1. Alexander Pierce

585 79 33
                                    

A Alexander Pierce le gustan los cuentos de hadas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

A Alexander Pierce le gustan los cuentos de hadas.

Recuerda los cuentos del bosque con mayor facilidad que las tablas de multiplicar. Sus favoritos son aquellos aterradores con finales felices, los que incluyen ogros y seres alados, que describen al bosque como un lugar mágico y siempre tienen un héroe protagonizando las hazañas más peligrosas. Sabe que el héroe es alguien especial, alguien diferente que puede hacer cosas que los demás solo pueden imaginar, alguien cuya valentía y fuerza son incomparables, que lucha sin temor con enemigos que atentan contra sus valores y amistades.

Su imaginación es insuperable, digna de la magia de haber cumplido los doce. La rama seca de un árbol puede convertirse en la espada más brillante y filosa, el saco de papas relleno de hojas y piedras, es el enemigo más poderoso; las aves en las copas de los árboles, son los secuaces buscando el momento adecuado para caerle encima a su cabello alborotado y cobrizo, mientras que las sombras proyectadas de los árboles son vórtices en los que debía esconderse para no ser perseguido. Lo único real que tiene Alexander, son su arco cruzándole el pecho y las flechas que carga en la espalda, pero él es un buen chico y sabe que las armas de verdad no estan hechas para pelear contra el saco de papas. Su padre lo mataría si veía una sola de esas flechas cruzando el claro, atravesando el pecho de un enemigo que solo estaba en su imaginación.

Tenía que haber un equilibrio, porque si hacía cosas malas, debía portarse lo mejor posible haciéndolas. Esa mañana, su padre le prohibió asomarse a jugar al bosque en el que ahora andaba descalzo, le pidió que lo esperase en casa, que leyese un libro o que practicara con el arco en el patio; por desgracia, Alexander estaba harto de atravesar siempre el mismo lugar de sus víctimas del tiro al blanco, no importaba cuánto las alejase, ni una vez fallaba del centro de sus corazones pintados de tinta, ni siquiera cuando las colgaba en el viejo naranjo y las hacía mecer como si se columpiaran. Eventualmente se volvió aburrido.

Prometió no alejarse demasiado de casa para poder escuchar las pesadas botas de su padre en la gravilla de la entrada, eso le daría tiempo suficiente para correr hacia el patio, lanzarse encima de la verja y fingir que había estado ahí todo el rato; sin embargo, la lucha entre las sombras con el enemigo imaginario se estaba volviendo más intensa, estaba cerca del instante en el que le atravesaría el corazón para salvar a todas las hadas y criaturas del bosque.

"Alexander".

Escuchó su nombre. El llamado detuvo abruptamente sus movimientos y lo obligó a mirar a sus espaldas, fue un susurro por encima de su hombro, como si se hubiese arrastrado en el siseo del viento entre las copas de los árboles. Algunas aves salieron volando, también lo habían escuchado.

"Alexander, ven aquí".

Se escuchó del otro lado, ahí donde el bosque perdía la luz y su frondosidad lo convertía en una muralla sin caminos abiertos. El viento le acarició la mejilla en esa dirección, hizo cosquillear la punta de sus dedos, su respiración dependía de sus labios entreabiertos.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 21, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

El Pecado del Ángel | BLWhere stories live. Discover now