Anatema cayó en la cuenta de que se había desmayado antes de abrir los ojos. Aun así, le había dado tiempo a ver un poco la sala en la que se encontraba. Las paredes alumbradas con neones rojos, dando un aspecto de cierta intimidad intensa, un sofá de terciopelo oscuro justo delante de la gran cama en la que se encontraba, la cual vestía grandes doseles que parecían adoptar el mismo rojo de las luces. A su lado en la cama estaba su novio Amari, y en la pared su hermanastro Gabriel con las manos en los bolsillos. Todo parecía una invitación de Satanás para pecar... Amén