Extra #3

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Kiara

Tengo miedo, tengo miedo, tengo mucho miedo.

Es en lo único que puedo pensar.

Siento el cuerpo agarrotado, la respiración se me atasca en la garganta y por más que trato de gritar mi lengua no me responde, todo se siente asfixiante.

Estoy paralizada.

Él no debería estar aquí; va hacerme daño, no quiero que me lastime, quiero suplicarle que aleje su cuchillo de mí pero no puedo, el miedo no me lo permite.

Kevin mantiene su mirada sobre mi ser mientras que el frío metal de su arma se pasea sobre mi pecho. No puedo creer que vaya hacerme daño, no después de todo lo que hemos vivido juntos.

Lo conocí el día del funeral de Lisa y Justin, la tristeza de sus ojos fue lo que más me llamó la atención. Estaba sólo en un rincón y lloraba en silencio, mientras lo miraba en lo único que pude pensar es que todo en él se sentía abrumador y atrayente, cuando me fijaba en él podía sentir como el pecho se me comprimia y la respiración se me aceleraba, en ese momento me reprendi varias veces por mirarlo de esa manera, era una adolescente estúpida, lo sé.

Pero... ¡Dios! ¿Cómo no hacerlo?

Su cabello marrón, como si de chocolate se tratara caia por un lado de su rostro enmarcandolo; él buscaba cubrir su tristeza con ello, luego estaban sus ojos aunque nublados pero bonitos y delicados, eran de un verde esmeralda muy claro. Pero definitivamente lo que más me llamó la atención era su altura, a pesar de estar en una posición desgarbada pude saber que erguido delante de cualquier persona debía verse imponente, guapo, sexy y muy ardiente.

Se parecía tanto a su hermana solo que en ese entonces Kevin no tenía esa picardia de niño malo en su mirada, en cambio Lisa sí. Aquella mirada que yo supe descifrar desde siempre y que los demás solo lo vieron como algo angelical, ella era todo menos un ángel porque un ángel no traiciona y ella lo hacía de la peor manera, no sólo con su novio sino también con su amiga.

Cuando el funeral terminó me marche con mi padre del cementerio pero cuando estabamos en el estacionamiento su celular sonó y él se disculpo para tomar la llamada. Me aleje un poco para matar el tiempo mientras que se desocupaba y pude ver algo que me llamó la atención.

Kevin bebía de una botella sentado en el capo de un auto, ya no había lágrimas en su ojos pero su mirada se encontraba perdida. Lucia cómo una oveja herida, pero la realidad era otra, debajo de esos de ojos llenos de tristeza se estaba forjando un lobo que tenía muchas ganas de atacar.

Quizás su maldad empezó desde entonces.

Un nuevo movimiento de su parte me hace encogerme en mi lugar. Kevin se inclina hacia a mí y quiero que se aleje, le tengo mucho miedo.

-Eres tan hermosa y perfecta como ellas -dice y su respiración cerca de mi oído me estremece de terror, se a quienes se refiere-Tu pecho es una obra de arte, no sabes cuantas fantasías tuve con el mientras lo besaba, me imagine más de una vez con tu corazón en mis manos. Siempre fue una lástima que tengas el cabello negro.

-Kevin por favor sueltame, no me hagas daño -le pido suplicando, estoy atacada de las manos y los pies a una silla-Por favor, por favor...

Él vuelve a mirarme cara a cara y nuestras miradas se enganchan, ¿en qué momento su mirada se volvió tan fría? Una sonrisa se forma a un lado de su rostro y me mira de arriba hacia abajo mientras saborea sus labios.

-Por favor, por favor, por favor... -grita separándose de mí y se hecha a reír a carcajadas-Ellas también me suplicaron muchas veces y eso fue lo que más me gustaba de tenerlas inmovilizadas, escucharlas era como música para mis oídos. Mientras ellas pedían por sus vidas, yo imaginaba que era la maldita de Cristal que lo hacía.

CORAZÓN DE CRISTAL{✔}Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum