La boda: Parte I

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Después de decidir que tendríamos dos recepciones, llegó el turno de elegir la fecha, aunque esto nos llevó menos tiempo de lo que pensaba. Ambos queríamos una boda en primavera.

Llamamos al hotel y a la iglesia que habíamos visto, que a mí parecer era perfecta para la boda, y reservamos una fecha para Marzo. Teníamos solo cuatro meses para preparar todo.

Cuando llamamos a nuestras familias ambos lados casi se vuelven locos de la emoción. Mi abuela soltó un par de lágrimas por saber que regresaría a México por la boda de sus nietos, mi mamá se ofreció a ayudar con el pago de sus pasajes, si bien a Chris y a mí nos iba bien en nuestros respectivos empleos, nunca está demás una ayuda extra.

La madre de Chris casi brincó de la emoción cuando escuchó playa y boda en una misma oración, y ni hablar de Scott, en ese momento empezó a hacer sus maletas.

Pasadas las emociones de la noticia y la selección de lugar y fecha venía lo más importante, la organización del evento.

Chris insistía en que contratar a un coordinador de bodas sería lo ideal para que no me estresara más de la cuenta, pero mi cerebro, combinado con el de Miranda, mi hermana y Scott, me decía que nosotros podíamos solucionarlo sin problema y fue cuando mi lado virgo salió a relucir.

Así como amaba seleccionar los colores y los muebles para una casa, me estaba encantando buscar las flores, los vestidos de mis damas, invitaciones y un sin fin de cosas para la boda. A veces tomaba en cuenta la opinión de Chris para ciertas cosas, en otras muchas solo consultaba con mi niña interior y mi billetera, como cuando elegimos el pastel entre los dos y terminé saltando sobre él.

La pastelería encargada de hacer nuestro pastel de bodas estaba por venir a Boston para una expo de bodas y muy amablemente se ofrecieron a enviarnos una selección de mini pasteles para que eligiéramos el sabor.

-Prueba éste- señalé el pastel de Red Velvet con cobertura de queso crema mientras me metía un pedazo a la boca -Está rico.

-Está muy dulce- Chris negó mientras lo comía.

Habíamos aprovechado que la bebé había dormido temprano y llevamos la caja a nuestra habitación para ver una película mientras degustábamos las pruebas.

-El de frambuesa me gusta más, prueba- me dio a probar el pedazo que había tomado, no estaba mal, pero no me convencía -Creo que tienes algo ahí- señaló la comisura de mis labios -Espera, yo lo hago- no me dio tiempo de limpiarme cuando sentí sus labios sobre esa pequeña parte de mi cuerpo.

-Gracias- sonreí.

-No hay de qué- sonrió para después besarme lentamente. Sabía dulce, a frambuesa con chocolate.

No dudé en seguirle el beso y de repente los pasteles quedaron en segundo plano.

Me tumbó sobre la cama mientras me besaba y de un momento a otro jaló mi short hacia abajo, llevándose mis bragas también.

-¿Qué haces?- sonreí traviesa al verlo.

-Quiero seguir probando el pastel, pero así será más divertido- sonrió tomando una pequeña cantidad de betún de uno de los pasteles para dejarla sobre la cara interna de mi muslo.

Su ávida lengua se deslizó hasta mi entrepierna enviando miles de escalofríos por todo mi cuerpo, que solo aumentaron cuando hundió su cabeza entre mis piernas haciéndome gemir.

-Chris...- enredé los dedos en su cabello mientras exploraba mi sexo con su lengua. Podía sentir su sonrisa sobre mi ahora húmeda carne.

No me digas que me amasWhere stories live. Discover now