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Finalmente Dios se cansó de ver a los humanos pelear por metales de valor volátil. Echó una mirada por el mundo que les regaló intacto y se dio cuenta que su regalo más preciado había sido transformado en una bestia que soltaba gas contaminado. El mundo era un basurero y los humanos se colocaron a sí mismos en la cima, como los reyes de nada. En el rincón del planeta había un puntito pequeño, escondido del mundo, por miedo a lo que los demás habían hecho de lo que antes era un paraíso. Con el paso del tiempo se encogía y encogía más, porque la historia escrita por la humanidad la perseguía como un fantasma. Ya no queda nada más que movimiento ¿Cómo hago para desvanecerme? Tal vez si me aprieto, si me aferro con fuerza a mi misma, podría dejar de existir.

Ella era como una esponja sucia, que absorbía toda la mugre del mundo. Esta es la era de lo invertido, confía en lo malo y desconfía de lo bueno ¿Cómo fue que las cosas se pudrieron tanto, que la naturaleza del hombre se volvió la maldad?

Nadie, ni ella misma entiende cómo lo hizo para crecer en una mujer, sin embargo así pasó. Era extraño, como ver crecer a una flor entre medio de basura nuclear. Lógicamente, una plantita que florece alimentada por la radiactividad siempre va a estar acompañada de alguna mutación. La luz azul del televisor pintaba de color la cara de esta joven esponja que siempre había estado en blanco y negro, era torturada cada tarde con las noticias del día que siempre eran las mismas, todo indicaba que si el mundo no se acababa mañana es porque ya se acabó. Todo lo que debía bajar estaba subiendo, todo lo que debía mejorar empeoraba. Ella solo absorbía más y más, se sentía como una eterna hoja en donde se anotaba todo lo malo de lo que se tenía registro. Por el contrario, soñaba con ser tan libre como una maquinita, que recibe información, la analiza y luego la desecha. Pero todo lo que veía dejaba una marca, así fue como la ignorancia se convirtió en su más grande fantasía, de nuevo ¿Cómo hago para desvanecerme? ¿Cómo hago para salir volando?

Al final, todo esto se sentía como estar viendo el fin del mundo en primera fila, mientras que los actores principales eran los que hacían mover la historia. Era el teatro de la vida. Los actores existían en su propia realidad, con la idea de que las cosas estaban bien. Mientras que ella, de público, podía leer las verdaderas señales, mientras contemplaba como cada acto los acercaba a todos al final. Deseaba que, al igual que lo demás, también se invirtieran estos papeles, o mejor aún, ojalá no existiera el público. Ojalá estuviéramos todos felizmente inconscientes de que estábamos cavando nuestra propia tumba: es culpa de ellos, por hacer de todo, y es culpa mía, por no hacer nada.

Todo. Todo. Todo. Frenético, inmediato, simultáneo, pasaba todo mientras aquel todopoderoso se cansó y decidió dar fin al estúpido teatro de la vida. ¿Cuál teatro de la vida? Yo soy el teatro y ustedes el público. Todo en el mundo seguía ocurriendo como siempre había ocurrido, cuando el Dios de las leyendas de la biblia interrumpió en medio de la escena gritando que era falso. El ser humano corriente se movía frenéticamente en su hábitat natural cuando los diferentes territorios temblaron para convertirse en uno solo. Se detuvo el tiempo y se derrumbaron las ciudades, finalmente el ser humano comprendió su verdadera naturaleza frágil, el mundo de antes estaba lleno de cosas que entendían como verdaderas, permanentes y lógicas. Una pequeña sacudida y ya no existe ¿Dónde quedaron tus verdades incuestionables? Date cuenta que cuando yo hago valer mi poder ya no existen tus normas sociales, ni tus ciudades ni tu tecnología, solo existo yo.

Se pensó y se hizo. Lo pensé y lo hice. Ahora arrodíllense y repitan conmigo: in nomine patris et filii et spiritus sancti, amen.

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⏰ Last updated: Jan 03, 2023 ⏰

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La Última ReinaWhere stories live. Discover now