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A Boris le gustaba recorrer el centro de la ciudad en las noches y había sido bendecido con la habilidad de no llamar mucho la atención. Así, deambulaba libremente hasta que la luz comenzaba a cambiar y las calles se volvían menos aterradoras. En la esquina de una casa del centro hay un local diminuto donde se mantiene encendida una bombilla roja hasta poco antes que salga el sol. Ahí, un extraño personaje trabaja sin parar: sentado en su silla, totalmente encorvado sobre el papel.  Es, verdaderamente, un local pequeño donde solo cabe una silla, una mesa, dos taburetes y cuelgan de las paredes increíbles dibujos en tinta china; perfectas copias de los clientes que cada noche se sientan en los taburetes forrados en cuero rojo y posan expectantes, esperando ser dibujados por este pequeño hombre. 

Tinta chinaDär berättelser lever. Upptäck nu