🚫 C A P Í T U L O 3 1 🚫

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—¡Estás hermosa! —dijo Lucas

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—¡Estás hermosa! —dijo Lucas.

Sus ojos estaban hipnotizados por el girasol que ya había madurado. En su pecho no le cabía la emoción por aquella que le generaba su adoración.

*******

El día anterior, Catalina se había esforzado para ir lo más presentable posible a la feria mondeña. Con la ropa que creía que era la menos vieja que poseía, se había esforzado en zurcir algunos huecos que su vestido tenía. A su vez, esa mañana temprano, había ido al río para recoger agua y luego bañarse con la palangana. Pero, antes de volver a su casa, había aprovechado para contemplar su rostro en el reflejo de aquella.

Su nariz golpeada ya había sanado. Y aunque el bronceado sobre ella era cada más creciente, le encontró el gusto al verse tan sonriente. Lo bueno de ese nuevo color sobre su piel, era que sus dientes se dejaban más ver. Su mirada, que antes era cabizbaja, ahora era vivaracha.

—Definitivamente, esta es la Catalina que me gusta.

Ladeó su rostro hacia la izquierda y hacia la derecha, para buscar el mejor ángulo para verse, pero se dio cuenta de que ambos le gustaban.

—Hoy va a ser tu gran noche. Las niñas lo harán genial.

Orgullosa de quienes había enseñado, de sí misma y de todo lo que había logrado, se encaminó con paso firme hacia su casa. Y cuando llegó, una visita la sorprendió.

Más temprano de lo que habían acordado, Lucas a su lado se estaba presentando.

—¡Vaya sorpresa! ¿No habíamos quedado en que me recogerías a las cuatro?

—¿Sorprendida? —El joven se retiró el sombrero para saludarla.

—Feliz de verte, pero mírame —extendió sus manos hacia ella—: estoy en unas fachas. Aún me falta prepararme y tal.

Encaminó al borrico hacia donde solía amarrarlo, para asegurarse de que no se fuera. Luego, alzó sus brazos para retirar uno de los botijos grandes de agua y colocarlo con cuidado en el suelo.

—Déjame ayudarte —se ofreció él.

Con galantería, Lucas había terminado de depositar ambos botijos en el interior de la casa.

—Me vas a disculpar, pero no me he arreglado todavía. ¡Ni siquiera me he bañado! ¿Te molestaría esperarme mientras me preparo?

Se encaminó hacia la palangana para preparar todo para el aseo.

—No te preocupes, sé que he venido más temprano de lo acordado. Pero, antes de que te vayas, espérame un segundo.

—¿Eh?

Volteó su rostro. Cuando se dio cuenta, Lucas se había encaminado hacia su coche. En menos de un segundo, ya estaba con ella.

—Te compré esto. Espero que esté hecho a tu medida.

La paciente prohibida [LIBRO 1] ✓Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt