La situación no hizo más que empeorar cuando Lisa se enamoro de una omega. Una linda omega. - ¡Soy un alfa! -gruñó enojada sin embargo Lisa solo la miro con cansancio- - Yo solo se que me gustas, anda di que si -insistió Lisa- Si eres alfa que importa, te dejaré que metas el pene sin chistar -sonrió pensando que ese era el problema- - ¿El que? -