Capítulo 26.

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Puedo jurar que el ambiente entorno a mi se vuelve color plomo en el instante que Kael sube con una dura presencia al escenario reservado para la realeza en el jardín. Todo el que está presente se acerca para escuchar a su rey hablar, arrugo la expresión en esa parte del discurso donde me menciona, en el justo instante que todas las pupilas curiosas reparan en mi presencia, y quienes no me recordaban ahora me reconocen.

La fugitiva, la chica que escapó de la ley aunque arrebató la vida de un hombre que ellos consideraban inocente. Los brazos de Oscar se ciernen a mi al rededor en señal de apoyo, es una manera silenciosa de gritarle al mundo que no estoy sola.

Por fortuna, dejan de observarme cuando su llamativo gobernante pasa a la parte más interesante del anuncio. Mi pecho se infla cuando me topo con ese funesto momento en el que llama a Coraline con intención de subirla a la pequeña tarima de madera  ¿y por qué no lo haría? Ella pronto será de la realeza también.

Cuando la toma de la mano es momento que elijo para leer la arrugada nota amarilla que dejó en mis manos antes de subir al escenario, su voz de fondo anunciando su compromiso, el estruendo lleno de alegría de los ciudadanos y el contenido de aquel pequeño papel, todo al mismo momento, hacen que un ligero mareo me invada.

"Encuéntrame en el laberinto del jardín cuando den las once"

Mis ojos vuelven a buscarlo, para encontrarlo besando su dorso con dulzura frente a un reino lleno de euforia porque su gobernante finalmente ha encontrado a su compañera de vida. A ellos eso es lo que realmente les importa, que tenga esposa, si la ama o no les es indiferente.

Una vez disipado el alboroto principal las personas finalmente vuelven a bailar, la mayoría se acercan al rey, a una distancia muy prudente que es la que permiten los guardias para felicitarlo e inclinarse. No obstante a Coraline la dejan olvidada, los únicos que se aproximan con agasajos son sus padres y algunos de sus familiares, y me resulta sumamente triste. Por muy rey que sea, la unión también es de ella, y finalmente será su futura reina, pero eso a ellos parece no importarles en lo absoluto.

Como si Coraline solo fuese un bonito adorno que Kael tendrá consigo a partir de ahora, y no un ser humano al que también se le debe felicitar por esa bonita decisión. Y lo más nauseabundo es que ella parece estar contenta con el trato que recibe, o el poco trato, para este caso.

Intento perderme en compañía de Callum al ver el ajetreo, algún valiente a quien no le importa ser mal mirado se acerca a pedirme una pieza, pero Callum cordialmente les explica que estoy acompañada, asumo que es porque puede percibir lo incómoda que me siento. Volver a entrar en sociedad causa mucha más angustia de la que imaginé, sobretodo porque cuando era más pequeña nunca me dio tiempo de asistir a los bailes antes de que me enviaran con las monjas.

Mis padres eran demasiado cuidadosos conmigo, temían que les hiciera pasar alguna vergüenza o terminara escabulléndome con algún muchacho, siempre creí que eran preferencias con Samantha, mi hermana, pero con el paso de los años eso fue empeorando.

Inmediatamente después de bailar con Altair, le pido con un gesto de manos un respiro, él inmediatamente va en busca de una nueva compañera. Callum hace un amago de acercarse a mi pero le hago un gesto gracioso de cansancio y me acerco a la mesa junto a la que está.

—¿Demasiado cansada para bailar conmigo? —un chistoso gesto de tristeza lo inunda.

—Dame un respiro, si seguimos así mañana no podremos caminar —un mozo pasa a nuestro lado con una bandeja, duda un momento si detenerse cuando me reconoce, pero finalmente la conciencia parece pesarle y se acerca para ofrecernos bebidas. Le agradezco por su gesto y tomo una de las copas, necesitaba algo que me refrescara la garganta.

El monstruo de la reina ©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang