016.

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La tensión junto al silencio reinó en el departamento. Anya me miraba aún impactada porque prácticamente la había corrido. Mi enojo era notorio, odiaba qué quisieran meterse en mi vida como si supieran que era lo qué quería. Pero odiaba más la manera en que señalaba a Diego por ser él. No iba a permitir que le lastimaran, aunque fueran mi familia.

Mi hermana salió sin decir más. El portazo hizo caer un pequeño colgallaves qué adornaba la puerta pero no me moví. Sabía que Diego quería decir algo pero no se atrevía, lo conocía demasiado bien. Por eso en cuanto sentí sus brazos rodearme, permití qué el abrazo fuera más cómodo para ambos.

Me dolía. Anya era mi princesa, con quién siempre había tenido la confianza de hablar y maldecir, quién nunca me dejaba solo pero ahora parecía que no le importaba. Y aunque era consciente de no poder cambiar la mentalidad de alguien tan fácil, no significaba que doliera menos. - Preparé el desayuno. - Logré decir después de unos minutos. Diego me sonrió y acompañó al comedor donde ambos después de todo el problema nos sumergimos en sencillas platicas donde conocíamos cada vez más de nuestros gustos, disgustos y anhelos.

Teníamos que recuperar nuestra burbuja para poder estar en paz.

DIEGO.

La semana había sido tranquila, quitando los problemas que había ocasionado la fiesta. Andy estaba más enojada con Anya y Keren que conmigo por abandonarla en aquel almacén lleno de machitos sin cerebro que solo quería coger - según sus palabras-.

Entre tareas y salidas sencillas a lado de Mateo, estaba bien. Estábamos ya en la última hora del viernes, mis ojos luchaban por no cerrarse ya que en cualquier momento podría correr de vuelta a casa y dormir unas horas antes de que Mateo fuera a cenar con nosotros. Se había hecho un hábito bastante cómodo ya que era el día que Alex no llegaba a dormir y nos facilitaba las cosas.

Los roces con nuestro nuevo roomie era algo que aún no había hablado con Temo y Aristóteles pero conocía la situación del oaxaqueño que no me parecía oportuno presionar para nuevamente quedarnos los tres costeando una renta que en definitiva, no era muy barata. Y ofrecer ayudarles con los gastos no era la mejor opción ya que el orgullo de ambos era grande, solo esperaba que Alex dejara sus comentarios y todo volvería a la paz inicial.

El final de la clase llegó justo antes de que volviera a cerrar los ojos y salí acompañado de Aris y Andrea. Los tres teníamos un proyecto para entregar y debíamos quedar de acuerdo en como hacerlo, así que tomamos con calma el esperar a nuestras parejas aunque las miradas de todos sobre mi me comenzaron a incomodar.

Mi seguridad frente a otros había sido fuerte a pesar de ser una máscara la mayoría - si no es que todas- las veces que la demostraba, estaba acostumbrado a ser señalado por gay, a los comentarios bajos por mi atuendo, mi forma de ser. El ser abierto ante mi sexualidad parecía molestar a otros y lo dejaban ver con muecas e incluso comentarios mordaces. Pero esta vez no incluía el desagrado. No. Ahora notaba como veían sus celulares y la atención la ganaba. Lástima, pena, burla. ¿Qué diablos pasaba ahora?

— Sé que soy irresistible pero al menos disimulen. — Solté con cierto veneno a un grupo que se detuvo frente a nosotros. "No lo sabe", fue lo único que dijeron antes de seguir hablando en cuchicheos que solo me hacían enojar. Aris también comenzó a molestarse pues no parecían disimular y Andrea no tardo en sacar su móvil para buscar algo que aún no comprendían. Fue entonces cuando Temo llegó corriendo pero en vez de saludar a su novio, me abrazó y miró preocupado. — ¿Estas bien? Papancho ya me llamó. Iremos a la privada directamente.

— Si estoy bien. Pensé que Pancho se había regresado a Oaxaca — Me deja de abrazar pero no me suelta. Lo veo mirar a Ari y a Andrea quien no habla, sigue en su celular.
— No lo sabe aún.
Habla por fin mi novio y es ahí cuando Temo me suelta y se pone de lado de Aris mientras le hace una señal a Mateo para que se acerque. El suspira cuando esta frente a mi. Parece pálido y nervioso. — ¿Qué no sé? — Pregunté en un murmuro. Mis nervios aumenta ante la seriedad. "No puede ser", es lo que escucho de Andy pero no puedo dejar de mirar a Mateo.
— Diego, tu papá escapó del arresto. Lo están buscando, nadie sabe dónde está.

𝓑𝓮 𝔀𝓲𝓽𝓱 𝔂𝓸𝓾 || 𝓜𝓪𝓽𝓲𝓮𝓰𝓸.Where stories live. Discover now