Te pregunto cómo estás
mientras espero que preguntes lo mismo
y quizás así contarte
que me estuviste haciendo falta.
Pero no lo haces,
me respondes marcando la distancia
como si yo no la sintiera en el cuerpo
cada noche que te pienso.
Te deseo lo mejor y dejo que las palabras que no dije
se quemen dentro mío.
Porque entiendo que yo
también merezco la pena.