Greyville es una neblinosa ciudad portuaria de Asia. Conocido como el chico poseído por el demonio, Khan lleva una vida solitaria en el Motel Grey, situado justo antes de llegar a las afueras de la ciudad.
Un día, un clan de hombres lobo irrumpe en...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
La oscuridad se había adueñado del mundo, después de que el sol hubiera desaparecido en un instante.
Cada vez que se acercaba una noche de luna llena, los lugareños enloquecían y se volvían crueles.
Los hombres lobo, escondiendo su verdadera identidad bajo apariencia humana, se daban a la caza de personas en cada plenilunio. Este rumor aterrador corría como la pólvora desde hacía un año.
Cuando el número de habitantes desaparecidos sin motivo aparente superó los veinte, el miedo se apoderó de la localidad. Pocos residentes de este pueblo rural habían contado con los fondos y el coraje necesarios para abandonar sus casas. Sin embargo, en los días previos a las noches de luna llena, el terror los compungía de tal forma que muchos habían encontrado en el alcohol barato y las drogas la única escapatoria para sobrellevar las noches.
Era terrible pensar que el miedo hubiera llevado a tal extremo a un pueblo de personas de gran corazón y civilizadas, pero las circunstancias les habían hecho buscar una vía para ahogar su indescriptible dolor y miseria.
Ahora sus acciones estaban justificadas.
Consumidos por la turbación, nadie advertía ya lo despiadados y fríos que se habían tornado.
"Yo supe desde el primer día que el niño no nos iba a traer nada bueno. Ni siquiera recuerda quién es. ¿Cómo es posible que alguien así haya terminado en nuestra tranquila aldea...? ¡¿Qué hemos hecho para merecernos algo así?!".
"¡Cielos! ¿A quién le toca llevarle la comida hoy? Solo de pensar en tener que ir al almacén abandonado me entran escalofríos".
"Todo el día buscando a alguien que me sustituya en mi turno para llevarle la comida. Vivir con ese estrés no es vida. ¿Cuánto tiempo tenemos que quedárnoslo? Me da asco solo pensar en él. Esos ojos dorados deslucidos y esa cara muerta como la de un muñeco de cera.... Pero no podemos tenerlo encerrado para siempre...".
Al niño lo habían encontrado inconsciente hacía un año, la misma noche de luna llena en que los residentes habían comenzado a desaparecer.
Entonces aún era muy pequeño, no tendría más de seis o siete años.
Dos niñeras gemelas que vivían hacia la entrada del pueblo lo acogieron en su casa esa noche. Pero pronto desaparecieron y los lugareños decidieron turnarse para cuidarlo. No pasó mucho tiempo hasta que se dieron cuenta de que el niño crecía a una velocidad extraordinaria.
En menos de un año, ya tenía la estatura y corpulencia propias de un adolescente joven. Y luego estaba el problema de que los residentes seguían desapareciendo de la nada.
