𝙃𝙤𝙪𝙨𝙚 𝙊𝙛 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠 || 𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫
Tiempos Oscuros se acercan, pero ella será la luz al final del túnel, ella será la luz de la esperanza en los tiempos difíciles, ella será la esperanza que salvará a todos.
Madelyn Black...
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Había llegado el día del primer partido de Quidditch de la temporada, se iban a enfrentar Gryffindor contra Slytherin.
También era el primer partido de Ron como Guardián y de Harry como Capitán del equipo de Gryffindor.
Draco y Madelyn no iban a jugar porque ahora solo podían pensar en la misión. Aunque Blaise les había insistido durante horas para que vayan al partido para apoyarlo a él porque era uno de los Cazadores de Slytherin, pero Madelyn ni Draco no aceptaron. Eso los hizo sentir un poco mal ya que realmente les habría gustado ir a vitorear a uno de sus mejores amigos.
Minutos antes del partido, como era habitual, reinaba un ambiente de gran agitación en el Gran Comedor: los alumnos de Slytherin silbaban y abucheaban ruidosamente cada vez que un jugador del equipo de Gryffindor entraba.
Madelyn y Draco estaban apartados de los Slytherin, todavía pensando sobre su segundo intento de asesinar a Dumbledore.
Ron Weasley entraba al comedor nervioso y pálido, con el uniforme de quidditch. Los Slytherin como era de esperarse lo miraban y reían burlescamente.
Madelyn cansada del escándalo le dijo a Draco que se iba a la sala común, él asintió sin decir una palabra.
—¿Te vas?. —le pregunto Pansy al ver que Madelyn se levantaba de la mesa.
—Si, estoy un poco cansada. —le respondió.
—Vamos te acompaño. —dijo enganchando su brazo con él de Madelyn saliendo del gran comedor.
—¿No iras al partido?. —cuestionó mirándola.
—Todavía es temprano, puedo hacerte compañía un rato.
[...]
Dos días antes de la navidad, Hagrid ya había llevado los doce árboles navideños al Gran Comedor; había guirnaldas de acebo y espumillones enroscados en los pasamanos de las escaleras; dentro de los cascos de las armaduras ardían velas perennes, y del techo de los pasillos colgaban a intervalos regulares grandes ramos de muérdago.
Días después, el castillo estaba casi vacío por las Vacaciones de Navidad y los únicos alumnos que quedaban en Hogwarts estaban en la fiesta del profesor Slughorn.
Esa noche Madelyn volvía a ir junto a Draco a la Sala de los Objetos Ocultos a seguir reparando el Armario Evanescente. El cual era un aparato muy engañoso y temperamental, lo que hacía que su uso resulte relativamente peligroso. Por eso tenían que hacer varias pruebas.
Después de quitar la manta que lo cubría, se quedaron mirando el armario ante ellos por unos segundos. Luego de abrirlo, Madelyn le entregó una manzana a Draco quien la puso dentro del armario y cerró la puerta, al mismo tiempo que sacaba su varita.
—Harmonia nectere passus. —pronunciaba Draco de manera melodiosa.
La superficie del armario brillaba, temblando en la luz ambiental. Casi vivo, luego se detuvo. Al volverlo a abrir, la manzana ya no estaba.
