Capítulo 3

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Disfrutad el capítulo.

-Por supuesto padre- después de aquella sucia jugarreta me las iba a pagar.

-Es muy amable Majestad-contesta la princesa. La miro y le hice un gesto para que me siga.

-Por aquí su alteza- digo educadamente. Ha decir verdad, me estaba luciendo aquel día. Sería imposible para mi padre quejarse después de aquello. Solo espero que aguante los 6 días que quedaban hasta que la estirada saliera por donde había entrado y pudiera respirar de nuevo a mi antojo.

Atravesamos la parte Este del palacio en completo silencio. Me estaba poniendo nervioso. Se suponía que debía dar una buena impresión de la monarquía danesa y por el momento esta mujer me lo está poniendo de lo más difícil. Por suerte llegamos a los jardines.

-Hay varios jardines, pero me atrevería a afirmar que este es el más impresionante. La tranquilidad se refleja en el ambiente como podrá comprobar y la variedad de flores y vegetación es mucho mayor que en los demás.

La verdad sea dicha, ese jardín era de los pocos lugares del palacio en el que podía relajarme de vez en cuando. Era bastante extenso con una gran fuente de piedra caliza blanca de la que surgía agua cristalina. A su alrededor se situaban cuatro bancos de piedra. Todo el jardín estaba repleto de distintas variedades de flores, desde la más simple hasta la más exótica por no mencionar los árboles y arbustos. Para mantener ese jardín hacían falta más de cincuenta personas. Pero valía la pena al ver el resultado.

-Es un lugar precioso-admite la princesa. Por primera vez desde su entrada al palacio la veo más relajada. El jardín ha hecho milagros, quién lo diría.

-Me alegro de que le gusté su alteza-respondo cortésmente.

-Es la primera vez que veo tantos tipos diferentes de flores –admite- las bajas temperaturas de Rusia impide que crezcan más de la mitad. Por no mencionar que en palacio no hay apenas jardines.

La cosa mejoraba, comenzaba a abrirse poco a poco. Eso me tranquilizaba más. Podría hablar con ella con más libertad.

-Entonces, ¿qué soléis hacer en vuestro tiempo libre?-le pregunté.

La princesa rie sarcásticamente ¿He dicho algo malo?

-Esas palabras no se encuentran en mi vocabulario me temo. No tengo tiempo para la diversión. Ser la heredera de un país no deja margen para descansar- declaró. Abrí los ojos sorprendido. Aquello me dejó descolocado.

- ¿Ha dicho heredera? Eso es imposible- digo en voz alta. Me mordí la lengua al instante reprendiéndome a mi mismo por aquel comentario. Por la mirada que me echó, me di cuenta de que no solo era posible, sino que debería habérmelo callado. Por un momento le pedí a Dios que no abandonara el jardín. Porque no solo sería la primera chica que me habría dado plantón, sino que dejaría mi puesto de príncipe en evidencia delante de mi padre y eso no iba a permitirlo.

- ¿Por qué es imposible?- y cuando creí que el momento no podía empeorar, me salta con esa pregunta. No soy ni mucho menos machista, pero esa pregunta solo la responde una respuesta ofensiva. No sé si hubiera preferido que se fuera de los jardines después de todo.

-Mi intención no es la de ofenderle alteza. No es una cuestión de género-la princesa se mantenía callada escuchando mi respuesta. Me sudaban las manos. De mi respuesta dependía mi futuro- no dudo en que hace su labor a la perfección.

Intenté salir del aprieto en el que yo mismo me había metido elegantemente.

-Lo sé-contesta sin más- no se preocupe, no lo estoy juzgando.

La princesa avanza hacia uno de los bancos que hay al lado de la fuente y se sienta. Al principio me quedo estático por su respuesta. ¿No la había ofendido? Por lo que había podido comprobar le había quitado importancia al asunto. Respiro hondo. Aún con su respuesta no me quedo tranquilo. Camino lentamente hasta sentarme a su lado.

-Pensaba que el príncipe Alexis era el heredero. Por ser el varón-ya que estábamos decidí decirle la verdad. La verdad era que no quería que pensara que era un hombre superficial que no valoraba el trabajo de las mujeres. Ella ríe levemente. Suspiré tranquilo. Su miraba contemplaba el agua de la fuente.

-Alexis es el sexto en la línea de sucesión de la Corona Rusa-me confesó.

- ¿El sexto? ¿Cuántos hermanos tiene?-era increíble. Para mí la palabra numerosa implicaba más de dos pero no me había imaginado seis hermanos.

-Bueno, digamos que a mis padres les gustó la idea de la familia numerosa- Para mí la palabra numerosa implicaba más de dos pero no me había imaginado seis hermanos. Quizá fuera un instante pero le vi un brillo en los ojos diferente, ese azul hipnotizaba a cualquiera- Yo y mi hermano Kaden fuimos los primeros en nacer. Mellizos. Luego nacieron mis dos hermanas y más tarde nacieron otros dos, a uno de ellos ya lo conoces.

Se refería al príncipe Alexis.

-Sois tres hermanas y tres hermanos. Sus padres dieron en el clavo- reí. Ella sonrió igualmente. Pero a diferencia de la primera sonrisa que me había dado esta era verdadera- una pregunta.

-Dígame.

-Siempre me he preguntado lo que pasaría si nacían mellizos o gemelos en la familia real. Es muy inusual que ocurra y la verdad es que vuestra familia es la única que se conoce por dar dos príncipes herederos a la misma vez, ¿quién decide quién es el legítimo? Nacisteis los dos el mismo día ¿me equivoco? -el trono no se puede compartir. Había que hacer una elección entre uno u otro hijo.

-No se equivoca. Yo fui la primera en nacer, ocho minutos antes que mi hermano. Eso me convirtió en la primogénita. Mi padre, según dice mi madre, aprobó la Ley Sálica meses después para que yo pudiera reinar. La primera mujer en conseguirlo.

-Aquí no se aprobó esa ley puesto que soy hijo único-suspiré- aunque me hubiera gustado tener hermanos.

- ¿Nunca le pidió hermanos a sus padres? -por primera vez desde que llegamos dejó de mirar la fuente para dirigirme la mirada. Tragué saliva. Su belleza era radiante.

-Lo intenté en varias ocasiones, pero dijeron que con uno bastaba-a esas alturas ya había perdido cualquier esperanza de que mis padres cambiaran la idea ante un segundo hijo.

Siempre había estado solo en palacio. Envidiaba a las demás monarquías porque a excepción de la Corona Danesa todas las demás tenían más de un hijo en la familia. Me hubiera gustado mucho enseñarle tantas cosas...Muy en el fondo me hubiera gustado que hubiera sido niña, mi princesa.

-Lo siento-me contesta con una voz en poco más suave, casi en un susurro.

-No se preocupe-le digo mirándola. Sentí un escalofrío. No podía concentrarme con esos ojos que a mi parecer se podrían comparar con dos zafiros. Parecía brujería.

-Debería volver –me dice sacándome de mi ensoñación- le estoy robando tiempo. Debe de tener mucho trabajo.

La princesa hizo amago de levantarse, pero por alguna razón que desconozco le cogí  la mano impidiéndole su huida.

-No se vaya todavía-quería saber más de ella. No me iría de allí sin besar esos labios. Dios, era demasiada belleza junta para ignorarla. Solo nos separaban escasos centímetros.

- ¡Ania!

Maldije una y mil veces. La princesa dejó de mirarme para enfocar su atención en su pequeño hermano que llegaba corriendo por el jardín con nuestros padres a pocos pasos detrás de él.

Nunca había odiado tanto la presencia de un niño como en ese momento. La mirada de mi padre era de pura alegría. Era oficial. Se estaba divirtiendo a lo grande viéndome sufrir. Sabía que no me resistiría ante tanta belleza. Había jugado muy bien sus cartas. 

Espero vuestro voto.

Nos leemos el próximo sábado mis nubecillas de algodón.

Instagram: aurora_ramos13

Anillo por compromisoWhere stories live. Discover now