-Chapter Eight

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Zack

-¡Zack! —me desperté de repente por el movimiento brusco en mi hombro. Mi vista era borrosa porque recién abría mis ojos pero era la irritante vos de Austin.

-¿Don-donde estoy? —sentía un frío mañanero recorrer mi cara y como mi trasero estaba helado.

¿Cómo carajos llegué a la cancha de Lacrosse?

-Señor Jolick, igualito a su madre —esa voz gruesa, de alguien muy mayor, hizo que viera hacia adelante.

Era un hombre mayor de edad, las arrugas cubrían gran parte de su cara y las canas gran parte de su cabello, el cual ya no sabía cuál era su color natural. Al lado de él, se encontraba una mujer; también era mayor de edad, pero no tenía ninguna cana y no había rastros de que su cabello sea teñido —buenos genes en el cabello—, era de un color rojo zanahoria y era sumamente bonita, a pesar de su edad.

Ahora, sería un enorme idiota si no sabía quién era.

Así es, él era el antiguo director de esta gigante institución y a su lado se encontraba su esposa, con una sonrisa dulce.

Además de haber sido uno de los mejores directores, Augustus fue lo que vendría a ser el hombre más talentoso que alguna vez tuvo el país, al igual que su esposa.

Antes, los bandos de las distintas instituciones tenían líderes, estos líderes eran los cuales podían desarrollar cualquier actividad sin algún problema y de forma magnífica. Este hombre, asistió a una Academia bastante vieja y renombrada, la Academia Wanchterie. Obviamente Bluays no existía porque Augustus lo había creado.

A lo que quiero llegar, Augustus Bluaystox, fue líder del bando masculino en aquella época. Y su mujer, Ariadna Wanch —hija de la directora de la academia— fue líder del bando femenino. En esa academia, se le prohibía a los líderes e inclusive a los otros 2 participantes, que salgan entre sí. En pocas palabras, estaba sumamente prohibido el amor entre ellos dos, eso fue debido a que si entrabas en un bando, solo debías enfocarte en la perfección  máxima de tus habilidades, y una pareja supondría pérdida de tiempo valioso y distracción.

¿Cómo ellos llegaron a ser pareja, casarse y tener 3 hijos?. Ni idea.

-Así es Melanie. Yo seré su entrenador hasta que acabe todo este revuelo de los bandos —Esperen, ¿de qué demonios me perdí?. -No es algo que no se pueda hacer, debido a que no soy su director ni mucho menos un juez. Todos siempre buscan a alguien con quien entrenar, y si tienen el suficiente talento, entrenan solos mejorando sus capacidades; justo como sus padres habituaban a hacerlo.

No estaba entendiendo ni pimiento pero solo asentía para no parecer un idiota.

-Muy bien, no hay talentos repetidos así que veremos como hacer si tienen que trabajar en duos —esta vez habló Ariadna. -El problema que nos comentó Liam, es que no se llevan bien entre sí

-De hecho, hubo una mejoría —aclaró su hijo. Eso aún era un poco inestable, pero era verdad, al menos ya podíamos hablar sin usar frases sarcásticas. -Al menos ya no son como cavernícolas —puso sus manos en jarra y nos vio seriamente.

-Ya veo —el director solo nos vio con una sonrisa ladeada. -Eso ya lo resolveremos, no será fácil pero... bueno, pasarán cosas.

¿Eh?

¿Es común que le tenga miedo a este hombre?

Luego de que se fueran a charlar un rato a sola, los tres, solamente me quedé pensando en la inmortalidad de la tortuga. Este director era muy raro, cada vez que les hablaba a mamá y papá de él, temblaban por ciertas cosas. Aún no sabía que era lo que este hombre tenía, pero le habían entrado unas terribles ganas de temblar como ellos.

Bluays Where stories live. Discover now