Capítulo 5 🕐

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Nara

Las gotas de lluvia golpeaban el cristal del ventanal. Traté de ignorar la creciente tormenta mientras le prestaba atención al hombre frente a mí. Su rostro estaba demasiado cerca del mío y tuve que tragar saliva varias veces. Sus ojos eran hermosos, sus pestañas largas y abundantes, su piel suave y afeitada. Sus labios húmedos y carnosos. Me perdía en ellos cada vez que hablaba. Me di cuenta de que lo estaba mirando fijamente hasta que volví a sus ojos y me dio una pequeña sonrisa engreída.

—¿Te estoy distrayendo? —preguntó.

Me aclaré la garganta.

—No... solo pensaba que tienes unos ojos muy bonitos.

Hubo un momento de silencio antes de que Gian soltara una risa.

—Pienso lo mismo de los tuyos.

—No son especiales—Me encogí de hombros—. Son comunes.

Frunció el ceño.

—Son hermosos—corrigió.

Coqueteaba conmigo desde que había llegado y era una sensación agradable. Le había hecho cumplidos a mi ropa y ahora a mis ojos. No era tonta. Me invitó aquí para algo más que una entrevista. ¿Sexo? Probablemente. El pensamiento me hizo sentir más acalorada.

—¿Haces esto siempre con la mayoría de las mujeres? —cuestioné y mordí la punta del bolígrafo. Ese gesto atrajo su atención—. Porque no está funcionando.

Mentira... Me mostró una lenta sonrisa.

—No te tomaba como una persona prejuiciosa.

La vergüenza me hizo encogerme un poco.

—Yo solo... —Hice una pausa y me concentré en la libreta ubicada en mi regazo—. He leído cosas en internet y asumí que tu imagen se reducía a esos comentarios.

Asintió con una ceja arqueada.

—¿Qué comentarios?

—Mujeriego multimillonario que tiene mucha experiencia en esa área—Me sentía más estúpida con cada palabra que salía de mi boca—. Ya sabes, la conquista, el sexo, la mala vida...

Pensé que me echaría y diría que ya no quería seguir con la entrevista, pero en cambio su rostro se iluminó con aparente diversión y alivió un poco la tensión en mis hombros.

—Ah —dijo simplemente—. Típico.

—Discúlpame, eso no ha sido profesional de mi parte. Me estoy desviando de la entrevista y no quiero incomodarte.

—No deberías disculparte tanto—sonrió—. No me incomodas en absoluto. Es refrescante tener una conversación normal con una mujer hermosa. Paso mis días encerrado en una oficina tratando con hombres temperamentales y codiciosos. Lo tuyo es un poco de alivio a mi amarga rutina.

Suspiré.

—¿No crees que es mucho para un hombre de tu edad? Tienes solo veinticinco años.

—Nunca eres demasiado joven ni mayor para perseguir tus sueños. He trabajado por esto casi toda mi vida.

Fue mi turno de inclinarme un poco más y escucharlo con atención. Hablaba con tanta pasión que me quedé maravillada. Me explicó cómo su familia fundó la Corporación Vitale. Su abuelo era un conocido magnate y con su muerte él, su padre y su hermano adoptivo habían asumido el control total de los negocios. Más de cien empresas formaban parte de su Corporación. Incluyendo cadenas de hoteles y restaurantes, servicios financieros, ventas de vinos, compañías tecnológicas, grandes inversiones, etc. Gian era el director general. Todo esto con apenas veinticinco años.

Imperio OscuroWhere stories live. Discover now