I Choose You ↠ Park Sunghoon

2. Dumpling Volador

En galería Bae Yang Mi, tía de Irene (en la historia).

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―Pero ¿Por qué? ― la voz de la chica se rompió ―Dave, tú eres testigo de que nada pasó entre nosotros y que todo lo que he conseguido ha sido por mi talento ¡Por favor, por favor! ¡Ayúdame a descubrir quién fue que hizo todo esto, pondremos una demanda y haremos que confiese la verdad...!

―Ya dije que lo siento muchísimo, Laraiana, no puedo ayudarte― dijo sin arrepentimiento alguno antes de colgar.

Acto seguido millones de notificaciones aparecieron en su celular, todas provenientes de sus redes sociales.

Eres una zorra, no mereces el lugar en donde estás.

Ojalá te pudras en la miseria.

Muérete.

Irene entró y la vio llorando, agarró su celular y leyó todos y cada uno de los mensajes que había recibido en Instagram, Facebook y Twitter.

Echó su celular a un lado y se sentó a consolarla.

― ¿Qué puedo hacer por ti? ― la coreana miró a la rubia con preocupación.

―Nada, Irene, estás despedida, listo, ahora ya no tienes que sentirte obligada a compadecerte de mí― habló seriamente mirando sus manos.

―No lo hago por obligación, sabes que aparte de tu asistente soy tu amiga― contestó.

―Lo siento, no quiero ser grosera, sólo... Quisiera irme lejos, muy lejos, donde nadie me conozca y me odie, vivir una vida normal para alguien de 17 años― dirigió su vista a ella por primera vez en toda la conversación.

―Hazlo entonces― tomó su muñeca y la apretujó.

― ¿A dónde iría? ― suspiró, la sonrisa de Irene se agrandó mucho y enseguida se puso de pie.

―Tengo una idea, tú solo descansa, yo prepararé todo― aplaudió emocionada.

Lara iba a coger su celular para deprimirse aún más con aquellos mensajes de odio, el mismo que le fue arrebatado y acto seguido impactara contra la pared de la habitación dejándola aturdida.

―Ese no será más tu teléfono― se encogió de hombros su asistente, estaba demasiado triste como para ir tras ellas a exigirle que se lo pague.

Se recostó a dormir otro poco, cuando se levantó era de tarde y su estómago exigía comida, así que se levantó a prepararse algo.

Terminó calentando algunos macarrones con queso y se sentó sobre un taburete, puso la comida en el mesón dispuesta a devorar el platillo.

Cuando estaba por terminar escuchó el ascensor, sin embargo, no se giró.

¿Qué importaba si era una de las millones de personas que la despreciaban en este momento? Total, si moría se convertiría en la persona más linda y buena para todos.

―Ten― escuchó decir a sus espaldas antes de que una mano colocara encima del mesón un sobre que no apreció con mucho interés.

― ¿Qué es? ― se metió una cucharada a la boca.

―Un regalo de mi parte― se situó frente a ella ―Ábrelo― dijo con algo de emoción, Lara analizó a su asistente por unos segundos antes de abrir el sobre.

Instantáneamente sus ojos picaron.

―Allí te estará esperando mi tía, ella guardará tu secreto, de ahora en adelante serás Spencer Marcetti, una estudiante de 16 años transferida desde Italia, vives con una amiga de tu madre, allí nadie te conoce ¿Quieres hacerlo? ― sonrió con timidez.