pasion en sangre

Elisa

A veces parece que el mundo está en contra mío.

Pasa otro día, estoy cansado de siempre seguir el rol de observador. Cada vez que la veo, es algo diferente, no pasa lo mismo cuando veo a otra mujer. Pero me llena de odio verla hablar con algún chico, en especial ellos, que se creen que tienen el mundo en sus manos, que hablan con todo el mundo y tratan de conquistar a todas las mujeres. No creo aguantar verla sonriendo cuando habla con alguien más. He creado escenarios en mi mente donde golpeo hasta el cansancio ah cualquiera que se le acerque. Me imagino la sangre de sus pretendientes corriendo por mis manos, veo sus mandíbulas rotas, su cara llena de sangre, que ya no les servirá más.

La eh estado viendo tanto que en algún momento me tenia que responder la mirada, he visto sus ojos, por primera vez, son marrones claros, y algo los hace brillar, no creo que haya sido por el hecho de verme, pero algo me dice que también le llamo la atención.

Ah pasado una semana, llega un momento durante la clase de ciencias en la que me lanzo una mirada, talvez la clase le es aburrida, y por ello pasa a mirarme, pero no quiero caer en cosas románticas, decir por ejemplo que "el corazón se me acelera cada vez que me ve" si no eh cruzado palabra con ella, talvez solo piensa que soy un bicho raro.

No quiero decir muchas cosas sobre mí, esta historia no es sobre mí, bueno en parte lo es, pero es más sobre ella, o quizás sobre el amor.

Eh regresado ah casa y en el autobús se me ah ocurrido el plan perfecto, este me ayudará a hablarle, nunca eh sentido miedo de hablar con alguien, pero tratándose de ella es diferente. En fin, creo que la invitaré a salir, de noche.

Para mamá

Marcia, perdón por no contestar tus llamadas, te escribo esto porque quiero sepas que no soy ningún "demente" aunque no se muy bien lo que signifique esa palabra. Me sentía solo, pero ya no es así, he pasado tanto tiempo dentro de mi cabeza que encontré la paz en mis pensamientos, no es que todas estas imágenes me torturen, convivo con ellas, las acepto, como una parte de mí, eso es bueno, supongo.

No has estado siempre presente cuando te necesité, no quiero encararte nada, soy tu hijo y te eh llegado ah querer como madre, pero no siento que te haya importado, espero que seas feliz con tu nueva familia, yo estoy bien, encontraré a una chica que me quiera, seremos felices, tendremos una casa con jardín, cada día le recordaré que la amo, ella me corresponderá con una sonrisa y veremos juntos las estrellas recostados en el pasto.

No eh podido dormir, siento náuseas y siento todo mi cuerpo temblar, no se que sea, talvez sea amor.

Hoy es el día, viernes 30 de noviembre, hoy el cielo esta despejado, parece que al anochecer las estrellas brillaran más que nunca.

A ella, le dejé una nota en su carpeta "Elisa, espera a que todos se vayan en la salida, quédate en el aula". Al llegar el momento, salí del aula, vigilé desde otro punto hasta que todos salieran y solo quedara ella, se veía deslumbrante, como si fuera lo único que iluminaba esa aula oscura, y bizarra. Me miró y sonrió

-entonces eras tú —me dijo viéndome a los ojos.

-sí —le dije, no despegaba mis ojos de los suyos.

-bueno aquí estoy —me dijo como si tratara de esconder su miedo bajo su sonrisa.

-Pasa que quería invitarte ah salir, bueno si puedes —le dije mirando ahora al suelo.

-Pues claro, ya esperaba ah que me lo dijeras —me dijo en tono entusiasta.

Inmediatamente se me iluminaron los ojos, creo que lo notó.

-pues estaré en el parque, ah eso de las 9.

-pues que coincidencia porque también estaré yo —respondió en tono sarcástico.

Sin decir algo más salió de aquella habitación que volvía a su sombría estancia al retirarse ella. Yo me quedé un rato más despidiéndome de esta escena.

Eran las 6, salí de casa preparado y compré el vino mas caro de la tienda y unos cigarros, que raro que todo el mundo tenía los ojos blancos completamente, como si les hubieran sacado los ojos y puesto bolas de billar en su lugar, pero no le tomé importancia, tenía mejores cosas en que pensar. Entonces me senté en una banca del parque y prendí un cigarro, aquel parte, parecía deprimente, no había nadie, los árboles creaban un ambiente único.

Eran las 8:40 o algo así cuando vi su pequeño cuerpo acercarse lentamente, mirando a su alrededor, pero ya me había visto, se me acercó y se sentó cerca de mí

-sabias que a veces pareces un poco frío, pero estoy segura que dentro tuyo tienes ah un niño ansioso por amor -me dijo.

-nada de eso, lo que tengo dentro es un aciano que espera su muerte -le contesté y la tomé de la mano mientras me levanté de la banca y comenzamos a caminar.

-¿donde vamos? —me preguntó.

-a ver las estrellas —le di un poco de vino y lo bebimos todo antes de llegar al lugar.

Este lugar era un pequeño sitio entre los árboles a unos metros dentro del bosque, donde ya no se escuchaban los ruidos de la ciudad ni llegaba el alumbrado público.

Nos recostamos en el espacio mientras prendí otro cigarrillo.

-te gustan las estrellas —le pregunté.

-naturalmente —contestó.

Después de un largo silencio se lanzó encima de mí

- ¿por qué me has traído aquí? ¿es que te gusto? —me interrogó.

- ¿eso importa? -respondí mientras la agarré de la cintura, me puse encima de ella.

- ya veo que no -contestó, como si algo le sorprendiera.

Ella cerró los ojos, era el momento, saqué el cúter que tenía en el bolsillo. Le di un corte certero en el cuello. La sangre rodeaba mis manos, era tibia.

Se veía tan hermosa, mientras trata de respirar con toda su sangre en su garganta.

La sujeté en un abrazo fuerte hasta que dejó de resistirse, la besé, mi lengua rosaba su cuello y la herida, la sangre que corría, llego hasta sus senos, y yo seguía la sangre con la lengua que me excitaba cada vez más.

Eran ya las 12, nadie, solo yo y ella, de pronto la salida se convirtió romántica, ahora vives en mí, Elisa ahora no podrá dejarme, aún no es tarde, para decirte, que te amaba, pero te amaba como a una esposa, te veré en sueños cada día, caminaremos en el bosque y haremos el amor, bañados en sangre de pasión mientras las estrellas observan.