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Ver dormir a Jacob era algo relajante. Luego, cuando se despertaba, bostezando y tratando de ubicarse, como si no supiera dónde diablos se quedó dormido. Y después esa mirada de comprensión al descubrir dónde estaba.

Jacob me sonrió y se acomodó en el asiento.

―Buenos días ―dijo Jacob mirando hacia mí, pero no a mí. Volteé y vi a Anna, parada detrás de mí, con una gran sonrisa en la cara y mirando a Jacob, mientras sostenía dos vasos de café. El logo decía "Café Viajero".

―Hola ―dijo Jacob con voz ronca. Se aclaró la garganta y luego repitió―: Hola.

―Sí que tienes el sueño pesado ―dijo Anna.

―¿Dónde estamos? ―preguntó Jacob sentándose bien.

―Ten ―le dijo Anna―, te traje un café.

Nuevamente me sentí como el cuadro en la pared.

―Estamos en una gasolinera ―dijo Anna―. Traté de despertarte, pero fue imposible.

Yo la vi remecerlo solo una vez, luego sonrió y salió del bus junto con otros pasajeros. El suspiro que salió de sus labios al ver dormir a Jacob fue tan sonoro que... que... bueno, fue muy fuerte.

―Gracias ―dijo Jacob, dando un sorbo a su café.

―Hello ―dije, alargando la última vocal―. Estoy aquíiiii

―Mmm ―Jacob tragó el café, por su expresión debió estar caliente―. Buenos días ―me dijo.

―Bu...enos ¿días? ―dijo Anna, insegura.

Jacob le dijo que le gustaba saludar dos veces.

Los pasajeros regresaron de a pocos al bus. El viaje pronto retomó su rumbo y Anna y Jacob se pusieron a conversar otra vez.

Anna contaba sobre cómo era la relación que mantenía con su hermano, y cuánto le insistió él en que siguiera lo que le gustaba, no lo que debía, porque de lo contrario, ella estaría estudiando leyes.

Viajar de esta manera, en bus, me recordó claramente los viajes que realizaba con Jacob. Era un hombre trabajador, pero así mismo disfrutaba de las vacaciones. Yo le tenía miedo a los aviones, aunque nunca había viajado en uno ―pero cualquiera que hubiese visto destino final, tal vez pensaría igual que yo―. Así que Jake encontró la solución perfecta viajando en bus. Aunque no le emocionaba mucho la idea al principio, fingió que sí; durante el recorrido, miraba y señalaba por la ventana, como si estuviera emocionado por lo que veía. Quizá solo quería hacerme sentir mejor, ya que yo me sentía fatal de tener que arrastrarlo conmigo gracias a mi miedo. Él nunca dijo nada en contra.

Por las ventanas se filtraba la luz del sol de la tarde. A lo lejos se alcazaba a ver cómo el sol descendía poco a poco. La luz amarilla bañando las nubes que se esparcían por el cielo. La ausencia de enormes edificios y calles del primer mundo a los lados del bus, que indicaban que estábamos en los límites del estado. Todo a juego con un viaje del que yo era parte sin ser mi viaje. Jacob miraba por la ventana, mientras Anna estaba dormida arrimada a su hombro. Sentí ganas de arrancarle el cabello.

―Es tan hermoso ―susurró Jacob.

―¿Qué cosa? ―pregunté―. ¿El pelo de Anna?

Jacob se rio.

―La vista.

―Ah, sí... Es buena.

Jacob volteó hacia mí y levantó una ceja. Vi que estaba por hablar, así que lo corté antes.

―No estoy molesta.

Su sonrisa me hizo saber que atiné a la respuesta.

―Debería tener miedo ―dijo él. No entendí a qué se refería.

Amor O Castigo [AOC #1]Where stories live. Discover now