𝟑𝟕| 𝙰 𝚞𝚗 𝚊𝚖𝚒𝚐𝚘 𝚗𝚘 𝚜𝚎 𝚕𝚎 𝚊𝚙𝚞𝚗𝚝𝚊

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Dejó estacionado el auto fuera de la mansión, eran las tres de la madrugada, solamente los guardias estaban presentes en esa área. No quería seguir llorando pero era imposible cuando había sido traicionada por alguien que había considerado como amigo. Se quedó algunos segundos dentro antes de bajar y fingir tranquilidad. Lo único que tenía en la cabeza era ese maldito segundo en dónde Gary cayó al suelo, pudo recordar que ya había estado en ese lugar, que se había puesto a un lado de esa sangre seca pero nunca imaginó que era la de su hermano, sus   pensamientos vagaban en la oscuridad, mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas

Entre susurros desgarradores se alcanzaba oír los latidos de su corazón herido, miraba al mundo con ojos nublados por el inmenso dolor

“Toc... Toc”. Dio un pequeño brinco cuando el cristal se dejó sonar por los nudillos de un guardia, ella se limpió las lágrimas, tomó aire y entonces bajo, otro guardia se subió al auto en su lugar para estacionarlo. Mientras ella seguía sin poder entrar a la mansión

—¿Se encuentra bien señorita Rachel?—Le preguntó un guardia cuando parecía estar helada

Ella no respondió y entonces caminó directo a la mansión, se quitó la cazadora y la colgó en el perchero, antes de poder subir a los escalones una voz ronca la detuvo

—¿Dónde estabas?—Se giro y noto que esa voz provenía de los labios de Bill—¿No es muy noche para regresar?—

—¿Y tú qué haces despierto?—Preguntó a secas

Aunque por dentro moría de rabia, moría por ganas de arrancarle la cabeza, sus manos empezaron a sentirse ansiosos, intentaba ocultarlo porque no quería echarlo a perder

—¿Te pasa algo?—
—Solo tengo sueño—
—¿Dónde estabas?—
—¿Vuelves a cuestionarme?—
—Solo estaba preocupado—

Ella no respondió, se dió la vuelta y subió a su habitación, cerró la puerta de un azotón sin importar que los demás estuviesen dormidos, de hecho le importaba un carajo que todo mundo notará lo enfadada que estaba. Bill, se había quedado en medio de la sala sin poder dormir, y que Rachel no había llegado solo era un pretexto, en realidad no podía dormir porque los recuerdos de Gary vagaban por su cabeza

—¿Y tú quién eres?—
—Gary—
—¿Gary que?—
—Wolf, soy Gary Wolf pero a partir de hoy puedes llamarme como tú héroe, te he salvado el culo—

Gareth tenía una sonrisa de mejilla a mejilla mientras tenía la mano extendida para ayudarlo a levantarse. Bill se la tomó, en cuanto se levantó sacudió su ropa del polvo

—¿Sabes quién soy yo?—

—Un tipo al que le he salvado el culo—Vaciló—Mira tú qué valiente al enfrentarte contra el Alacrán solito—

—Por lo que visto tu tampoco vienes acompañado—

Gareth se encogió de hombros un poco aliviado pero enseguida se puso firme cuando noto que Bill escurría de sangré, lo tomó del brazo para ayudarlo a caminar

—Te ha tirado una bala—
—No duele—

Intentaba disimularlo, porque no sabía si podía confiar en alguien que recién había conocido. Pero sus ojos no aguantaron más, pudo sentir cómo su cuerpo se desvaneció en un largo sueño, hasta no saber nada. Para cuando abrió los ojos ya era el otro día, intentaba calmar el dolor pero las voces de afuera lo aturdían, escuchaba con claridad y podía distinguir que solo eran un par de tíos discutiendo, intento levantarse para averiguar de quién se trataba, a pesar de sentir un fuerte calambre en el abdomen no se detuvo, pero al instante se quedó quieto cuando un sujeto de pelo negro y de piel amarilla entro a la habitación apuntando directamente a el, segundos después entro Gary, y Bill recordo que lo había conocido la noche anterior y que seguramente estaba en su casa por el desmayo que la bala había causado

𝗢𝗻𝗲 𝗢𝗳 𝗨𝘀; Tokio Hotel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora