La desaparición

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(Nota de las autoras: Esta historia transcurre dos años antes de los hechos que acontecerán en Tentado por la oscuridad, nuestro fic de Star Wars con personajes originales en el que también aparecen Anakin y Obi Wan)


Algún lugar del sector Atravis

La lanzadera hendía la negrura del espacio alejándose del último planeta habitado que vería en horas. Obi Wan fijó las coordenadas en el navegador y observó el mapa holográfico desplegado ante él.

«Aún me queda tiempo por delante», pensó con cierta ansiedad por llegar a Coruscant.

La misión fue relativamente sencilla, pero le había alejado durante semanas del Templo Jedi, interrumpiendo el entrenamiento de su padawan. El Consejo consideró conveniente enviarle solo a Skor, el planeta minero del que se alejaba a toda velocidad, camuflando las investigaciones que debía realizar con una falsa visita diplomática a los empresarios que poseían la explotación. Todo transcurrió según los planes, así que podía relajarse. Por primera vez durante la misión se permitió prestar atención a la ansiedad que le acechaba.

Contactó con Anakin tanto como pudo durante su visita a Skor, pero más veces de las que estaba dispuesto a admitir le había resultado insuficiente para calmar sus inquietudes.

Su aprendiz no recibió bien la prohibición de acompañarle. Intentó convencerle de que mediara ante el Consejo para incluirle y aunque aportó argumentos inteligentes, Obi Wan no cedió. No podía contravenir las órdenes ni alterar los planes y mucho menos para evitar que Anakin se sintiera ansioso por quedarse en el Templo mientras él viajaba. Le aconsejó que usara aquel tiempo para meditar y estudiar, sugerencia que tampoco fue bien recibida. El enojo de Anakin se suavizó con cada contacto a través de los comunicadores, pero esas situaciones siempre incomodaban a Obi Wan.

«Pronto podremos solventarlo cara a cara y volver a las rutinas de entrenamiento», pensó. Todo volvería a la normalidad que tanto creía haber extrañado en el momento pisara de nuevo Coruscant.

Se inclinó sobre el panel de control para activar el piloto automático y aprovechar esas horas en la meditación, pero algo detuvo su mano a medio camino. Una sensación de anticipación afiló sus sentidos y supo lo que iba a ver antes de que las pantallas del navegador se lo mostraran.

«Me están siguiendo».

Tomó los mandos y elevó la nave repentinamente, esperando que el lancero que seguía su estela pasara de largo. Tres disparos de cañón láser se perdieron en la oscuridad, esquivados por poco por la lanzadera que pilotaba Obi Wan. Lejos de lo que el jedi esperaba, la nave ajustó rápidamente los alerones y siguió acercándose vertiginosamente.

El jedi no reconocía a su perseguidor. No había símbolos ni colores que delataran su afiliación, pero la intensa perturbación en la Fuerza le indicaba que se trataba de un enemigo peligroso. Se concentró en sus movimientos, aumentó la velocidad y avanzó zigzagueando, disparando los cañones de iones. La nave enemiga esquivó los impactos con sorprendente facilidad.

-¿Pero qué demonios...? -maldijo apretando los mandos.

El lancero seguía aproximándose rápidamente, como si estuviera dispuesto a embestirle, obligándole a realizar una rápida maniobra que hizo girar la nave en una espiral descendente. Su perseguidor pasó sobre él disparando los cañones. El panel se iluminó de rojo al recibir el impacto. Las protecciones se activaron, la lanzadera tembló y se sacudió peligrosamente. El jedi siguió maniobrando en el espacio abierto, esquivando las bruscas maniobras de su enemigo mientras le disparaba. Los alerones del lancero calibraban rápidamente su posición, provocando cambios de dirección tan repentinos que hacían difícil acertarle.

El mal menor (Obikin 1)Where stories live. Discover now