05. Una lágrima por el presente | Parte 2

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Desde la entrada pudo percibir el aroma a café mentolado que bañaba el interior

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Desde la entrada pudo percibir el aroma a café mentolado que bañaba el interior. Golpeó la puerta de madera con los nudillos, a sabiendas de que el timbre jamás había funcionado, y esperó. La nieve que caía con suavidad sobre su cabello castaño, casi rubio, hacía parecer que llevaba varios minutos allí parada, pero solo le había llevado uno y medio decidirse a anunciar que había llegado. El sonido pesado de los pasos de Sonja la puso en alerta; era tarde para marcharse.

La mujer abrió la puerta y le regaló una mirada de absoluta pena. Emma consideró la posibilidad de mencionar que iba a visitarla antes, pero que regresó a su casa al ver cómo un hombre gritaba su nombre. Aunque la joven lo había visto algunas veces, jamás lo mencionaba en presencia de Sonja. Las personas que llamaban a su puerta eran un tema que prefería evitar.

—Mamá dijo que me estabas buscando —se justificó Emma.

—Sí y no. Ester me comentó sobre lo que harás mañana y ocurre que tengo algo que mencionarte sobre eso, así que le pedí que te pusiera en aviso. Pero pasa, pasa, ponte cómoda y espera.

Obedeció, como se esperaba que hiciera.

El recibidor era un pasillo ancho con colgantes a lo largo y alto de las dos paredes. No había armonía en sus colores ni formas, y parecía más bien que Sonja había depositado allí todos los adornos que había comprado durante los últimos años y los había fijado sin ningún orden concreto. Algunos despedían aroma a sándalo y frutos silvestres, otros tenían el hedor de una tumba abandonada. Pero permanecían allí, mezclados y descuidados, abandonados como si fueran todos iguales. Al final del corredor, una abertura de marco alto la guiaba hacia la sala principal, la única habitación que Emma conocía de aquella casa. Tres puertas que siempre estaban cerradas parecían dirigir a un baño, a una cocina y a una habitación, o eso imaginaba.

Emma tomó asiento en el sillón rojo de un cuerpo, sobre el que descansaban mantas de hasta tres colores tejidas por dedos poco hábiles. Siempre elegía el mismo; cuando ocupaba alguno de los otros, Sonja se sentaba a su lado.

La voz de la mujer pareció surgir desde algún punto del lugar.

—¿Cómo te sientes al respecto de lo que pasará mañana?

Emma sintió cómo se tensaban los músculos superiores de su espalda. No estaría bien que dijera que no sentía lo que los demás esperaban que sintiera.

—Mañana no será un día centrado en mí —atinó a responder—. Todo lo que haré será trabajar y ser un soporte para una amiga que pasará por una noche difícil. No seré yo la prioridad.

—No, por supuesto que no, pero tampoco estarás tan al margen como crees.

En cierto modo, lo presentía. Sabía que, así como Tanja sería protagonista en su experiencia durante el evento de su madre, ella lo era con respecto a su propia historia, a la amenaza de Samuel, al malestar de su madre, a sus propios conflictos y logros. Y por más que la noche siguiente no fuera a tratarse de ella, tendría su participación y afectaría a su futuro en aspectos que no era capaz de predecir.

Susurro de fuego y sombras (Legados de Alkaham #1)Where stories live. Discover now