Dejándose llevar por tan hermosa sonrisa, acabo con la distancia que los separaba - ¿Qué pas...? - pero la sonrisa de su novio, al igual que la suya, desaparecieron y sus ojos, antes calmados, se llenaron de odio hacia su persona - Me lastimas - su voz salió extremadamente aguda, y no era para menos - Cariño... - ¡¡Me alegra que te duela cabrón!! - apretó su agarre, haciendo que el otro soltara varias lágrimas - ¡Multiplícalo por diez y así me siento! - P-pe-ro... - ¡Te castraré cuando esto termine!... .