Att: tu m̶e̶j̶o̶r̶ a̶m̶i̶g̶o̶ ~ Ray x Norman ~

Temporada 2 capítulo 7 (punto de vista de Emma)

En el momento en el que me enteré de que Ray iba a ser adoptado, me quedé paralizada.

No me encajaba, simplemente no me encajaba. Madre me prometió en su momento que no tocaría a ninguno de mis amigos, ella y yo teníamos un trato.

*un año atrás*

Recibimos la noticia de que una niña pequeña, Amanda, iba a ser adoptada y todos estábamos tremendamente felices por la noticia. A ella le encantaba jugar conmigo y siempre decía que yo era su hermana favorita. Amanda siempre fue una niña muy lista y especial.

Ayudé a Amanda a arreglarse correctamente para la ocasión y le prometí que le llamaría todas las semanas.

A la niña le daba miedo empezar una nueva vida fuera del orfanato y no quería marcharse, fue entonces cuando le pedí a madre si podía acompañarles al encuentro de sus padres, pero se negó rotundamente.

Por una vez no quise obedecer, Amanda lo estaba pasando realmente mal así que al momento de irse, les seguí sigilosamente hasta el lugar de encuentro.

Justo cuando estaban apunto de entrar al lugar de encuentro, me escondí en unos arbustos cercanos, esperado a que madre se fuera para yo poder despedirme correctamente de Amanda.

Llevaba unos prismáticos para observar todo el paronama, Amanda estaba realmente triste y la escuchaba lloraba bastante. Este llanto para mi sorpresa cesó derrepente. Me apresuré en enfocar los prismáticos y sólo llegué a alcanzar a ver un gran charco de sangre.

Me quedé blanca. Empecé a moverme hacia el punto de encuentro inconscientemente, solo pensaba en el bienestar de Amanda.

En cuanto madre me vio me cogió rápidamente del brazo y me presentó a la "nueva familia de Amanda", unos seres altos con mascaras, como su aprendiz.

No podía hablar, no tenía fuerzas. Me límite a asentir y los seres se acabaron marchando eventualmente.

Madre me llevó a un lugar apartado del bosque.

-Emma te dije claramente que no podías venir a despedirte!

No respondí, no tenía estómago para decir nada, sólo podía llorar.

-Escucha Emma, no puedo dejar que le cuentes a los niños lo que has visto. Por suerte para ti tienes espíritu de madre.

-¿Qué..? -dije con cara asustadiza.

-Voy a recomendarte a la organización, todavía eres muy pequeña para las pruebas profesionales pero hay un periodo de seis meses de adaptación. Voy a mandarte ahora mismo, a menos que prefieras acabar como Amanda.

Comencé a llorar desconsoladamente, no quería morir pero tampoco quería que ninguno de mis amigos lo hiciera. Me dejé caer al suelo

-Iré con una condición... No toques a mis amigos... por favor... -dije desesperada.

-Lo prometo Emma, tu concéntrate en ser una buena madre.

No me quedaba de otra, tenía que hacerlo si quería salvar mi vida y la de mis amigos.

Esa misma noche, madre recogió mis cosas y me envió a un lugar dónde había niñas de mi edad. Había niñas que estaban asustadas y otras que parecían totalmente serenas. Era algo espeluznante.

Mis recuerdos durante los primeros meses son algo borrosos. Recuerdo que me obligaban a meternos en baldes de agua congelada y nos daban pequeñas descargas eléctricas. No quiero recordar más sinceramente, pero en mi mente se acabó grabando que tenía que convertirme en una buena madre.

Regresé al orfanato después de seis meses. Madre les había dicho a todos que había estado visitando a Amanda.

Cuando volví yo ya no era la misma, estaba decidida a cumplir todas las órdenes de madre.

Ahora ese trato que hicimos hace un año está roto, al igual que yo. Había estado haciéndoles daño a mis amigos sólo porque madre así lo quería. Yo nunca quise nada de esto, y ya no sabía que hacer.