Culpas tardías

36 3 0
                                    

Debo estar loca o quizá no me alejo demasiado, como creo,  de aquella fórmula de desastre que toda mujer lleva dentro.

No lo sé.

Siempre intenté salir de esa muralla, como quien dice: «saltar la barda» y decir las cosas abiertamente, sin anestesia, cuando las siento e importándome muy poco lo que pudiera pasar luego. Tú mismo fuiste el centro de mi ira en muchas ocasiones, para posteriormente sentirme mal y pensar muy secretamente que quizá: « No debí decirlo de esa forma» Lo usual.

Primero digo alguna estupidez y luego me arrepiento. Prometo no volverlo a hacer, pero siempre caigo de nuevo. Es como ser drogadicta a escupir las ideas sin ningún filtro. Y sinceramente, esperaba no volver a verte más. Vamos, ¿qué indice existe en volver a encontrarte con "compañeros" de la universidad luego de la graduación y en otra ciudad? Exactamente, ninguna.

Pero hoy no sé qué pasó. En cierta manera, siento que algo me estuvo preparando para encontrarme contigo y no volverte la cara de nuevo. Porque esa teoría sobre que me llegó la madurez y veo las cosas de otra manera, es un chiste mal contado.

Desde el inicio de la mañana pasaron cosas extrañas. Melevanté con dos pies izquierdos y entré en la vorágine del círculo vicioso del ayer. De mirar atrás, pensando en lo que pudo pero no fue. En lo que habría pasado si yo hubiera actuado de diferente manera; en cómo hubiera acabado todo si es que tú te hubieras comportado también de otra forma. Te lo voy a decir, aunque creo que ya lo dije antes: No suelo pensar en el pasado, mi filosofía de vida radica principalmente en no recordar las cosas que hacen daño, pero si quedarme con lo bueno, con lo bonito, con esas sonrisas sinceras y no con esos pormenores que terminan cortándolo todo, apestándolo todo y siendo la manzana podrida del cajón que se encarga de corromper los otros buenos momentos. A esos momentos malos los expectoro, como a sus creadores.

Lo siento, no tenía intención de lanzar una puya tan pronto. No me lo tengas en cuenta porque seguro que habrá más por allí.

Volviendo al tema: tengo varias teorías de lo que pasó este día y cada una es más descabellada que la anterior. Va desde alineamientos planetarios, signos zodiacales, el común «cinco minutos de estupidez», hasta aquella que me hizo pensar en que realmente todo había vuelto a cambiar, que había llegado la primavera de nuevo. Todo tan surrealista que dan ganas de reír, pero que tiene cabida en el canto del bingo de la mesa de la vida.     

Y es que no sé exactamente, fue verte y «Ya».

Es un sentimiento raro, ¿sabes?

Hacía un tiempo que no te veía y hoy pareció como si el tiempo no hubiera pasado. Como si estos últimos cuatro años se hubieran esfumado, como si no hubiera dolido. No sentí de nuevo esa rabia que me impulsaba a ser cortante contigo, esa maraña de mala sangre fluir por mis venas. Quizá sentí la necesidad de ignorarte, pero ya no es tóxica, ya no esperando que mi garganta destilara la cicuta exacta con las que vestiría las dagas de plata de mis palabras contra ti. Y es tan confuso que deja la brújula de mi orientación dando vueltas sin encontrar el norte.

Me pareció que nada había cambiado entre nosotros, que nunca las palabras se hubieran tergiversado de una forma irreparable. No sentí el cuchillo de la traición aguijonear mi corazón, ni mucho menos ganas de decirte nada. Ya no tengo ningún rencor contra ti, ahora pienso que si todo aquello pasó, es porque tenía que hacerlo.

De alguna forma, tenía que pasar. Quizá al haber una traición en la etapa de la amistad, nos estábamos salvando de algo que ninguno de los dos queríamos que pasara en el futuro. Fue el parche antes de la herida y la colocamos bien… aunque dolió.  

Puedes decir que no entiendes lo que te digo, y realmente no voy a pensar que eres un imbécil; ya lo creí por mucho tiempo. Esto lo dejo a la sinceridad que tienes contigo mismo cuando te observas al espejo. No conmigo, porque no me interesa que me respondas. No con Clarissa que estuvo tras nosotros hasta el final. No con aquella docente que creía que éramos una pareja cuando ni siquiera sabíamos el nombre del otro. No.

Algo de los Dos (Historias cortas e individuales)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora