Harry lo siente nada más entra en la cafetería. Es absolutamente imponente, con una mirada azul tan penetrante que casi se distrae al tomar nota de su pedido. Cuando se marcha, cree que no lo volverá a ver jamás, hasta que descubre la nota que le ha dejado en la servilleta, firmada «L». Todo lo que él quiere es una noche para adorarlo. Sin resentimientos, sin compromiso, sólo placer sin límites. Louis y Harry. Harry y Louis. Opuestos como el día y la noche, y aún así tan necesarios el uno para el otro. El alfa es distante, desagradable y misterioso: sabe siempre lo que quiere y lo quiere a Él. Él es dulce y atento, un omega joven de hoy en día que se hace a sí mismo y debe encontrar las respuestas a los interrogantes de la vida y de las relaciones a medida que los vive. Quiere ser feliz y amado, pero cuando Louis entra en su vida se da cuenta de que ha perdido el control sobre sí mismo y sucumbe a la pasión desenfrenada que nace entre ellos dos. ¿Debe escuchar a su corazón o a la razón?