Feral / - Hipo X Male Reader - (Gardenverse)

1.1 Esto es Berk

Hiccup

Berk.
Nuestro trozo de tierra a 12 días del Calvario, y algunos grados al sur de "Muere de Frío". Está ubicado justo sobre el meridiano de la tristeza.

Aquí es donde vive mi pueblo, que es... Por decirlo en una palabra, tenaz.
Aunque bien podrías decir que son tercos, somos vikingos después de todo.
Y los vikingos son de cabeza tan dura como loz mazos de roca maciza que fabricamos.

Tenemos pesca, caza, ovejas y una maravillosa vista del atardecer.
Hemos estado viviendo en esta isla por siete generaciones, y todas las casas que tenemos son nuevas, aunque no precisamente por los refinados planes de renovación periódica.

Es más bien culpa de las pestes, que son el único problema de vivir aquí.
Y no me refiero a ratones o termitas como en otros sitios.

- ¡Dragón!

- ¡Ataque de dragones!

No hay nada como despertar en la mitad de la noche gracias a una multitud de gritos de advertencia por un ataque sorpresa de los dragones. Otra vez.

Me levanté torpemente de la cama, casi tropezandome con mis propios pasos mientras intentaba espantarme el sueño al caminar rápidamente hacia la puerta para salir a ver qué sucedía.
Claro que el sueño y mi duda por ver se solucionaron de golpe cuando, al apenas abrir la puerta, me encontré con un enorme pesadilla monstruosa que estaba por llevarse a una de las ovejas entre sus garras.

Los pesadilla monstruosa son de los dragones más formidables y completos: garras afiladas, alas fuertes, enormes cuernos, prenden su cuerpo en fuego... Ah, y también lanzan unas llamaradas de fuego muy potentes y pesadas que se condensan como lava al golpear la roca.

- ¡Ah! ¡Diablos!

Tuve que apresurarme a cerrar la pesada puerta con todo mi peso y fuerza (que no es mucho precisamente) para evitar que un ataque de esa bestia me consumiera hasta los huesos.
Sentía el sofocante y ardiente calor tras la puerta, pero afortunadamente no llegó a pasar y pude dejar de hacer esfuerzo al cabo de unos segundos, cuando el dragón perdió rápidamente el interés y detuvo su ataque.

Y con razón perdió el interés, con todo el escándalo que se escucha afuera dudo que un muchacho delgaducho como yo sea su mayor preocupación.
Será mejor que vaya a buscar a papá, quizás hoy pueda ser mi oportunidad.

Cuando el calor de la puerta hubo disminuido lo suficiente, la abrí de nuevo para ahora sí salir al caos que había afuera.
La puerta y la fachada de la casa estaban en bastante buen estado para haber recibido una llamarada, aunque sí que había quedado una gran mancha oscura con una que otra pequeña chispa entre la madera.

Aunque creo que el daño a mi puerta es un daño muy poco importante justo ahora.

- ¡Encierren a las ovejas!

- ¡Traigan agua!

Era un caos, el mismo caos que ocurría por lo menos una o dos noches cada tantos días.
Ovejas corriendo en pánico entre las casas, dragones fogoneros lanzando ataques al césped para prenderlo y obligar a las ovejas a mantenerse en donde otros dragones puedan atraparlas entre sus garras, casas en llamas y un montón de vikingos gritando para intentar intimidar a las bestias mientras agitan hachas, mazos, palos y cualquier clase de arma que puedan conseguir.

Intenté avanzar rápidamente entre ese caos sin llamar la atención de ninguno de los dos bandos, pero aún así tuve que detenerme un par de veces para esquivar gente y cuando un tipo que iba sujeto de un grunckle, al que le estaba propinando golpes con una maza, cayó al suelo justo frente a mí.
Claro que él se puso de pie como si nada de inmediato y siguió con lo suyo de gritar y atacar cualquier dragón que se le atravesara.