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Ambos se levantaron del suelo mientras se abrazaban, las culpas y el rencor se habian ido, el dolor y la traición igual, lo unico que quedaba alli eran dos adultos jóvenes tomando la firme decisión de empezar su historia de nuevo, como si el pasado no existiese.

—G-gracias Genos...—abrazó con fuerza a el menor, ocultando su rostro en el cuello de éste mientras las lagrimas dejaban de salir. El rubio correspondió al abrazo, acariciando con cuidado la espalda del mayor.

—no hablemos mas del tema, S...sensei...—volvio a usar el apodo que solia tenerle al ahora calvo, cuando este le enseñaba sobre economía domestica. Ante ello el mayor lo abrazó con mas fuerza aun, separandose un poco de el para mirarlo a los ojos.

—m-me dijiste...

—si...sensei...¿Te molesta?

—¡No! ¡Para nada! ¡M-me hace muy feliz!—grito Saitama emocionado, observando los dorados ojos del menor, en los cuales se sentia mas y mas perdido a cada segundo. Acercó sus labios a los del mas bajo, pero se detuvo, temiendo que Genos se negara y se molestara, mas sin embargo el que corto la distancia entre ambos fue el rubio, que abrazo con fuerza al mas grande, enredando sus manos tras el cuello del calvo.

No necesitaron hacer que el otro abriera la boca, ya que ambos estaban mas que dispuestos a aquél beso. Sus lenguas se entrelazaban mientras sus cuerpos se iban calentando. Las manos de Saitama se enredaban en el cabello de Genos mientras el mas pequeño acariciaba la cabeza de este, fueron caminando aun sin separarse hasta el sofá, donde Genos empujo con suavidad a Saitama, haciéndolo caer sobre aquél mullido sofá, sentándose sobre su regazo. Tuvieron que separarse por la falta de oxígeno, mirandose a los ojos, mientras el café y el dorado chocaban, sus alientos se entremezclaban.

—¿Q-quieres hacerlo, Genos...?—el menor solo asintió, cerrando los ojos con fuerza mientras volvia a besar a Saitama, acostandolo sobre el sofá y aprisionando su cuerpo contra el del calvo, frotando con suavidad sus pechos mientras este volvia a despeinar su cabello con desesperación, profundizando el beso. La falta de aire los hizo separarse una vez mas, y realmente empezaban a odiar su dependencia a este. Mientras respiraban agitadamente se miraban a los ojos, perdiendose en los del contrario mientras una sonrisa boba adornaba sus labios.

—aah...h-hace mucho no disfrutaba tanto unos simples besos...—susurró Genos, acercandose una vez mas a los labios de Saitama, y dejando un pequeño beso en ellos. Ambos se separaron mientras se sentaban en el sofá de nuevo, tomándose de las manos.

—ni yo...aunque bueno, no beso a nadie desde...ti...—Saitama mordió su labio, avergonzado, mientras sus mejillas se ponian rojas una vez mas. El menor acarició su mejilla y se levantó del sofá, jalando a Saitama mientras buscaba con los ojos la habitación principal. Si aquel apartamento tenia la misma organización del de Tatsumaki, entonces dicha habitación seria aquélla que veia al fondo.

Arrastró al mas alto por apenas unos centímetros y entro junto a el a aquella habitación, en la cual habia una cama doble, ante la cual sonrió mientras empujaba a su pareja (no oficial) para que quedara sentada en el borde de la cama.

—entonces hay que disfrutarlo...

Y alli, "Demon Cyborg" como lo apodaban sus dos mejores amigos, salia a la luz. Aquel demonio sexual que parecía no tener límite humano. Cuando había estado con Saitama en el pasado, el habia sido el pasivo, pero esta vez seria lo contrario, solo si el calvo también estaba de acuerdo. Empezó a levantar con lentitud su camisa, mostrandole a Saitama los cambios que su cuerpo habia tenido, y todas las horas de ejercicio que había invertido. El mayor por supuesto, no pudo evitar relamerse los labios y atrapar la camisa que su enamorado se habia quitado y le habia lanzado, a la par que también la lanzaba lejos mientras rompía los botones de su camisa de oficina y tiraba de su corbata, lanzando ambas prendas lejos para quedar solo en camisilla, la cual Genos arrancó casi que con desesperación mientras volvia a lanzarse sobre su "sensei", uniendo sus labios en un beso tan desesperado que la saliva bajaba por la comisura de aquel par de labios.

¿Realmente me amas?Where stories live. Discover now