadamente— Según lo que tenemos, el barco de anoche era el Belleza Negra, nave perteneciente del Capitán Jeon... Un pirata despreciable que llevamos persiguiendo desde hace años, no es la primera vez que ataca una ciudad británica, sin embargo, no logro explicar el por qué se llevarían a su Alteza Real... Jeon nunca se lleva rehenes.
—¿Estás seguro de que no querrían llevárselo por algo? —cuestiona el rey, molesto— ¿Eras consciente de que habían piratas en busca de mi hijo?
—Su Majestad, no teníamos idea sobre esto. Los piratas no han vuelto a pisar estas tierras en años, nos tomaron de sorpresa...
Otro oficial se aproximó a la mesa donde estaba el plano del mapa extendido y señaló un punto en específico con el dedo.
—La isla Tortuga. Se sabe que en ese lugar tiende a desembarcar el Belleza Negra, no tenemos claro si realmente vaya a hacerlo en esta ocasión pero es la única ruta que podemos seguir. Según marinos que lograron observar anoche al barco zarpar, mencionaron que se dirigía al oeste y sólo hay dos puntos en el mapa, La isla Tortuga o la Laguna de Adán.
—¿Qué hay en la laguna de Adán? —pregunta el rey observando al oficial.
Este niega con la cabeza, haciendo una mueca y suspirando pesadamente.
—Sólo con decirle que ningún barco a salido entero de allí, es suficiente. No sabemos exactamente lo que sucede o hay en ese lugar, pero lo hemos descartado de la ruta por seguridad.
—¿Y si llevaron a mi hijo allí? ¿Lo dejarán pasar? ¡Ustedes harán todo lo posible para encontrarlo! —exclama el mayor— ¡Estamos hablando del futuro rey de Inglaterra, no de cualquier hombre!
El Comodoro Kim asiente firmemente con la cabeza.
—Sí, señor. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance, pondré a mis mejores hombres a zarpar enseguida.
—Quiero a todos los barcos posibles en ese mar buscando a mi hijo, los de Inglaterra, Gran Bretaña y hasta Nueva Zelanda. ¡Y lo quiero vivo! —ordena antes de salir de la habitación para una revisión médica.
La habitación queda únicamente con los militares y corsarios quienes inmediatamente Namjoon mandó a alistar las naves y a ponerse en marcha. Poco a poco fueron saliendo hasta que quedó el Comodoro con uno de los capitanes del barco.
—Señor, ¿por qué cree que se llevaron al príncipe? —cuestiona el capitán.
Namjoon suspira con fuerza pasando una mano por su rostro y observando el mapa.
—No tengo idea, sería inútil que lo hiciesen por dinero o para pedir algo a cambio. Hubieran dado señales de inmediato, pero se lo llevaron sin dejar rastro alguno... Definitivamente algo están tramando y haré todo lo posible para averiguarlo.
—¿Y si matan al príncipe?
—No van a matarlo, no correrían ese enorme riesgo, iniciarían una guerra... Aunque probablemente ya hallan comenzado una, el rey no descansará y unirá alianzas con otros reinos para obtener más apoyo. De todas formas, el príncipe Park es un hombre entrenado, logrará sobrevivir.
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Jimin comenzaba a despertar, frunciendo el ceño al sentir un molesto rayo de luz en su rostro, de forma inconsciente se dió la vuelta para evitarlo pero entonces el suelo se movió bruscamente y lo hizo caerse de donde sea que estuviese durmiendo. Gimió al golpearse el hombro y lo primero que captó su vista al despertar fue el suelo de madera, entonces alzó la mirada, notando que se encontraba en una extraña habitación.
Enseguida se incorporó y algo mareado, miró la ventana, sintiendo su corazón darle un vuelco al observar el mar. De inmediato los recuerdos de anoche llegaron a su cabeza, a su lado había un espejo de cuerpo entero pegado a la pared, aún llevaba la vestimenta de anoche y la herida en su mejilla estaba cerrada con unos tres puntos.
Inmediatamente escuchó voces en la cubierta del barco, así que se apresuró a tomar el primer objeto que encontró: una delgada pieza de colección de mármol y se armó de valor para abrir la puerta.
El cambio de iluminación le hizo entrecerrar un poco los ojos, avanzó lentamente mientras su vista se adaptaba, logrando visualizar finalmente la cubierta exterior donde se encontraban los tripulantes haciendo sus deberes y charlando entre sí. Se mantuvo inmóvil escondiéndose en las sombras mientras buscaba al capitán a lo lejos. Nadie había notado su presencia hasta ese momento.
—¡Buen día, Alteza! —exclama una voz desconocida detrás suyo. Jimin se asusta y por acto de reflejo se gira y golpea con la pieza de mármol al tipo en la cara. Este de inmediato grita de dolor y retrocede, captando la atención de los demás piratas. Al ser descubierto, Park piensa rápido y le roba con agilidad la pistola al tipo que había golpeado.
Inmediatamente apunta al gentío que venía por él, todos deteniéndose sorprendidos al verlo armado.
—¡Atrás o disparo! —exclama avanzando a pasos cortos hacia la tripulación. La figura de Taehyung bajar desde una cuerda del mástil fue la siguiente que apuntó, el pelirrojo alzó las manos, viéndole sin ninguna expresión en el rostro.
Jimin mantenía su respiración agitada, apuntando a cada uno de los tripulantes que parecían dar algún movimiento sospechoso.
—¡Será mejor que baje esa arma, Alteza!
Esa voz. Jimin giró sobre sus talones a la velocidad de un rayo, apuntando al capitán quien estaba con las manos sobre el timón del barco. A diferencia de anoche, ya no tenía el abrigo ni sombrero negro consigo, simplemente una camisa blanca de mangas largas que le descubría un poco el pecho, unos pantalones y botines negros. Además tenía el cabello suelto y desordenado por los fuertes vientos al estar en lo más alto de la cubierta.
Jimin se quedó ligeramente sorprendido al observar con mayor detalle su rostro pues se veía bastante joven a la luz.
—¿Y por qué debería de hacerlo? —cuestiona en voz alta para que le escuchase.
Jungkook reprime una risa colocando una mano en su cintura y alzando una ceja con arrogancia.
—Es muy peligroso para usted, y si no sabe usarla es mejor que se abstenga a disparar. Puede terminar herido.
Jimin frunce el ceño y sin chistar dirige el arma hacia una botella que estaba sobre un barril a lo lejos y dispara, dándole en el blanco. Seguidamente vuelve a apuntar a Jungkook.
—¿Qué le hace creer que no sé usar un arma, capitán?
Los susurros y silbidos de asombro no tardaron en oírse entre la tripulación, Jeon tampoco había logrado disimular la sorpresa en sus ojos, pero finalmente relajó la mirada y sonrió.
—Caballeros —ordenó. Inmediatamente toda la tripulación sacaron sus armas y las apuntaron hacia Jimin.
El príncipe miró a su alrededor sintiéndose completamente acorralado y por supuesto, lo estaba. Volteó su rostro hacia el capitán encontrándolo ahora a dos metros de distancia con una pistola apuntando a su dirección y un rostro serio.
—He dicho, baje el arma.
A regañadientes y fulminando al contrario, Jimin la bajó con lentitud. Jungkook sonrió victorioso.
—Bien, ahora devuélvala a su dueño.
A su lado y con un pequeño pañuelo cubierto de hielo sobre su cabeza, apareció el hombre al que había golpeado. Se trataba del cocinero de la tripulación, también pirata y con un carácter que era difícil de manejar cuando estaba molesto por muy llevadero que fuera normalmente.
—Te quedarás sin comer hasta el final del viaje, idiota —gruñó el castaño hacia Jimin arrebatándole su pistola y volviendo a colocarla en su cinturón. El príncipe no supo cómo reaccionar pues jamás un súbdito le había insultado de esa manera.
—Vas a seguir dándole de comer, Seokjin —agregó Jeon— Te guste o no.
—Y una mierda —suelta el hombre alejándose de allí mientras se quejaba del dolor de cabeza.
—De todas formas no tengo hambre —dice Jimin cruzándose de brazos.
Jungkook le mira fijamente sin ninguna expresión y con una mirada le indica a todos sus hombres que bajen las armas. Jimin siente su corazón latir un poco más tranquilo pues el que más de veinte hombres estuvieran apuntándole con armas de fuego no era para nada relajante.
—¿Dónde aprendió a disparar? —pregunta Jungkook al guardar su arma y acercarse.
—A los príncipes también nos enseñan a luchar —respondió sin inmutarse ante su cercanía— Me temo que me está subestimando demasiado, capitán.
—Exactamente, Alteza, le he subestimado. Sin embargo, sigo creyendo que fue cuestión de suerte aquel disparo a la botella... Me pregunto si sabe hacer otra cosa más que disparar bien.
—Si piensa que fue suerte no me molestaría que me diera un arma para demostrarle como le vuelo los cesos aún estando en la cofa del barco.
Un brillo particular roza los ojos azules de Jeon demostrando que le había gustado haber escuchado aquello, además de la pequeña sonrisa que se formó en sus labios.
—Bien, pero lo haremos de otra manera —dicho esto, saca la espada del cinturón del tripulante que tenía al lado y se la lanza al príncipe.
Park la toma ágilmente desde la empuñadura, al mismo tiempo que Jeon sacaba de un tirón su propia espada y la apuntaba a su oponente.
—Hagamos un duelo, si gano yo, usted se quedará en esta nave y seguirá mis órdenes hasta el final... Y si usted gana, le dejaré libre en la próxima isla que crucemos. ¿Le parece?
Jimin sonríe. Y sin pensarlo dos veces, responde:
—Me parece bien.
La tripulación se miraron sorprendidos entre sí, pues Jeon nunca hacía algo como eso, siempre eran duelos a muerte. De todas formas les hicieron espacio, rodeando a los oponentes en un gran círculo y comenzado a echarle porras a su capitán. Jimin y Jungkook permanecían mirándose de forma retadora mientras caminaban en circunferencia en la misma dirección con sus espadas rasgando levemente la madera del suelo.
Finalmente Jungkook alza su espada haciendo una pose de batalla. Jimin imita su acción de una forma más elegante.
—¿Está seguro de esto, Alteza? No me gustaría lastimar su bello rostro.
—Ah, ¿y los puntos que tengo en la mejilla no cuentan? —alza una ceja.
—Lamento eso —sonríe de forma inocente.
Jimin frunce el ceño avanzando con decisión.
—Lo lamentará —inmediatamente comienza a atacar y Jungkook le recibe retrocediendo un poco. Ambos chocando sus espadas con fuerza y determinación.
De un momento a otro Jungkook toma control de la batalla avanzando con fuerza hacia Jimin y atacando por arriba. Jimin retrocede, agachándose rápidamente para esquivar la espada del contrario que iba directo a su cuello y después devolver la acción lanzando su espada con fuerza para rasgar el rostro de Jungkook pero este retrocedió. Ambos volvieron a apuntarse con las espadas quedándose quietos.
—Lo admito. Tiene buena técnica, Alteza —halaga el capitán— ¿Pero qué tal se mueve? —preguntó, moviéndose a la derecha. Jimin imitó su acción sin despegar sus ojos del contrario— Si ataco por aquí —comenzó Jeon atacando hacia la derecha y siendo recibido ágilmente por Park— Muy bien... —sonríe— Ahora, voy de nuevo.
Jungkook ataca nuevamente a Jimin y con mucha más fuerza, chocando espadas sin detenerse por un segundo mientras ocupaban prácticamente todo el espacio de la cubierta. Los tripulantes fueron alejándose conforme los oponentes se movían a su dirección, pegando gritos y aplaudiendo a quien llevara el control en el momento. Continuaron luchando hasta subirse en donde estaba el timón, un espacio mucho más reducido, el sonido de los metales chocar junto con las voces eufóricas de los piratas hacían todo mucho más emocionante.
Tomando fuerza, Jeon se impulsa hacia Park quién flexiona su espada y detiene la contraria. El pelinegro gruñe y empuja, haciendo al rubio retroceder hasta pegar su espalda con la madera del barco logrando acorralarle.
—Para ser un príncipe, no estuvo tan mal, su Alteza —murmura el capitán aún haciendo presión, dando por sentado que había ganado. Sin embargo, el príncipe aún no se había rendido y teniendo prácticamente la espada de su rival a centímetros de su rostro, reunió las fuerzas necesarias para empujarlo lejos de él.
—¡Aún no termina! —exclama.
Jungkook le miró sorprendido, Jimin no esperó más y con el sudor bajando por su frente se impulsó con astucia hacia el capitán atacándole sin piedad alguna.
Y finalmente con su propia espada rodeó la espada de Jungkook y tirando con fuerza se la quitó, la espada rodó por los aires durante unos segundos antes de que Jimin la tomara y acorralara inmediatamente a Jungkook, apuntándole con ambas espadas una arriba de la otra en una fina postura.
El duelo había terminado.
Jimin ganó.
Buenaas, ¿qué tal ha estado? Les cuento que por ahora no tengo un horario predeterminado de cuándo subiré capítulo pero voy a intentar hacerlo cada fin de semana, cualquier cosa les estaré avisando por el tablero de mi perfil ^^
Se que a penas lleva poco pero espero les esté gustado la historia y denle chance porque pasarán muchas cosas interesantes. Lit es de las historias más fantaseosas que he escrito.
Nos vemos, chau 🖤