CAPITULO 23

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ANASTASIA

—Libros y más libros...—murmura Alexa caminando de un lado a otro mi pequeño apartamento,con los brazos en la espalda mientras observa todo con curiosidad

Se detiene frente a mi  estante de libros y toca con el índice la única planta que poseo

Un diminuto cactus

Regalo de la señora del otro apartamento el día que me mudé

No sabía que regalaban cactus cuando tenías vecinos nuevos

Raro

Alexa gime de repente y sin mirarla ya sé que sucedió cuando empieza a maldecir y ofender a la pobre planta

—Haz hecho la mayor tontería que se te haya podido ocurrir —murmuro mientras termino de pintarme las uñas de los pies

—¿Lees todo esos libros?—ignora mis palabras y se tira a mi lado ocupando casi todo el espacio del sofá

—No —me encojo de hombros —pero es un regalo de la abuela, antes de morir me los dio,y cargo con ellos a todos lados

—Interesante—murmura —pero deberías donarlos ,así  le sacan más provecho —la miro enarcando una ceja —tu no los lees , están volviéndose una carga y  ocupando un gran espacio en tu apartamento

Por un momento lo pienso y es algo cierto, pero siento que si me deshago de ellos estoy sacando de mi vida un recuerdo de la abuela y no lo deseo

—Estoy segura que ella no leía eso—se burla

—¿Qué?¿Por qué dices eso?

—Si fueses más inteligente te darías cuenta —levanta un libro que al parecer tomó del estante hace un rato y me lo pega casi en el rostro—observa estás cursilerías

Lo aleja y abre una página al azar y entonces empieza a leer:

Caí en el suelo, me golpeé fuerte al hacerlo.
Todo lo sucio que había en él le dio la bienvenida a mí cuerpo
El polvo penetró entre mis ropas hasta llegar a mi piel y salpicarla
Me desplomé allí, no importó nada, ya nada importaba en ese momento
El Sol me dió y me fui derritiendo
Poco a poco desaparecía mi ser.
En poco tiempo ya no quedaba nada
Las personas olvidaron mi presencia, se olvidaron de mí
La tierra me absorbió , pero siguió árida y llena de grietas.
Yo no le era suficiente para cambiarla
Ya no quedaba nada de mí
Quedé en el olvido
Y me hice polvo, mezclándome con todo lo seco.
Cuando creí que nadie me recordaba llegastes tú
Como lluvia fresca en tiempo de sequía.
Fuistes suabe y calastes poco a poco en mi alma
Reconstruiste cada trocito que había quedado de mí
Eran muchos, pero no te importó
Tu paciencia y delicadeza era tu mayor cualidad
Me fuistes formando con lo que quedaba
Era yo de nuevo, pero no el anterior, no, ese ya no existía
Tenía cicatrices,si, pero eran bellas...

Suelta una sonora carcajada que retumba en todo el apartamento.

—¡Siento que estoy leyendo la historia de una semilla!—comenta entre risas

—¿Y de qué es?

—¡Por supuesto que no es de una semilla! O eso creo—empieza a revisar la portada—Mira —vuelve a pegarme el libro casi en los ojos—es de romance o poesías... algo de eso—se encoje de hombros

—Creí que era un libro de botánica —bromeo

—¡No!—chilla dándome en la cabeza con este y vuelve a reírse —¡siquiera sabes de qué tratan!—me reprocha

Un Divorcio Pendiente ©Where stories live. Discover now