Capítulo 34 PARTE I

638 66 200
                                    

CUENTA REGRESIVA.

Apenas Marcos lo supo, exhaló y se rascó la nuca. Ni siquiera manifestó un gesto abrumado o uno que se sucumbía ante mi presión, sino que era más de: «vaya, te enteraste. Sí, bueno, creo que tengo una explicación para eso». Evidentemente no la había, pero sus expresiones, por desgracia, no cambiaron mucho.

—Fue tu culpa —soltó.

—¿Eh?

—Si no te drogaras tanto tal vez sabrías a quién te llevas a la cama, ¿no?

—Marcos... —susurré, atónita, como si la persona que vivió conmigo durante casi diez años, fuera un completo... desconocido—. ¿Qué demonios ocurre contigo?

—Escucha: yo sabía que él estaba grabando, pero lo llevó a manos equivocadas. No se me pasó por la mente porque pensé que ese cerebro frito que tiene podía pensar un poco y... —Llenó de aire sus pulmones—. Y no divulgarlo, ¡pero lo hizo de todos modos! En fin, te drogaste y misma lo llevaste hasta tu cama. ¿Es mía la culpa?

—¡Grité para que me ayudaras!

—Y yo pagué la renta para que ni tú ni yo viviéramos en la puta calle. De nada.

—¿De verdad no sientes culpa?

—Y tú, Callie... ¿Sientes culpa?

No negaré que la angustia y la incapacidad de mirarlo a los ojos se estaba acentuando cada vez más. Ni siquiera sentía ganas de llorar o de espetarle un par de cosas con toda la ira que se supone que debía tener... Yo solo sentía repulsión y ganas de vomitar...

De todas formas, vi la posibilidad de la muerte sobre mis ojos y la presunción de Marcos sobre un posible delato. En palabras resumidas, se me pasó por la cabeza que, si decía algo, estaría en grave peligro. Marcos se estaba comportando como un ser sin remordimientos y eso era muy malo...

Así que cargué con la culpa como método de supervivencia.

—Es que yo pensé que él no me haría daño. Estaba drogada.

—De eso se trata... Tú lo incitaste.

—Lo sé...

—¡Pero siempre caes en los mismos errores una y otra vez por culpa de las drogas!

—¡Ya lo sé, Marcos! Escucha: Dylan se encargó de desaparecer el video... Ahora no... no hay evidencia de lo que hice. —Agaché la mirada.

—Eso espero. Total, si guardaste algo, la perjudicada serías tú, y lo sabes.

Demonios... Pero, ¿qué pasaba si descubría que yo tenía la suficiente evidencia como para mandarlo a la prisión?

—Es... es por eso que me aseguré de que nadie lo viera —confesé— Créeme que yo... me avergüenzo mucho... Y sé que la culpa... fue mía. Pero lo primero que hice fue eliminar cualquier tipo de evidencia por miedo. Ya se borró, Marcos.

—Solo espero que no vuelvas a caer en los mismos errores —dijo. Increíblemente su cuerpo no se movía. No había gesto ni expresión en él. Lo malo es que siempre fue así y recién me di cuenta de que era un ser peligroso. Solía creer que era retraído... Incluso un muchacho tímido que se aburría fácilmente; pero supongo que lo malinterpreté.

FEEDBACK [Completa✅]Onde histórias criam vida. Descubra agora