Capítulo 66.

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Gabriella perdió la conciencia hace mucho, de hecho, tenía cerca de su ceja izquierda una enorme marca. Se sentía confundida y el dolor no la dejaba pensar siquiera.

No estaba en manos de la DEA y tampoco de María, entonces, ¿dónde y con quién estaba? Pronto su visión borrosa, le permitió ver a un hombre en la puerta, terminando de rociar algo en los alrededores de una casa que ella desconocía. Pero conocía al hombre, este trabajaba para María y por el olor era obvio que aquel líquido que el hombre rocío alrededor de toda la casa era nada más y nada menos que gasolina.

—Hola, bella durmiente —dijo el hombre de forma burlona.

Gabriella sentía dolor en sus manos, demasiado fuerte y pronto notó que estaban atadas. Ella miraba en todas las direcciones, pero solo lo hacía con la Esperanza de ver a Lily, pero no la encontró.

—Lily —dijo en un susurro ahogado.

—Probablemente —dijo el hombre acercándose a la mesa—, ella ya esté muerta.

—No —sollozó Gabriella apretando sus puños con fuerza.

Estaba en una mesa enorme que se encontraba dentro de la cocina de esa casa, acostada sobre ella y atada.

—Pero no te preocupes, pronto tú la acompañarás al infierno. De la misma forma —dijo el hombre mirándola fijamente—… quemadas.

No importaba que intentara Gabriella, no podía liberarse y sentía mucha impotencia. Hasta el momento en el que sus manos finalmente se rindieron, la sensación de haberle fallado a Lily la hizo llorar como nunca lo había hecho en toda su vida.

Sintió el calor aumentar gradualmente, pronto el humo llegaría a cada rincón de la casa y esto ya estaba empezando a afectarla para respirar.

Pero, ella no estaba lista para rendirse. Sus manos estaban a los bordes de esta mesa, cuando movió su mano izquierda no encontró nada, pero cuando hablamos del lado derecho sintió algo similar a un cajón. Sin embargo, no hay forma de que esto pueda ayudarla a menos que sea muy ingeniosa.

Cuando trato de buscar algo en estos cajones, liberó un grito de dolor al cortarse las manos, pero esto no le molestó porque tal vez encontraría una forma de liberarse. En ese cajón hay un cuchillo, pero las posibilidades de que pueda usarlo de alguna forma para liberarse son muy pocas. Va a terminar lastimándose demasiado al intentar esto.

Tomarlo no era lo difícil, el problema era que estaba en una posición donde el cuchillo podría caérsele y así perdería la única oportunidad que tiene para salir de esa situación, sin mencionar que se estaba quedando sin aire, se sentía débil y además, al intentar cortar las cuerdas podría cortarse las manos.

Sin embargo, aunque lo intentó lo único que logró fue que sus manos terminarán cortadas antes de que el cuchillo callera al suelo.

Ella tenía la esperanza de que Lily aún estuviera con vida, pero no podía hacer nada para salvarla y eso le rompió el corazón. Perdió las esperanzas poco a poco.

Pero, nadie contaba con él.

Gabriella vio el destello del cuchillo sobre la mesa, el gatito se arriesgaría en el fuego porque ella pudiera salir de ahí.

—No te rindas —dijo el pequeño—, hazlo por ella.

Él podía intentar morder las cuerdas y lo hacía desesperadamente, pero no lograba nada con eso a menos que Gabriella ya las hubiese cortado un poco.

Los demás rápidamente recibieron una noticia por parte de quienes abordaban el helicóptero. El humo llamó su atención y aunque no tenían la certeza de encontrar a Gabriella, debían arriesgarse.

Sangre Y Poder 2 (chicaxchica)Where stories live. Discover now