2. Mal presentimiento

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Me puse en la fila de la cafetería con Danna atrás de mi.

—¿Qué le pasó a tu celular? —escuché unas voces más adelante y miré hacia allá.

Ahí estaba el chico del aeropuerto. Mierda. Eso fue culpa mía.

—Se me cayó.

—Si que andas despistado eh, lo hiciste mierda. —Soltaron carcajadas y el pelinegro desvío sus ojos hacia mí por un segundo, miré hacia otro lado rápidamente.

—Si... está bien. Tendré que comprarme otro, supongo.

Maldita sea. No puedo evitar sentirme culpable.

—Aaay Caleb. —Uno de ellos le palmeó el hombro. Así que se llamaba Caleb...

—Que chismosa eres —bromeó Danna pegándome un codazo al verme escuchando su conversación.

—Fui yo —le susurré y ella frunció el ceño.

—¿Tu qué?

—Le rompí el celular a ese chico.

—¿Qué? ¿Por qué? —Ladeó la cabeza sin terminar de entender.

—Choqué con él en el aeropuerto y boté su celular, la pantalla está hecha añicos —dije y ella levantó las cejas—. Me siento culpable, quizás cuánto dinero le cos...

—Ay, no exageres, Alissa. Fue su culpa también por no tenerlo bien sujetado. —Me dió una palmadita en el hombro—. Además, se ve que son de dinero todos.

—¿Tu crees?

—See.

—Bueno, con eso me siento me...

—¡Siguiente!

Despabilé y avancé hacia la chica de la cafetería, que me atendió con una sonrisa.

POV Caleb

—¿Qué le pasó a tu celular? —preguntó Diego tomándolo con dos dedos como si fuera un trozo de basura en cuanto lo saqué para ver la hora. Inmediatamente la chica del aeropuerto que para variar sería mi compañera en algunas clases llegó a mi mente. Carraspeé la garganta.

—Se me cayó.

Si, claro.

—Si que andas despistado eh, lo hiciste mierda —bramó James y todos los demás rieron.

Me sentí observado, recorrí mi mirada por el lugar y la vi. Estaba escuchando la conversación.

Si, deberías regalarme un celular nuevo. A ti te hablo.

—Si... está bien. Tendré que comprarme otro, supongo —dije. Tal vez a propósito, tal vez no.

—Aaay Caleb... —Finn palmeó mi hombro en cuanto terminó de pagar su jugo, nos devolvimos para avanzar al pasillo.

Le rompí el celular a ese chico —la escuché mientras me alejaba, enfoqué mis sentidos en su voz para no dejar de oír la conversación.

—¿Qué? ¿Por qué? —respondió la morena.

Seguí avanzando sin mirar atrás, simplemente concentrándome para no distraerme con algo más. No podían sospechar que las estaba escuchando, ni saber el nivel de capacidad de mis sentidos.

Choqué con él en el aeropuerto y boté su celular, la pantalla está hecha añicos —dijo. Tenía una voz agradable.

—Caleb... ¿acaso estás...? —James me miró con cara de 'No lo hagas en el instituto' y yo suspiré, regresando mis sentidos a ellos.

Protegida por el alfaWhere stories live. Discover now