Eres mía - LR - (+18)

Capítulo 28: Madre.

— ¿Dónde coño estabas? — me pregunta Ava levantándose bruscamente del sofá. — Te he llamado treinta veces.

— Eh... Yo... Estaba con Alexei — respondo tras cerrar la puerta del apartamento.

Se siente como si alguno de mis padres me estuvieran regañando por llegar más tarde de la hora.

— ¿Has pasado toda la noche y el día con él?

— Eso parece...

— Ya me estás contando ahora mismo todo lo que ha ocurrido. — Camina apresuradamente hacia la cocina y coge dos copas para luego llenarlas de vino tinto. Se acerca a mí, coge mi muñeca y me arrastra al sofá, donde me hace sentar. Sus ojos almendrados se clavan de inmediato en mi cuello, en el cual hay un pequeño hematoma a causa de los mordiscos y besos de Alexei. — Viendo esa interesante marca en tu cuello, puedo deducir qué ha pasado... — Comenta mientras señala con su dedo índice mi cuello.

— Tuvimos sexo — confieso sin pensarlo. Y al instante de decirlo, me arrepiento.

La sutileza no es lo mío por lo que parece...

— ¡Qué fuerte! ¡Qué fuerte! — Ava comienza a gritar. — Estoy super ilusionada, madre mía, Atenea eso es genial. — Me agarra de los hombros y me comienza a zarandear.

— ¿Tú crees?

— ¿Y por qué no?

— No lo sé... Me da miedo que todo se pueda torcer.

— ¿Y por qué se va a torcer?

— Tengo tal inseguridad conmigo misma que siempre dudo que algo pueda salir bien.

— Atenea, eres una persona maravillosa... No dudes de que algo te pueda salir bien...

— Es fácil decirlo, pero hacerlo...

— Ya lo sé, pero como bien sabes el cambio debes hacerlo tú. Es decir, que depende de ti. Yo estoy para apoyarte y ayudarte...

— Tienes razón. Gracias. — Abrazo a mi amiga.

Los consejos de Ava siempre han sido los mejores. Siempre que tengo algún problema ella está ahí para ayudarme.

Siempre ha estado ahí, incondicionalmente... Es la mejor amiga que pude encontrar.

— Y ahora... Cuéntame con todo lujo de detalles. — Exige Ava con una sonrisa llena de picardía. — ¿Qué tal es en la cama? ¿La tiene grande? ¿Tiene algún fetiche extraño? ¿Cómo te sentiste? — Los ojos de mi mejor amiga pestañean varias veces expectantes ante mis respuestas.

Joder... Me ha hecho más preguntas en menos de cinco segundos que cuando mi padre se enteró de que tenía novio a los dieciséis.

— Mmm... ¿Por dónde empiezo?

— Comenzaremos con la pregunta que tantas quieres saber... ¿Cuánto le mide? — Da un largo sorbo a su copa de vino.

La madre que la parió...

— Para serte sincera... No lo sé.

— ¿Cómo que no lo sabes? — Una expresión con cierta indignación aparece en el rostro de Ava.

— Es decir... Parece grande, bastante... Pero no llegué a verlo... — Cojo mi copa y me recuesto en el sofá. — Cuando íbamos a llegar al siguiente nivel... Nos interrumpieron. Y cuando estaba desnudo conmigo en la ducha me daba demasiada vergüenza como para mirar.

— ¿Estás de coña? Así no, Nea... Así no... — Cierra los ojos y niega con la cabeza. — Bueno, siguiente pregunta: ¿qué tal es en la cama?

— Perfecto... Te juro que jamás había conocido a alguien que lo hiciese tan bien... Solo utilizó su lengua y sus dedos pero... Joder, casi toco el cielo.